¿Adiós Edad Media?
5 de enero de 2004Un poco más de dos años después de la caída del régimen integrista islámico de los talibanes, Afganistán cuenta desde el 4 de enero con una Constitución que respeta los derechos humanos, proclama el Estado de derecho y manifiesta vocación de integrar a las minorías étnicas. El periódico Alemán Frankfurter Allgemeine Zeitung cree que la prueba de fuego aún está por superarse: "Afganistán habrá llegado a su meta cuando las diferencias étnicas sean discutidas abiertamente en un foro y no en las trincheras. La comunidad internacional ha invertido mucho en Afganistán. La aprobación de la Constitución es un éxito de su intervención. Pero no en última instancia por los intereses de Afganistán mismo, esta intervención no debería ser indefinida."
Falta de tacto político
El diario suizo Basler Zeitung anota que Afganistán sigue estando profundamente dividido a pesar de los avances logrados en los últimos años: "Afganistán se encuentra dividido por fronteras étnicas. Asesinos y criminales, la única definición correcta de los señores de la guerra, siguen teniendo mano libre en la región. Los musulmanes radicales no se encuentran sólo entre las milicias talibanas, también se encuentran entre aquellos afganos que se dicen demócratas. El presidente de transición afgano, Haimid Karzai, ha sido mal asesorado por Estados Unidos y sólo ha empeorado la situación con su falta de tacto político."
Pastúnes vs. Afganistán
El diario austríaco Salzburger Nachrichten calificó de paso histórico el que las mujeres cuenten desde ahora con derechos en Afganistán: "La igualdad de las mujeres en Afganistán tiene por lo menos en el papel un significado histórico. Por primera vez las mujeres afganas cuentan con el derecho de propiedad. .... Pero a la luz del desarrollo caótico de la Loya Jirga es de dudarse que esta Constitución se convierta en base de un nuevo Afganistán. La división étnica norte-sur, es decir, los pastúnes contra el resto de Afganistán, ha sido cementada."
Superando la Edad Media
El periódico español El País escribe: "Un país cuyo nombre ha sido siempre, sinónimo de ausencia de ley y violencia tribal, ha logrado que su órgano tradicional de mando, la Loya Jirga, acuerde un pacto general de convivencia y legislación que a todos afecta y atañe. ... La aprobación es un triunfo para quienes han luchado por construir un Afganistán que pueda apuntarse al desarrollo y abandone su obcecación por aferrarse a la Edad Media. ... A nadie se le oculta que los problemas siguen siendo los mismos y muy graves. Fuera de Kabul, el nuevo Estado de Afganistán, bajo su presidente, Hamid Karzai, es extremadamente débil cuando no inexistente. ... La Constitución afgana no garantiza nada por sí sola. Pero puede ser una pequeña luz al fondo del túnel interminable de violencia que ha sido la historia de Afganistán."