Alemania busca estrategias para un invierno sin gas ruso
3 de noviembre de 2022"Nuestra calefacción es a gas. Y, por supuesto, eso es una enorme preocupación para nosotros”, dijo Sonja Bade a DW. Junto con su esposo, maneja una pensión -habitaciones con desayuno incluido- en la casa donde viven con sus cinco hijos, una residencia encantadora, de 115 años de antigüedad, en la ciudad de Lubmin, a pocas cuadras de la costa del mar Báltico. La llegada del invierno les genera intranquilidad. "Con o sin huéspedes, no podemos permitirnos mantener esta casa si los precios del gas se triplican. Simplemente es imposible”, explica, "y pienso que nadie podrá hacerlo”. Ya algunos clientes cancelaron su reserva debido a sus propios temores respecto de los precios del gas.
Eso es un mal augurio para el turismo, una industria clave en Lubmin. Pero las mismas condiciones costeras que lo convierten en un popular destino de playa también lo transformaron en el punto final ideal para los gasoductos Nord Stream del Báltico, para el transporte de gas desde Rusia. Nord Stream 1 (NS1) había sido una de las principales rutas de suministro de gas de Europa: en 2021 entregó al bloque de la Unión Europea 55 mil millones de metros cúbicos de gas ruso a través de Lubmin, o sea, el 45% de las importaciones de gas de la UE. En Alemania, más de la mitad del gas natural consumido provenía de Rusia.
Luego, en agosto de 2022, el grupo ruso Gazprom dejó de enviar gas a través del gasoducto, en medio de tensiones con la UE debido a la guerra rusa contra Ucrania. El Nord Stream 2 (NS2), un segundo gasoducto que corre paralelo al NS1, fue terminado de construir en 2021, pero nunca entró en funcionamiento como consecuencia de la invasión de Ucrania.
Aumento vertiginoso de precios de calefacción
Para suplir la falta del gas ruso, Alemania tuvo que comprar gas y otras fuentes energéticas alternativas en el caro mercado de contado. Eso provocó el aumento de los precios para los consumidores. Hoy en día, un contrato anual de gas para un hogar en Alemania cuesta un 173% más que hace un año, de acuerdo con el portal de precios Check24. Eso representa 3.726 euros (3.702 dólares) para un consumo promedio anual de 20.000 kilovatios/hora, en comparación con 1.365 euros en 2021.
Alemania ha buscado soluciones de todo tipo. En octubre, el Gobierno alemán recortó impuestos sobre el gas y aprobó un paquete de ayuda de 200.000 millones de euros. El 31 de octubre, un comité de economistas publicó un informe que recomienda un tope en el precio del gas para los consumidores. La medida podría ayudar a ahorrar cerca de 1.056 euros por año a una familia promedio. Se espera que Berlín implemente algunas de las propuestas de los expertos.
Temores por salida de la industria hacia el extranjero
El grupo también propuso un tope de precios del gas para las grandes empresas, pero dijo que este debería estar ligado a la condición de que la producción permanezca en Alemania. Cerca del 44% de la energía que va al consumidor final en Alemania es para propósitos industriales y comerciales. Dos tercios de esa energía se necesita en forma de calefacción, y el gas cubre más de un 25% de esa demanda. Las energías renovables, solo un 3%.
En Alemania se han vuelto a poner en funcionamiento antiguas centrales de carbón debido a la crisis energética, y el plazo para cerrar las tres últimas plantas nucleares del país se extendió hasta marzo de 2023. Dos nuevas terminales de gas natural licuado (GNL) en las costas alemanas podrían estar operando antes de finales de año. Pero los críticos dicen que ampliar la infraestructura de GNL es un error, dado que Alemania necesita reducir su uso de combustibles fósiles para cumplir con sus objetivos de reducción de emisiones de dióxido de carbono.
Los depósitos de gas de Alemania aún están llenos, lo que puede resolver el problema durante los próximos tres meses, según la Agencia Federal de Redes (BNA, por sus siglas en alemán). Sin embargo, los inviernos alemanes duran mucho más que eso. "Todavía puede hacer mucho frío incluso hasta abril”, dijo a DW el portavoz de la BNA, Fiete Wulff. Es por eso que, a pesar de las estrategias para conseguir alternativas al suministro de gas, y para evitar un racionamiento obligatorio a nivel nacional, Alemania deberá reducir su consumo de calefacción este invierno. "Si logramos reducir el consumo de gas en, al menos, un 20%, hay buenas posibilidades de que podamos pasar bien el invierno”, concluyó Wulff.
(cp/ers)