Abuelas de la Plaza Mayo piden a Scilingo que diga dónde están los desaparecidos.
20 de abril de 2005Adolfo Scilingo, juzgado por la Audiencia Nacional española, fue condenado a 640 años de prisión por un delito contra la humanidad perpetrado durante la dictadura argentina, entre 1976 y 1983, que provocó 30 muertes con alevosía, detención ilegal y torturas. De Carlotto, que intervino hoy en Barcelona en unas jornadas sobre la impunidad en los procesos democráticos, ha expresado su deseo de que Scilingo cumpla la pena impuesta 'en la cárcel, dentro de un calabozo como cualquier reo común'.
La presidenta de Abuelas de la Plaza de Mayo agradeció a la justicia española su colaboración, que permitirá 'que este asesino entre en la cárcel', y destacó que la sentencia condenatoria es un 'ejemplo universal, porque se basa en que los delitos de genocidio afectan a toda la humanidad'. Para de Carlotto, Argentina 'debería observar' la sentencia de la Audiencia Nacional y hacer lo posible para que la Corte 'declare inconstitucionales las leyes de punto final y obediencia debida', que hasta ahora han impedido juzgar a los responsables de la dictadura.
Además, expresó su deseo de que 'entre las cuatro paredes del calabozo, ese asesino que formó parte del aparato represivo de la dictadura tenga un acto de reflexión y confiese lo que sabe, dónde están nuestros nietos'. De Carlotto dijo que es partidaria de que Sclilingo cumpla cadena perpetua en prisión y que no se libre de la cárcel por su edad porque, en su opinión, 'uno no se puede conmover, hay que recordar lo que hizo'.