Agónica elección: recuento de daños
2 de julio de 2010Le Figaro, de París: "La dificultosa elección del candidato de la CDU para el cargo de presidente federal muestra la debilidad de la canciller en su propio país. Angela Merkel superó el examen, pero no resultó ilesa. Durante mucho tiempo, se la consideró la personalidad política más destacada de Europa. Sin embargo, el debate abierto sobre la crisis en Grecia ha minado su autoridad. La canciller ya no puede recurrir a su desempeño a nivel internacional para mejorar su imagen pública entre los alemanes. Además, debe esforzarse enormemente para mantener el orden en sus propias filas y en las de sus aliados. Merkel necesita más que nunca un repunte sostenido de la economía para asegurar su futuro político antes de las elecciones regionales de inicios de 2011".
Information, de Copenhague: "Tan sólo la negativa del partido Die Linke -La Izquierda- a votar al candidato socialdemócrata Joachim Gauck salvó a la canciller, Angela Merkel, de una completa humillación. Pese a que Christian Wulff acabó imponiéndose, el proceso electoral supuso una seria advertencia para Merkel. Debe ser consciente que la sublevación entre las filas de su propio partido es una posibilidad cada vez menos lejana. (...) La canciller ha hecho de su capacidad de control y de su serenidad sus rasgos distintivos. (...) Pero que Wulff no obtuviera un claro triunfo pese a disponer de una mayoría sólida es una señal evidente del hartazgo de determinados sectores fuertes dentro de la CDU con la manera de dirigir de Merkel, a la expectativa y sin resultados concretos".
Lecturas divergentes
En Alemania, prosigue también el análisis de la elección de Christian Wulff como nuevo presidente federal. Con lecturas radicalmente opuestas entre los diferentes diarios. El conservador Frankfurter Allgemeine Zeitung: "El presidente federal fue elegido y el hecho de que necesitara tres votaciones para imponerse no representa ningún tipo de hipoteca para su mandato. Se trata de una circunstancia que ya experimentaron dos presidentes anteriores -Gustav Heinemann en 1969 y Roman Herzog en 1994-, lo que no supuso obstáculo para su desempeño ni les restó popularidad. En su discurso de agradecimiento, Wulff mencionó tres puntos esenciales de su mandato: la cohesión interna de Alemania, la cuestión de la integración y los retos del futuro, es decir, la responsabilidad sobre las generaciones venideras. Una elección inteligente, sobre todo teniendo en cuenta que el recién elegido presidente ya dejó su impronta en esas cuestiones como primer ministro de la Baja Sajonia".
Por contra, el progresista Süddeutsche Zeitung, de Múnich, valora de esta manera el escenario resultante de la agónica elección de Wulff como presidente federal: "La coalición de gobierno en Alemania sufre una enfermedad de larga duración. No hay prácticamente nada que se consiga de forma rápida en esta nefasta coalición. (...) Quien lo considere normal, será capaz también de sonreír amigablemente tras nueve horas y media de votación en la Asamblea Federal -como la propia canciller- y afirmar que el resultado es 'satisfactorio'. En momentos como esos, Angela Merkel parece que sujetara un picaporte firmemente en la mano mientras una avalancha de barro arrastrara valle abajo el resto de la casa. Esta coalición es incluso peor que el estado de ánimo que vive el país. Es algo que no sucede todos los días".
EV / dpa
Editor: Pablo Kummetz