México cumple 200 presa de la violencia
13 de septiembre de 2010Sergio Villarreal, quien de ser miembro de la policía mexicana se convirtió en la figura principal del cartel de la droga de los hermanos Beltrán Leyva, fue capturado este domingo (12.9.2010) en la ciudad de Puebla, cerca de Ciudad de México. El Gobierno de Felipe Calderón, quien ha cumplido su promesa de combatir a los narcotraficantes con mano firme desde que ganó los comicios presidenciales de 2006, había ofrecido una recompensa de hasta 30 millones de pesos por informaciones que ayudaran a las fuerzas de seguridad del Estado a ponerle el guante a Villarreal.
Pero su captura no tuvo la espectacularidad que rodeó a la de Edgar “La Barbie” Valdez, acaecida en agosto –los medios enfatizan que Sergio “El Grande” no opuso resistencia alguna–, ni ha creado la impresión de que la táctica gubernamental actual esté reduciendo los índices de violencia asociados al tráfico de drogas. En su análisis La lucha de México contra la droga se agrava, publicado en los primeros días de septiembre, el Dr. Günther Maihold, subdirector del Instituto Alemán para Política Internacional y de Seguridad (SWP) de Berlín, comenta que la sociedad mexicana empieza a poner en duda el paradigma de Calderón.
México, ¿estado fallido?
“La incertidumbre crece en torno a la efectividad de la misión militar en contra de la mafia de la droga y los políticos más prominentes del país exigen que el Gobierno cambie de estrategia”, escribe Maihold. “Al mismo tiempo, la Guardia Nacional de Estados Unidos ha comenzado a apostar 1.200 hombres en la frontera común y se oye decir cada vez más que México está por convertirse en un ‘estado fallido’ sin que se consiga una alternativa que contraste con la manera en que se ha luchado contra las bandas de la droga hasta ahora”, sigue, agregando que hasta las lecciones que México supuestamente aprendió de las experiencias de Colombia son motivo de controversia en el país norteamericano.
Se dice que México ha asimilado medidas para contener los actos de violencia y maneras de revitalizar el aparato estatal de seguridad, pero no todos los mexicanos lo creen. Y, en todo caso, los objetivos y recursos de las “guerras contra la droga” llevadas a cabo en uno y otro país difieren enormemente entre sí. ¿Está México en un callejón sin salida, justo cuando conmemora el bicentenario de la declaración de su independencia? Deustche Welle conversó con el Dr. Karl-Dieter Hoffmann, politólogo del Instituto Central de Estudios Latinoamericanos de la Universidad Católica de Eichstätt, en Baviera, sobre el más serio de los problemas nacionales.
Deutsche Welle: En México se tiene la impresión de que el país se ha vuelto más peligroso que nunca. 28.000 personas han perdido la vida en el marco de la guerra que el presidente mexicano Felipe Calderón le declaró a los narcotraficantes. ¿Ha fracasado la lucha contra el narcotráfico y la violencia que éste genera?
Dr. Karl-Dieter Hoffmann: Así parece ser. En todo caso, Calderón imaginó que su estrategia arrojaría resultados muy distintos. La violencia se ha intensificado considerablemente y hay muchas más provincias afectadas por el narcotráfico que antes. ¿Hay una solución militar para el problema de la droga? No. En la mayoría de los países esa es una labor de la policía. En México se le ha enfrentado con el ejército porque la policía no está suficientemente apertrechada para hacerle frente a los carteles de la droga; de hecho, ahora la policía se defiende con armas militares y un arsenal de guerra. Esa es la razón por la que Calderón ha echado mano del ejército y no solamente debido a los casos de corrupción que se han presentado en la institución policial.
¿Por qué son tan contundentes los ataques de los carteles de la droga?
Ellos atacan y se repliegan como si fueran frentes guerrilleros, y controlan zonas del país en donde pueden montar campamentos militares hasta que éstos sean descubiertos, lo cual ocurre con relativa frecuencia. Ellos tienen el ‘efecto sorpresa’ a su favor y los militares, con sus patrullas y sus controles de calle, no pueden hacer mucho contra eso. Tener armas potentes no es suficiente.
¿Ve usted alguna manera de ponerle coto a los carteles de la droga?
Por ahora sólo se cuenta con una oferta de malas opciones y en México se discute sobre la posibilidad de regresar a las estrategias vigentes en el año 2000; una de ellas es la de que el Gobierno tolere los negocios ilícitos de las bandas criminales, que éstos se comprometan a ejercer tan poca violencia como sea posible y, sobre todo, que ambos se esfuercen en no combatirse mutuamente. Pero, a decir verdad, ya no se puede regresar a ese estado de cosas porque los carteles más grandes están activos en buena parte del territorio y ellos no se van a replegar.
¿No hay ninguna salida posible aparte de ese pacto?
No lo creo. Bueno, hay otra posibilidad, pero ella es aún más improbable: la legalización de las drogas en México. Hay voces a favor de ello, incluyendo la de Vicente Fox, quien fue presidente de México entre 2000 y 2006.
¿Tiene eso sentido? ¿Es esa una propuesta realista?
La discusión en torno a las argumentaciones de Fox terminaron infelizmente porque cuando él hablaba de legalizar la droga pensaba únicamente en la marihuana; pero las ganancias más grandes de los carteles son obtenidas mediante el tráfico de heroína y cocaína, y casi nadie está a favor de que se legalicen estas drogas duras.
¿Qué debería hacer Estados Unidos para apoyar a Calderón en su lucha contra la droga?
Seguir procurando que la demanda en su territorio disminuya; eso lo intentan desde hace años, pero sin éxito. Lo más fácil sería controlar el mercado de las armas, porque buena parte de las armas que causan las muertes de miles de mexicanos provienen de Estados Unidos, en donde es fácil adquirir legalmente un arma de fuego, incluyendo armamento pesado, de guerra, debido a la laxitud de las leyes que controlan el porte de armas.
Autor: Günther Birkenstock / Evan Romero-Castillo
Editora: Claudia Herrera Pahl