Fabricando piel humana
Producir piel humana como en una cadena de montaje ya no es una loca idea salida de una película de ciencia ficción. Desde abril de este año en el Instituto Fraunhofer de Stuttgart se cultivan trozos de piel a partir de células cutáneas humanas. Este proyecto fue iniciado por Heike Walles, bióloga y jefa de la sección para sistemas celulares en ese instituto.
Según pronostica la científica, "a largo plazo podríamos llegar a reemplazar los experimentos toxicológicos en animales." Pero su meta no es únicamente la protección de los animales, sino "poder obtener una mayor certeza sobre las reacciones del organismo humano ante un medicamento nuevo.”
De Hannover a Stuttgart
Luego de terminar sus estudios, Walles investigó en la Universidad de Hannover en el área de Ingeniería de Tejidos vivos. Allí se dedicó al cultivo de tejido de células vivas, sobre todo para la medicina de transplantación. Trabajó en la producción de una tráquea y de ventrículos venosos partiendo de células propias de cada paciente. Sin embargo, la bióloga alemana constató que los procedimientos utilizados hasta aquel momento en la ingeniería de tejidos eran engorrosos, el producto final demasiado caro y las cantidades producidas insuficientes.
Es así que Heike Walles reunió a un equipo de ingenieros y científicos en el Instituto Fraunhofer en Stuttgart, con el cual logró producir piel humana. La experta recuerda aquel como "uno de los momentos más hermosos" en su vida como investigadora. "Ver que la máquina empieza a marchar y que realmente puede producir algo. También para mí fue algo muy impresionante. ¡Poder mostrar por primera vez que funciona!”
Piel "a rolete"
El aparato primero aísla las células a partir de una prueba de tejido, luego vigila su reproducción en incubadoras y finalmente construye preparados de piel. Para ello combina las células con un material de soporte y conduce su proceso de maduración. Todo el procedimiento demora tres semanas. Mensualmente se pueden obtener así alrededor de 5.000 trozos de piel del tamaño de una estampilla. Por primera vez en el mundo, en serie y de manera completamente automatizada. La próxima meta de Walles es lograr la comerciabilidad del aparato, para que la mayor cantidad de afectados se pueda beneficiar de él.
Walles sueña con que "en algún momento en las clínicas cutáneas se encuentren estas máquinas, produciendo injertos". Esto podría ser realidad ya dentro de cinco años, opina la científica y añade "trabajamos también en el desarrollo de injertos alimentados con vasos sanguíneos. Yo quisiera poder mostrar que se trata de una tecnología de plataforma, capaz de producir los más diversos trasplantes”.
Infancia inspiradora
Heike Walles, que se encuentra ante un logro fundamental para la medicina, desde pequeña se interesó por la biología y se destacó por su tenacidad. La científica alemana, que se crió en un pueblito y pasó gran parte de su infancia jugando en el bosque, recuerda particularmente una anécdota: "Una tarde me puse a juntar caracoles, porque me interesaba saber cómo se reproducían. Claro que mis padres me prohibieron entrar la caja de zapatos con caracoles a la casa. Pero yo igual logré llevármela a escondidas a mi habitación. Esa noche pasé mucho rato observando a los caracoles, hasta que me dormí. Al día siguiente mi cuarto estaba cubierto de babas de caracol y mi madre, ‘encantada’.”
Heike Walles estudió biología y se doctoró en el Instituto Max Planck de Bioquímica, en Martinsried. Y, si bien es una apasionada de la ciencia, en algún momento dudó en dedicarse a ella y pensó en trabajar como carpintera. La decodificación del comportamiento de moléculas y proteínas y el análisis de procesos dentro de las células, le resultaba demasiado teórico.
“Para mi la pregunta siempre fue: ¿De qué le sirve al paciente que yo haya descubierto esto? Cuando yo adquiero un conocimiento estoy aún muy lejos de su aplicación directa en el paciente. Y es ahí justamente donde yo veo mi función: Yo comprendo a los investigadores de base y puedo entonces, junto con los médicos, encontrar una aplicación para este conocimiento.”
Luchando contra el cáncer
Heike Walles investiga también sobre la aparición de tumores y metástasis. A esos efectos cultiva tejido cutáneo tumoroso dotado de vasos sanguíneos. Cuando trabaja con un tumor que empieza a metastasear, la investigadora coloca tejido hepático o tejido óseo detrás de la piel tumorosa y analiza cómo se depositan las metástasis en el hígado o en los huesos.
Además de su trabajo científico, Walles actúa como perita de la Fundación Alemana de Investigación, es miembro del Consejo Alemán de Ética, tiene dos hijos adultos y es una apasionada ciclista y navegante. No obstante sus múltiples actividades y sus logros profesionales, la científica sigue con los pies en la tierra y tiene muy claro por qué y para qué investiga:
“En mi opinión despilfarramos el dinero de los contribuyentes. Los proyectos que son patrocinados deberían servirles también de algo a los ciudadanos que pagaron esos impuestos. No puede ser que investiguemos sólo por el placer de hacerlo.”
Autora: Lydia Heller / Valeria Risi
Editor: Pablo Kummetz