Alemania - ¿Ha fracasado la integración?
Thilo Sarrazin, un controvertido político alemán, hoy miembro de la presidencia del Banco Federal Alemán, volvió a cosechar la indignación de muchos y la aprobación de otros con sus declaraciones en una reciente entrevista. Refiriéndose a los habitantes de ascendencia árabe y turca de Berlín, Sarrazin dijo: “No tengo por que reconocer a nadie que viva del Estado mientras rechaza el Estado, y no se ocupa como debería de la educación de sus hijos mientras que sigue produciendo constantemente nuevas musulmanitas reprimidas”.
Las palabras de Sarrazin han vuelto a remover el debate sobre cuestiones que siguen sin tener respuesta para los alemanes, por ejemplo: ¿Por qué algunos grupos étnicos se integran bien en la sociedad alemana, mientras otros no lo consiguen?
Alemania no tiene problemas en sus relaciones con los extranjeros en general. Pero tiene notorias dificultades con una parte del mayor grupo de inmigrantes; los turcos. Una parte de ellos rechaza la integración.
La integración es uno de los problemas más urgentes de la sociedad alemana, pero se evita a menudo discutirlo, como un tabú. Y quien expresa su opinión de manera brutal sólo despierta la indignación pública. Para la sociedad alemana el trato con las crecientes subculturas extranjeras es un problema con muchos interrogantes. La pregunta fundamental: ¿Se puede exigir de los ciudadanos de ascendencia extranjera que se integren en la sociedad alemana o representa eso una violación de su libertad?
El ministro del Interior, Schäuble, instituyó ya en 2006 una Conferencia Islámica Permanenente, como medio de díalogo entre el gobierno alemán y los musulmanes radicados en el país. Un díalogo necesario, pues Alemania nunca había pensado sobre sí misma como un país de inmigración.