Alemania: el desafío de la inmigración
11 de julio de 2007
El constante envejecimiento que experimenta la población alemana, aunado a una baja tasa de natalidad, convierte a la inmigración extranjera bienvenida pero obliga al Estado a adoptar nuevas formas para hacer frente al mayor flujo inmigratorio e integrarlo, pues el riesgo es la conformación de sociedades paralelas. Esta realidad se ha convertido en uno de los mayores desafíos del gobierno de Angela Merkel. Las leyes alemanas no están tan desarrolladas como las de Francia o Gran Bretaña, países que han sido históricamente destino de inmigrantes.
Alemania, país de inmigración
Con una población de unos 15 millones si se considera a los hijos de migrantes, Alemania es sin duda un país de inmigración. Entre la población extranjera, la comunidad turca es la más numerosa, por lo que en buena medida, su exitosa integración determinará el futuro del país. A esta comunidad se ha invitado a una llamada Cumbre de Integración, en la que, además de los representantes de distintas organizaciones turcas, tomarán parte políticos, especialistas y figuras sobresalientes de la sociedad alemana, que discutirán en torno a tres temas centrales: inmigración, el aprendizaje de alemán como vehículo primordial de integración y mercado de trabajo.
Es la segunda reunión de este tipo. El año pasado, la primera Cumbre de Integración reunió a 86 participantes. Además de los representantes de organizaciones turcas, participaron figuras de los ámbitos más diversos, como el presidente de la Federación alemana de Fútbol, Theo Zwanziger. Ya entonces, el vicecanciller y ministro del Trabajo, Franz Müntefering, advirtió que la integración pasa por el mercado de trabajo.
Leyes discriminatorias
En vísperas de la segunda Cumbre de Integración, la comunidad turca ha puesto un nuevo As sobre la mesa. Los representantes de distintas organizaciones supeditaron su participación a la cumbre a una nueva negociación de las leyes de inmigración, que fueron endurecidas recientemente y que dificulta la inmigración turca a Alemania.
Se estima que en Alemania viven unas 800.000 personas de padres turcos pero con pasaporte alemán. Si uno de ellos, sea hombre o mujer, reside en Alemania y quiere traer este país a un migrante de Turquía para casarse con él o ella, debe comprobar ante el Estado que cuenta con trabajo y una vivienda. "Esto no se pide si la nacionalidad del migrante es, por ejemplo, canadiense. Sólo a los turcos nos piden esto y eso nos parece discriminatorio", dice un portavoz de la Comunidad Turca de Berlín, en conversación con DW-WORLD.
Boicot turco
Cuatro organizaciones turcas cancelaron su participación y el presidente de la Comunidad Turca en Alemania, Kenan Kolat, amenazó con una demanda ante el Tribunal Constitucional y calificó como discriminatorias las reformas a las leyes migratorias. El presidente de la Asociación de Ciudades Alemanas (Deutscher Städtetag), el alcalde de Múnich, Christian Ude, criticó el boicot de las organizaciones turcas y descalificó su postura afirmando que están mal aconsejadas.
La política de integración alemana tiene como pilar los cursos de integración que tienen una duración de 600 horas y se centran en el aprendizaje del idioma alemán y de conocimientos básicos sobre la sociedad, cultura y política del país. Desde su puesta en marcha, han sido acreditados más de 2 mil proveedores de cursos, distribuidos en todo el territorio nacional. El Estado alemán ha destinado 208 millones de euros a este programa que es cofinanciado por los migrantes participantes.