Alemania abre el camino a la ratificación del Tratado de Lisboa
13 de marzo de 2008Para que el Tratado de Lisboa pueda entrar en vigor en 2009 antes de las próximas elecciones europeas, los 27 Estados de la Unión Europea (UE) tienen que haberlo ratificado. Francia, Malta, Hungría, Eslovenia y Rumania lo han hecho ya, Alemania abrió hoy en el Bundestag, el Parlamento Alemán, el camino que llevará a los cambios constitucionales necesarios para ratificarlo.
La obra maestra de la canciller
Debido a que la Constitución Europea se hallaba atascada después de su fracaso en los referéndums de Francia y Holanda, la canciller Merkel se propuso para su semestre de presidencia europea, en 2007, lograr un acuerdo que conservara la esencia de esa carta magna, y que incluyera o excluyera las partes que causaban molestias o resquemores. Después de duras negociaciones, los jefes de Estado y de Gobierno acordaron la redacción de esta Constitución light, que fue firmada a nivel presidencial en Lisboa en diciembre. Su ratificación en todos y cada uno de los 27 países, sin embargo, hace temer por su entrada en vigor. Basta que uno de los miembros no la ratifique… para empezar de nuevo.
En la actual situación, con 27 miembros, los mecanismos de acuerdo de esta unión -que a su nacimiento en 1957 contaba sólo con 6 países- son terriblemente complicados y paralizantes. Por ello, y aunque los intereses nacionales propios y el miedo a perder terreno frente a los de los países más grandes de la UE nutren las dudas, los convencidos de las ventajas que ha traído la Unión Europea a todos sus miembros no ven alternativa al Tratado.
Sus ventajas
El Tratado de Lisboa permitiría a la UE , simplemente, funcionar mejor hacia adentro y le daría mayor margen de maniobra hacia fuera. El principio de la doble mayoría por Estado y volumen de población, una simplificación de las estructuras de la Comisión, la elección de un presidente para un período de 2 años y medio y un ministro de Exteriores para la Unión Europea en su conjunto son algunos de los cambios más notables de este Tratado.
La ratificación en Alemania
En el debate en el Bundestag alemán, los portavoces de casi todos los bloques parlamentarios se declararon a favor del Tratado. Más democrática, más cercana al ciudadano, más transparente y eficiente será la UE cuando funcione de acuerdo al nuevo Tratado que reemplazará al de Niza, vigente desde el 2003, asevera la mayoría de los miembros del Parlamento Alemán.
No faltó quien expresara pesar por los elementos que fueron alterados –se eliminó, por ejemplo, los símbolos comunes de la Unión Europea. Tampoco faltó la oposición: Lothar Bisky, líder del más joven partido alemán, Die Linke, exige que el Tratado sea ratificado por la población, no por el Parlamento, mediante referéndum. “Un Tratado que ha sido rechazado por la poblaciones de Francia y Holanda no puede ser aprobado sin tener en cuenta la opinión de la población”, decía Bisky quien echa mucho en falta una versión del Tratado que el ciudadano común pueda entender.
Que el Tratado incrementará la tijera entre pobres y ricos y que apoyará la construcción de la muralla europea “favoreciendo que seres humanos dejen su vida en el Mediterráneo” queriendo llegar a Europa, son los principales argumentos en los que se basa La Izquierda. “Es extraño que cuando se quiere hablar de la aceptación de la Unión Europea poniendo como ejemplo un referéndum se use sólo los ejemplos negativos”, respondió un socialdemócrata, “parecería que se olvidan que en España, el primer país que en su momento ratificó la Constitución, fue aprobada por una aplastante mayoría”.
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Irlanda: una espina en el ánimo
El ministro alemán de Exteriores, Frank-Walter Steinmeier, exhortó al Bundestag a aprobar el Tratado de Lisboa, pues entre otras cosas “de aquí debe salir una señal clara a otros países”. La alusión es clara, se trata de Irlanda: el único de los 27 que ratificará el Tratado por medio de un referéndum.
Los irlandeses -que se han beneficiado muchísimo de las subvenciones y las regulaciones de esta comunidad económica- han demostrado en el pasado una cierta tendencia al euroescepticismo. En 2001, por ejemplo, un referéndum irlandés paralizó la entrada en vigor del Tratado de Niza. Pero no hay otra manera, tanto el referéndum como la aprobación parlamentaria son obligatorias en Irlanda. Y los euroescépticos de toda Europa hacen campaña para que, a mediados de junio, gane el no.
“Juegan con el miedo de la gente”, explica a Deutschlandfunk Gay Mitchel, miembro del Parlamento Europeo por los liberales irlandeses. “Hay campañas que aseveran que el Tratado de Lisboa va a obligar a Irlanda a aceptar el aborto y la eutanasia”, se queja Mitchel.
Está claro, haciendo hincapié en lo mejor que funcionará la eurocracia si entra en vigor el Tratado o la mayor democracia que representa que tanto el Parlamento Europeo como los parlamentos nacionales tengan mayor peso en las decisiones, es más difícil golpear igual de fuerte en los sufragantes.
Por ello y teniendo en cuenta su historial de baches y sobresaltos, que el Tratado de Lisboa tenga que pasar todavía por el referéndum en Irlanda es una espina en el ánimo de los que querrían verlo ratificado ya. De ir todo bien, en Alemania eso sucederá el 23 de mayo, el día de la Constitución.