En Lima no llueve casi nunca. Con precipitaciones inferiores a un centímetro por año, la capital peruana depende del agua de los glaciares de los Andes. Pero los glaciares se deshielan mientras Lima crece con rapidez. Científicos alemanes participan en la elaboración de nuevos conceptos para un mejor aprovechamiento de los recursos disponibles que permita superar la crisis del agua. Las desigualdades sociales existentes en la gran ciudad suponen un problema especialmente importante. A menudo, los habitantes de los suburbios no tienen acceso a la red de agua potable y se abastecen con la ayuda de camiones cisterna. Este agua no sólo es más cara, sino que también empeora su calidad. En los barrios ricos, en cambio, el agua potable sigue siendo barata, lo que en parte provoca que se malgaste.