Llega el “Taka-Taka”
19 de julio de 2014
El “Tiki-Taka” no ha muerto como modelo, pero tras la temprana despedida de España en el Mundial 2014 la idea que dominó el mundo del fútbol en los últimos años perdió vigencia, y su popularidad ha pasado a segundo plano. El protagonismo lo asume ahora Alemania, que toma el turno presentando una alternativa que los aficionados han dado en llamar el “Taka-Taka”.
Cambio de era
Los españoles que ganaron las Eurocopas del 2008 y 2012, y el Mundial 2010, deleitaron a los aficionados con su paciencia para controlar el juego, con la precisión a la hora de entregar el balón, y con su habilidad para hilvanar una sucesión de pases con los cuales defendían la posesión y buscaban el momento oportuno para penetrar las defensas rivales y convertir el gol del triunfo. El “Tiki-Taka” impuso sus condiciones, y gozó de éxito y aceptación.
Durante años, los equipos que enfrentaron este fútbol tuvieron dos opciones: someterse, o encerrarse. No encajar goles, aguantar, y esperar un error para aprovecharlo como oportunidad, parecía ser la única forma de escapar al dominio abrumador del “Tiki-Taka”. Encontrar el antidoto tardó, pero se logró.
Alemania jugó un papel importante en el hallazgo de la solución para frenar el “Tiki-Taka”. La victoria del Bayern en la semifinal de la Champions League 2012/2013 sobre el Barcelona (global de 7-0), y la derrota un año más tarde en la misma competencia, y en la misma instancia, del Bayern a manos del Real Madrid (global 5-0), fueron apenas el aviso de la que sería la debacle de España en su debut en el Mundial, cuando perdió 1-5 ante Holanda.
El “Tiki-Taka”, atado a la identidad futbolísitica de un país, dejó pasar el momento apropiado para evolucionar. Entretanto, los rivales se dieron cuenta que no siempre había que limitarse a defender al descubrir que veloces y ordenados contragolpes rendían frutos.
Llega el “Taka-Taka”
Joachim Löw, con Alemania, no se contentó con buscar el mecanismo para neutralizar el “Tiki-Taka”. Lo suyo fue más ambicioso, y derivó en el “Taka-Taka”, que en su esencia no es otra cosa que una progresión de lo aprendido del fútbol español, pero con el trasfondo productivo de la cultura teutona.
La posesión del balón sigue siendo importante, no en vano en el Mundial Alemania fue una de las selecciones que más la conservó (su media fue de 55 por ciento por juego). También juega un papel clave la precisión en la entrega, algo que en el caso del nuevo campeón del mundo documentan las estadísticas: 4.157 pases a lo largo del torneo, de ellos buenos el 82 por ciento. Brasil dio solo 1.583 pases, para hacerse una idea.
Pero Alemania les dio a todos estos principios y datos una nueva dimensión: la de la utilidad pragmática. El equipo de Löw desea el balón para marchar siempre con él al frente. Allí donde el “Tiki-Taka” recurría a la horizontalidad, el “Taka-Taka” busca la verticalidad. La pelota, desde la perspectiva alemana, se tiene para ir en dirección al arco rival, donde marcó cada 38 minutos uno de cada seis disparos.
Perder la posesión es parte del plan, ello pone en movimiento al rival, y abre espacios. Cuando se asume el riesgo de no tener el balón, se hace de forma intencional, con el respaldo del orden defensivo, de la efectividad de la presión desde el segundo tercio de la cancha, y de formar con una última línea muy adelantada que descansa en un arquero cuyas características le permiten asumir el papel de un líbero moderno.
El ejemplo a seguir
Estos ajustes conviertieron al modelo alemán en una alternativa de mucho mayor velocidad y profundidad que su pendante español, que a veces lucía lento, somnífero e hipnotizante. Además, en el “Taka-Taka” de Joachim Löw es tan importante filtrar la pelota entre las líneas enemigas, como manejar los tiempos de aceleración y desaceleración.
No fue coincidencia que el timonel del campeón del mundo fuera Toni Kroos, un jugador de pases precisos que también posee un gran sentido del ritmo, y un talento único para hacer circular el balón a la velocidad que más le conviene a su equipo.
Otra gran aporte de la Alemania del Mundial 2014 al mundo del fútbol fue la consagración del concepto de flexibilidad. Joachim Löw creó a los “falsos laterales”. Al colocar junta a una defensa compuesta únicamente por centrales, dio cabida a un “falso nueve” en el equipo, y en vez de un doble pivote optó por un mediocentro de control en la transición. Pero el seleccionador alemán no se casó con ningún concepto, ni se amarró a ninguna idea.
De hecho, Alemania exhibió muchos elementos caracterísiticos de entrenadores activos en la Bundesliga: la paciencia del Bayern de Pep Guardiola, la vocación ofensiva del Dortmund de Jürgen Klopp, la circulación del balón del Gladbach de Lucien Favre y el orden del Friburgo de Christian Streich, son algunos ejemplos actuales identificables.
Pero el “Taka-Taka”, el fútbol alemán en el Mundial de Brasil 2014, es un cóctel mezclado por Joachim Löw que tiene el sabor de una cuarta estrella. La receta será copiada, de eso no cabe duda.