50 años de jugar con la memoria
11 de febrero de 2009Memory, el juego de memoria de la casa Ravensburger, cumple 50 años. Se calcula que un 91 por ciento de la población alemana conoce y ha jugado este simple juego de pares de cartas, que en desorden y volteadas esperan hasta que el jugador encuentre –y recuerde dónde había visto- su pareja.
Los primeros 8000 juegos, una cantidad fenomenal para la época, se vendieron en 1959 en un santiamén. Justamente en la Feria del Juguete de Núremberg fue presentado. Desde ahí, la empresa emplazada cerca del idílico lago Constanza ha logrado aumentar hasta 85 millones la cantidad de ejemplares vendidos. Sus fabricantes opinan que el éxito de Memory es que es sencillamente genial. Quien encuentre la mayor cantidad de pares, gana.
Un juego para los nietos
El suizo Heinrich Hurter ideó el juego para llevárselos a sus nietos en Londres; se trataba de cuadrados de cartón decorados con dibujos recortados de revistas. El hijo de Hurter, agregado militar en Londres, fascinado por el juego, lo ofreció a la editorial Otto Maier, como se llamaba Ravensburger en ese entonces. Cuando salió a la venta costaba 4 marcos con 80. Entretanto, la exitosa empresa conocida por sus rompecabezas y sus juegos de mesa ha sacado unas 250 versiones del Memory y en diferentes niveles de dificultad. De 12 hasta 72 pares, de cachorros hasta pinturas famosas. La edición de aniversario se compone de parejas desiguales: un teléfono actual y uno de hace medio siglo, por ejemplo.
¡No hay que frustrarse!
Es muy fácil de jugar, sí, pero su éxito tiene otro componente: los mejores jugadores son los niños. De "lucha generacional" habla Ravensburger, pues son los más jóvenes los que a menudo ganan. Y es que las neuronas de los niños están mucho mejor conectadas que las de los adultos y pueden percibir cada detalle. Y recordarlo. Con el pasar de los años esta capacidad cede paso a la formación de categorías y a perder en el Memory ante los más jóvenes. “Es deprimente”, asevera un jugador adulto, “antes yo era bastante bueno jugando esto”. No hay que frustrarse, aunque a los niños les resulte más fácil, es la práctica la que hace al maestro.
En todo caso, practicar se aconseja pues en la ciudad medieval que da nombre a la empresa se organiza en el mes de septiembre -para festejar el medio siglo del jueguito- un gran torneo. Y aunque se haya superado el límite de edad (14 años) ejercitar un poco jugando no hace mal a ninguna edad y a ninguna memoria.