Alemania: el crimen en las 10 mayores ciudades
12 de abril de 2007El debate de la seguridad interior fluye estos días en Alemania por otros cauces: los que se concentran en el extremismo islámico y en la posibilidad de sufrir un atentado terrorista. Sin embargo, la criminalidad común y corriente, la de andar por casa, sigue existiendo. Los robos, los asaltos, el tráfico de drogas, las estafas, las agresiones leves y las agresiones graves… afectan también a las grandes ciudades alemanas.
Junto a viejos conocidos aparecen fenómenos nuevos, como el aumento de los delitos perpetrados a través de Internet y una creciente delincuencia infantil que preocupa a las autoridades. Y en general, la policía alemana dice sentirse satisfecha con los resultados que arroja su trabajo: de diez grandes ciudades, la peor cuota de casos resueltos por los agentes se sitúa en el 46% de Essen.
Múnich, la ciudad más segura
Una ciudad de más de tres millones de habitantes: Berlín. Tres urbes que rondan el millón de ciudadanos: Hamburgo, Múnich y Colonia, y otras seis cuyo número de habitantes se sitúa alrededor de los 500.000. Diez grandes ciudades en total, cuyas cifras de criminalidad se han puesto en comparación entre sí, y en relación a años anteriores.
Berlín, Hamburgo, Fráncfort del Meno, Bremen, Dortmund y Essen vieron reducido el número de actos delictivos en sus calles. En Düsseldorf, Colonia, Stuttgart y Múnich aumentaron. Y aún así, Múnich y Stuttgart siguen siendo las ciudades más seguras de Alemania: Múnich en primer lugar, Stuttgart en segundo, aunque en casos resueltos por la policía las posiciones se invierten a aproximadamente un 62% en Stuttgart y un 60% en Múnich.
Por el contrario, Fráncfort del Meno y Düsseldorf son, según las estadísticas, las ciudades más peligrosas. Durante el pasado año, en Fráncfort se produjeron más de 16.000 delitos por cada 100.000 habitantes, mientras que en Düsseldorf fueron casi 15.000, donde creció el robo de objetos de los coches y de las estafas.
Sin embargo, recuerda Christian Pfeiffer, director del Instituto de Investigación Criminológica de Baja Sajonia, que Fráncfort del Meno cuenta con la desventaja no matizada en las estadísticas de poseer un gran aeropuerto internacional en el que se producen muchos delitos que hacen engordar las cifras. "Es una delincuencia importada. La gente en Fráncfort no es más criminal que en otros sitios", opina Pfeiffer.
Y, menos Düsseldorf, todas las ciudades en las que aumentó la delincuencia fueron sedes del Mundial de Fútbol Alemania 2006, lo que según los expertos también incide en el resultado.
Jóvenes y extranjeros
Pese a los buenos resultados que luce Stuttgart, un dato llama la atención: en esta ciudad del sur alemán, los delitos llevados a cabo por jóvenes de menos de 21 años aumentaron en 2006 un 1,4% con respecto a los datos de 2005. También en Berlín se observa una tendencia preocupante: la violencia de grupos juveniles creció en un 8,4% entre 2005 y 2006. El 44,7% de estos chicos que crean problemas a la policía berlinesa son extranjeros o alemanes con pasado migratorio.
Para conocer mejor las causas de la delincuencia entre menores de edad, y desarrollar una estrategia para enfrentarla, el instituto en el que trabaja Pfeiffer está preparando un estudio específico sobre el tema. Los resultados estarán disponibles a finales de 2007.
En cuanto a los delitos cometidos por extranjeros, y pese a lo que muestran las cifras de Berlín, su número en el conjunto de las grandes ciudades alemanas se redujo de un 27% a un 19%. Aquí, los expertos han descubierto otra curiosidad: pese a que la cantidad de extranjeros autores de delitos baja, la población alemana se siente cada vez más amenazada por las personas procedentes de otros países.
Según un estudio del citado instituto criminológico, en la apreciación de los alemanes, los extranjeros son culpables del 37% de los delitos. Principalmente, son los delitos sexuales los que se atribuyen a los foráneos. "Aunque hace años que la cifra [de extranjeros autores de agresiones sexuales] va en retroceso, la gente piensa que es seis veces mayor", dice Pfeiffe. El aumento de la atención que los medios de comunicación conceden a estos sucesos está ligado, según Pfeiffe, a la apreciación deformada que de esta cuestión tiene el ciudadano germano.