A los gordos los tienen por tontos

“Un niño gordo es más tonto, más ocioso, menos simpático”. Con este estereotipo se ha enfrentado un grupo de investigadores de la Universidad de Tubinga. DW-WORLD conversó al respecto Ansgar Thiel, sociólogo especializado en deportes, quien dirigió la investigación.

Los resultados del estudio “Estigmatización de niños y adolescentes adiposos” aún no se han publicado. Sin embargo, los datos están listos y a pesar de que no ser representativo para toda Alemania, es digno de consideración. Niños entre los 10 y los 15 años fueron encuestados, la mitad provenientes de un Gymnasium – tipo de plantel eductivo a donde acuden los mejores estudiantes- y la otra mitad de una Hauptschule, escuelas para niños no demasiado brillantes y por lo general de extracción baja. Los resultados de ambas coinciden. En total, 230 niñas y 224 niños participaron en el estudio.

¿Cómo lo hicieron?

Debido a que “los niños son difíciles de encuestar”, asevera Thiel, su equipo se esmeró en la simpleza. Seis fotos les mostraron: dos de niños –varón y mujer- de peso normal; dos de peso normal en silla de ruedas y dos de adiposos. Estas imágenes debían ser puestas en orden de simpatía. “Con la inteligencia, la ociosidad y el atractivo tuvieron problemas. Entonces sólo les preguntamos cuál les parecía menos inteligente, y cuál es más ocioso”, explica el investigador.

Resultado claro

La respuesta fue clara, el 73,20 por ciento opinó que el menos inteligente era el niño adiposo; el 23,25 por ciento opinó que la niña gorda lo era. Es decir, más de un 94 por ciento de los jovencitos encuestados encuentra que la gordura, sobre todo en un varón, es sinónimo de menor capacidad.

Y, ¿por qué?

Los porqués de esto radican en el campo de lo especulativo. “Estos son estudios acerca de estereotipos; se han hecho estudios similares con adultos, y nosotros queríamos verificarlo con los niños. ¿Los motivos? Pues si se le dice ocioso a un niño adiposo, eso puede estar relacionado con que los niños con sobrepeso, generalmente, no se mueven mucho”, intenta analizar Thiel, haciendo hincapié en que se trata de una investigación para detectar estereotipos, imágenes de una percepción simplificada.

Desde un punto sociológico se podría interpretar que “en una sociedad, en la que se espera que estos niños sean activos, la adiposidad aporta a emitir esos juicios y a la formación de prejuicios.”, aclara Thiel y añade que, por ejemplo, alrededor de 1950 los hombres no tenían problemas con un volumen corporal mayor. Según estudios culturales “en tiempos de carencia, un volumen corporal es símbolo de estatus”.

Es decir, para muchos gordo es sinónimo de menos inteligencia; efectivamente, el prejuicio existe y “se encuentra difundido también entre los menores. En otro tipo de estudio, a largo plazo, podría investigarse si este prejuicio se manifiesta concretamente en el comportamiento de los niños”, puntualiza el sociólogo deportivo.