6 de junio: ¿Un día de furia o de reflexión para México?
1 de junio de 2021Faltan pocos días para que se lleven a cabo en México los comicios para renovar la Cámara de Diputados federal, 15 gubernaturas, decenas de congresos locales y cientos de alcaldías. El ambiente es tenso como la cuerda de un violín. Durante todo el proceso electoral los millones de electores han sido víctimas de un clima violento, ofensivo y polarizado que ha generado la sensación de estar en un campo de guerra, no en una elección. Como si los ciudadanos tuvieran que ser soldados y enrolarse en las filas de un ejército u otro, y no electores cuyo voto razonado fortalezca a su país.
Los responsables del chantaje son dos principales polos que se disputan el poder: uno conformado por el Presidente Andrés Manuel López Obrador y el antinatural bloque de Morena-PT-PVEM denominado "Juntos hacemos historia”, que abandera candidatos a diputados federales y otros puestos de elección. El otro polo esta integrado por el también aberrante bloque PRI-PAN-PRD denominado "Va por México” que abanderan igualmente candidatos a diputados federales y a otros cargos.
Presión de grupos criminales
Agazapados detrás de la disputa entre los dos bloques están los carteles de la droga y otras variantes de delincuencia organizada que también presionan a los electores. Han contaminado los comicios con sus alfiles y su violencia. Hasta ahora han sido asesinados al menos 34 candidatos y decenas han sufrido atentados o han sido amenazados obligándolos a suspender sus actos de campaña, convirtiendo esta elección en una de las más sangrientas de los últimos años.
La disputa entre los dos polos partidistas beneficia a los grupos criminales porque los hace invisibles. Irónicamente nadie los apunta como los principales enemigos a vencer. Sin conflictos ideológicos ni filiación política, pragmáticamente están con uno u otro partido, dependiendo del territorio que quieran controlar. Los dos bloques políticos manipulan el voto de los ciudadanos a través de dádivas, o la promesa de éstas; así como el bombardeo de mensajes insidiosos e intimidatorios. Ambos instigan a un voto visceral, porque entre menos reflexiva sea la sociedad es más fácil de controlar.
"Voto útil", un falso dilema
Estos mensajes han sido difundidos principalmente por actores políticos, comunicadores, académicos, empresarios o intelectuales que abiertamente se asumen como soldados de uno u otro ejército. En redes sociales manipuladas y espontáneas; así como en medios de comunicación formales y alternativos. La intención es imponerle al elector el falso dilema de lo que comúnmente se concibe como "el voto útil”, ahora llamado con el eufemismo "voto estratégico”.
Cada uno de los polos no solo piden el "voto útil” para sí mismos, sino lo exigen; y amenazan con una catástrofe si ese llamado "voto útil” no les beneficia. La falsa premisa es que son diferentes. La propaganda difundida por los dos polos ha generado al elector la falsa idea de que AMLO, su partido y aliados, por un lado; y el de la alianza PRI-PAN-PRD, por el otro, son diametralmente opuestos y sustantivamente diferentes.
División desde Palacio Nacional
Peor aún, los discursos de AMLO y de los dos grandes polos partidistas han generado en la sociedad la peligrosa idea de que la elección del 6 de julio es una confrontación de clases sociales. Quieren hacer creer que dependiendo del grupo que gane, el estrato económico más alto o el más bajo será directamente perjudicado o beneficiado. Así clasificó y dividió al país el propio Presidente desde el inicio de su mandato, como si unos merecieran tener un gobierno y los otros no. Como si hubiera dos países y no una sola nación.
Gracias a este discurso sectario los dos polos quieren presentar a estos comicios como una especie de ‘guerra de secesión' en la que, por fuerza, dependiendo de quién gane, el otro no tiene cabida.
La estridencia y la confrontación crean tanto ruido, tanta distracción, que dificultan al elector ver las cosas con objetividad. La realidad es que en la práctica, de acuerdo a datos duros, verificables y palpables sobre los principales indicadores del país: economía, seguridad pública, corrupción, justicia, educación, servicios de salud, y desarrollo humano, durante los últimos 20 años de alternancia partidista a nivel federal entre el PRI, PAN, y Morena, aunque sus discursos son distintos en el modo de gobernar y los resultados no ha habido entre sus gobiernos una notable diferencia.
PRI, PAN y Morena: los mismos vicios
Desde Vicente Fox (PAN), Felipe Calderón (PAN), Enrique Peña Nieto (PRI) y ahora AMLO (MORENA), todos han gobernado con más similitudes que diferencias, y sus partidos políticos repiten los mismos vicios. Han tenido la misma ambición de concentrar el poder de manera totalitaria, la misma intolerancia a las críticas, no les gusta la transparencia ni la rendición de cuentas. Protegen a los suyos y atacan a los opositores. Hablan de los recursos públicos y los gastan, como si fuera su chequera personal y no dinero de la sociedad. Y les es más fácil estrechar las manos de los criminales que de las víctimas.
Durante estos veinte años, desde el año 2000 que el PRI perdió por primera vez una elección presidencial luego de una perversa hegemonía de más de 70 años, pese la alternancia en el gobierno, la inseguridad pública, el dominio territorial de los carteles de la droga, la corrupción, la impunidad, los acuerdos en lo oscuro, el abuso de autoridad de las instituciones responsables de la seguridad pública, siguen siendo una constante.
AMLO siembra odio y confrontación
¿Por qué si en el discurso los dos polos principales que se disputan el poder el próximo 6 de julio se dicen tan diferentes, en sus prácticas y resultados se parecen tanto? Porque esos dos grandes polos, así como los partidos políticos minoritarios y satelitales, han sido engendrados por el mismo sistema. Un sistema perverso que se disfraza de uno u otro color, de una u otra supuesta ideología, para clonarse con pocas variantes y mantenerse prácticamente intacto con los mismos vicios, como un virus. Sinvergüenzas.
Del ambiente actual hay un principal responsable: Andrés Manuel López Obrador. Durante sus tres años de gobierno ha sembrado y cultivado la semilla del odio y la confrontación de clases sociales. Ahora él mismo cosecha sus frutos envenenados. Su cargo de Presidente no está en juego en la boleta electoral, pero él ya es de antemano uno de los principales perdedores de las elecciones del 6 de junio. No importa el resultado, ni siquiera si la alianza "Juntos haremos historia” logra más votos, más gubernaturas, más diputaciones, que todo apunta a que no lo hará.
Tenía la oportunidad de ser un estadista, un hombre que hiciera historia, no con un eslogan de campaña, sino en los hechos. Perdió esa oportunidad. Si habitualmente luego de las elecciones intermedias el Presidente en turno comienza su declive, el de AMLO será más veloz porque la división y la insidia llegó a su propio partido. Su desgaste político ha sido mayúsculo, más aún si se suma todos los errores de su gobierno y su indiferencia en los hechos con las víctimas y los más vulnerables.
Calderón, sin autoridad moral
Qué tan peligroso es el clima generado por AMLO que ha permitido que personajes sin vergüenza como el expresidente Felipe Calderón se envalentonen para dictar consejos al electorado como si tuviera alguna calidad moral. "En las próximas elecciones del seis de junio se decide entre la democracia y la dictadura”, dijo Calderón hace unos días. ¿En serio hemos llegado hasta este nivel? ¿De verdad piensa Calderón que tiene alguna autoridad moral para hablar de dictaduras, cuando él permitió que durante su sexenio imperara la dictadura del narco, cuando su gobierno se puso al servicio del Cartel de Sinaloa a través del Secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, su hombre de mayor confianza?
¿Es tal el odio generado por AMLO que los ciudadanos van a olvidar que Calderón fue señalado en la Corte de Distrito Este de Nueva York por haber recibido millonarios sobornos del Cartel de Sinaloa? Cuando el elector vote ¿va a olvidar las décadas de corrupción del PRI? ¿Van a olvidar que fueron ellos quienes sentaron las bases del narco-estado?
¿O es tal el odio a Calderón y ese bloque que los ciudadanos no van a ver que el gobierno de AMLO ha dejado crecer al crimen organizado, y que el Cartel de Sinaloa y otros patrocinan también a algunos de sus candidatos? ¿Van a olvidar cuando mandó al carajo la catástrofe de la Línea 12?, ¿Van a olvidar cuando él mismo intercedió para que la secretaria de Seguridad Pública Federal recibiera con alfombra roja al mafioso rumano Florian Tudor, pero mandó colocar barreras de metal para ignorar a las víctimas de feminicidio y desaparición?
Ni furia ni revancha
El encono y el ruido generan amnesia y ceguera. Los dos polos que se disputan el poder quieren súbditos y fanáticos. Quieren que el voto sea un cheque en blanco. El verdadero voto útil. Antes de votar los ciudadanos tienen derecho de escuchar su propia voz y no la de los políticos, ni su propaganda, ni las redes sociales manipuladas.
El 6 de junio no puede ser un día de furia y revancha, como quieren los dos polos y los intereses que están detrás de ellos. Debería ser un día de reflexión. Hasta ahora en México los partidos políticos, sus representantes y voceros, nos han hecho asumir su concepto de "voto útil”, el voto que se da sin reflexión, automáticamente, solo para sumar más votos de un lado para que pierdan del otro. Está probado que tal cosa no sirve, no ha dado resultados. Ese concepto de "voto útil” impuesto por el sistema partidista es inútil y estéril.
El fallido sistema mexicano quiere electores desechables, que salgan, voten por ellos, regresen a sus casas y se encierren ahí hasta la próxima elección. Quieren zombis. En realidad, el rol del ciudadano en la jornada electoral apenas es el inicio del largo y fatigoso camino de la democracia. El único voto útil es aquel que el ciudadano da realmente con libertad, sin las amenazas del crimen organizado o los bloques partidistas. El voto que es producto de la reflexión siempre será un voto útil, no importa si es por un candidato u otro. Pero, sobre todo, pienso que el voto útil es aquel que empodera a los ciudadanos y que los responsabiliza del destino de su nación.
México no se acaba el 6 de junio
El verdadero voto útil es aquel que hace que los ciudadanos supervisen a sus representantes populares y gobernantes electos y les exijan rendición de cuentas, hayan votado por ellos o no. El único voto útil es aquel que sirve para vigilar al poder, el que nos hace individuos con voz, no números, no papeletas en una urna, no siervos. El voto útil es el que nos despierta del largo letargo y nos legitima para exigir resultados concretos, cambios verdaderos y duraderos. Los bloques polarizados que nos hacen creer que todo termina el 6 de junio mienten.
El 6 de junio debería ser el comienzo para pasar de ser espectadores de esta confrontación estéril, y convertirnos en actores y factores de cambio que hagan que independientemente el bloque o partido que gane, México esté en manos de los ciudadanos.
México no es de AMLO, no es de los partidos políticos, no es de los carteles de la droga. A esos que el 6 de junio se disputan en México el poder a toda costa, disfrazados de oponentes pero que en los hechos son prácticamente la misma cosa, los electores deberían advertirles durante y después de la jornada electoral, parafraseando el grito de los "indignados” en la España de 2011: Si no nos dejan vivir con justicia, paz y equidad, ya no los dejaremos mentir, no los dejaremos dormir.