Reciclaje de material aislante
Para que no se pierda tanta energía al calentar una vivienda, los constructores utilizan materiales aislantes fabricados a base de fibra de vidrio o de la llamada “lana de roca.” Pero cuando llega el momento de renovar los edificios o de sustituir las losas de fibra, se pueden liberar sustancias cancerígenas. Es por ello que dichas losas son consideradas peligrosas, y deben ser almacenadas en depósitos especiales. Luego son incineradas mediante procesos complejos y costosos.
Una empresa de Hesse, en Alemania, desarrolló un método para procesar los materiales aislantes usados y convertirlos en losas aislantes mejoradas. El responsable de todo ello es Edwin Fritsch, autor del novedoso procedimiento de reciclaje.
“Mire usted. Se ve como tierra, pero cuando lo aprieto,el material permanece comprimido. Esto se debe a la capacidad adherente del material, así como a la humedad”, dice.
Una máquina escupe sin pausa grumos que parecen suciedad. En realidad son una mezcla de materiales que aíslan el calor, con sustancias utilizadas en la fabricación de ladrillos, granulados y losas.
“Ganamos un campeonato entre fundadores de nuevas empresas, y tenemos un reconocimiento del sector de innovación en Limburg-Waldburg. Estamos orgullosos de poseer 14 patentes a nivel europeo”, agrega Fritsch.
En Alemania están vigentes desde hace tiempo nuevos ordenamientos en materia de protección térmica. Desde entonces se ha incrementado la cantidad de antiguos materiales de construcción que deben ser reemplazados y que vale la pena reciclar. Al mismo tiempo, es enorme la demanda de nuevos materiales aislantes. Por eso es que Woolrec, la empresa de Edwin Fritsch, se encuentra en plena expansión, como dice él mismo:
“Por un lado tenemos materiales como la roca. Ésta es incinerada a muy altas temperaturas. Luego se le añade nuestro producto, llamado Woolit, con el cual adquiere características nuevas. El granulado se puede usar también en el ajardinamiento de los tejados, pues retiene muy bien el agua. Además, funciona de maravilla como sellador en el mantenimiento de las calles. Tiene muchas aplicaciones.”
Cuando Fritsch piensa en los comienzos de su empresa, fundada en 2004, un escalofrío le recorre la espalda. Su historia de éxito comenzó con una cantidad enorme de cascajo a base de fibras de vidrio y lana de roca dejados por inquilinos que no encontraron cómo reciclarlo.
“Intentaron hacerlo, pero no pasaron de los primeros pasos. Me dejaron almacenes llenos de basura en materiales de construcción, y sin quererlo me dieron la oportunidad de crear el Woolit”, recuerda.
Para evitar pagos por 200.000 euros por el reciclaje del material abandonado, Fritsch hizo algunos experimentos con la fibra de vidrio. Al obtener resultados positivos, de inmediato tramitó las patentes. Con ayuda de la Universidad de Gießen, prosiguió el desarrollo del producto.
A 850 grados centígrados, la fibra arde hasta tornarse una masa resistente e inocua. Actualmente, la empresa procesa hasta 150.000 toneladas de material usado al año. Pero incluso los procedimientos de distribución son hechos de manera ecológica. Para ello, la empresa desarrolló un compresor especial de material aislante. David Kreth, director de proyectos de la firma, asevera:
“Este material tiene poco peso y mucho volumen. Por eso usamos el compresor, a fin de que pueda ser transportado mejor.”
Woolrec es la única empresa en el mundo que trabaja en el reciclaje de fibra de vidrio y lana de roca para la construcción. Actuamente emplea a 20 personas en la localidad de Braunfels-Tiefenbach y ya se planea la construcción de cuatro plantas procesadoras en otros puntos de Alemania.
Autor: Peter Kolakowski/Enrique López
Editora: Emilia Rojas-Sasse