Biogás de la basura
En urbes latinoamericanas apenas se está experimentando. Una idea germano-surafricana podría ser aplicable en América Latina.
Entre más se desarrolle un país, más conciencia toma del medio ambiente. Esta ha sido la experiencia con la introducción de medidas ambientales en todo el mundo. Aunque África del Sur, aún no tiene sistema nacional de reciclaje de basuras, a los científicos les interesa la utilización de los depósitos de basuras en Johannesburgo para aprovechar el gas metano generado por la combinación y desintegración de éstas.
Los investigadores no quieren quemar simplemente el gas, sino convertirlo en una fuente alternativa de energía, más amiga del medio ambiente y más barata. Un proyecto piloto busca distribuir biogás desde el mismo depósito de basuras. Jeffrey, un taxista de Johannesburgo, es uno de los beneficiados:
"Antes gastaba unos 240 euros semanales en combustible. Con el uso del biogás ahorro ahora 80 euros. Ahora que transformé mi auto en un vehículo más limpio, me doy cuenta de que la gasolina es muy cara”.
Jeffrey recibe energía verde en un vertedero de basura, gracias a "EnerKey", un proyecto germano-surafricano "Waste-to-Fuel", que ha desarrollado tecnología para convertir, literalmente, basura en gasolina, o más exactamente, en biogás.
Eddie Cooke, técnico de la empresa Novo Energy, dirige las investigaciones realizadas por varios institutos alemanes en cooperación con la Universidad de Johannesburgo.
“El metano es una excelente alternativa porque su combustión genera menos emisiones que la gasolina. Además, es más económico, porque es producido en el mismo lugar que se consume.”
El hecho de que en Sudáfrica se hayan mezclado y depositado los residuos orgánicos durante décadas favorece ahora su utilización en la explotación de biogás. Los vertederos de basuras pueden producir gas hasta unos 20 años después de haber sido cerrados. Las bacterias en descomposición producen gás metano, dióxido de carbono, hidrógeno y sulfuro de hidrógeno. Un cóctel de gases que es sometido a un proceso de limpieza que al final es convertido en combustible.
“Después de la limpieza, el gas es comprimido. Luego se seca y se le eleva, gradualmente, el contenido de metano, en la primera cámara de un 55 a un 75%. El proceso termina con un contenido de biogás de hasta el 95 por ciento”.
El biogás solo es utilizable en automotores si su contenido de metano es de un mínimo del 87 por ciento. Un límite que el equipo germano-surafricano sobrepasa con creces. Un éxito realizable en otras partes de África… y América Latina.
Autor: Richard Fuchs / José Ospina-Valencia
Editor: Diego Zúñiga