Petróleo 2.0: las arenas bituminosas
Las arenas bituminosas también son conocidas como arenas de petróleo, arenas de alquitrán o, como en Venezuela, “petróleo crudo extra pesado”. Se componen de una mezcla de arena y otras sustancias como el alquitrán u otros residuos de antiguos brotes de petróleo.
Sin procesar, las arenas bituminosas prácticamente carecen de uso. En cambio, una vez procesadas pueden convertirse en una especie de petróleo sintético que en parte ya es utilizado para cubrir las necesidades de hidrocarburo en el mundo. Los mayores yacimientos de arenas bituminosas se encuentran en Canadá, pero también hay grandes mantos en Venezuela, Estados Unidos, Rusia o Madagascar. Canadá es también el mayor país exportador de crudo extra pesado del mundo.
Peligros en el procesamiento
La producción de petróleo sintético a partir de arenas bituminosas requiere dos fases básicas: la extracción y el procesamiento a base de gas natural. Dicha forma de explotación ha sido criticada por activistas a favor del medio ambiente. Se dice, por un lado, que la extracción consume grandes cantidades de energía y agua. Por otra parte, durante este proceso se producen sustancias altamente tóxicas como las dioxinas.
En España, el movimiento Ecologistas en Acción denunció la llegada a Europa del primer gran cargamento de arenas bituminosas. La organización señala que “estas arenas provocan graves daños ambientales durante su extracción y traslado y se convierten después en combustibles que emiten un 23 por ciento más de gases de efecto invernadero que los carburantes convencionales”.
Por otra parte, en México se anunció recientemente una inversión de 150 millones de dólares en un instituto destinado a mejorar los procesos de exploración y explotación de crudo extra pesado, tanto en lo ambiental como en lo industrial.
Petróleo, economía y política
Pero no todas las consideraciones son de orden ambiental. Para Canadá y Venezuela, e incluso para Estados Unidos, la exploración y explotación de arenas bituminosas es de importancia estratégica. Según el medio especializado Oil and Gas Journal, las reservas petrolíferas de Canadá son estimadas en 175.000 millones de barriles, de los cuales el 97 por ciento correspondería al petróleo extra pesado.
En otras palabras, para Canadá la explotación de arenas bituminosas representa la diferencia entre ubicarse como el tercer país con las mayores reservas petrolíferas, solo detrás de Arabia Saudí y Venezuela, o no figurar en la lista.
Venezuela ha invertido grandes recursos en la explotación de petróleo extra pesado en la Franja Petrolífera del Orinoco, calificada por el gobierno bolivariano como “el motor mas grande para el desarrollo económico del país”.
Para Estados Unidos, en la mesa está el proyecto del oleoducto Keystone XL, promovido por TransCanada y el cual es calificado por la misma empresa como “crucial para la seguridad energética de Estados Unidos, así como para fortalecer la economía estadounidense.”
Organizaciones ambientalistas como Friends of the Earth se oponen al proyecto. Si este prospera, dicen, traerá consigo polución y desperdicio de agua, deforestación, desplazamiento de pueblos originarios, y fugas de crudo altamente contaminante, entre otros efectos.