Nueva idea para salvar a Grecia
19 de junio de 2011Publicidad
Este domingo (19.6.2011), el ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, llegó a la reunión extraordinaria del Eurogrupo dispuesto a olvidar el planteamiento hecho en Berlín de repartir a la fuerza el peso de los auxilios económicos para Grecia entre los contribuyentes y entidades privadas. Según el semanario germano Der Spiegel, Schäuble se presentó proponiendo la emisión de bonos del Fondo Europeo para la Estabilidad Financiera (EFSF) que le sirvan de garantía a los bancos griegos cuando soliciten préstamos al Banco Central Europeo (BCE).
Estos títulos podrían formar parte del segundo paquete de rescate para Grecia, que incluirá ayudas estimadas en entre 90.000 y 120.000 millones de euros, y recibirá el visto bueno en la próxima cumbre del Eurogrupo, pautada para el 11 de julio en Bruselas. La nueva iniciativa de Schäuble para resolver la crisis fiscal helena toma en cuenta la posición del BCE, que tiene en su haber miles de millones en títulos griegos degradados a la categoría de basura y se resiste a la participación de acreedores privados en el plan de rescate.
La prioridad del Eurogrupo: el quinto aporte económico
Schäuble abogará también por aumentar la dotación del EFSF para que realmente cuente con los 440.000 millones de euros estipulados originalmente. De aprobarse esta demanda, los Estados miembro de la Unión Europea (UE) deberán duplicar sus garantías para el fondo. No obstante, la prioridad de los diecisiete ministros de Economía y Finanzas comunitarios reunidos en Luxemburgo con el presidente del BCE y el Comisario de Asuntos Económicos y Monetarios del bloque fue darle luz verde al quinto tramo del primer programa de ayudas para Grecia.
El primer paquete de auxilios, aprobado hace un año, asciende a 110.000 millones de euros y el quinto aporte está valorado en entre 12.000 millones y 18.000 millones de euros. El Gobierno de Atenas advirtió que si esa quinta contribución no llega a tiempo, se vería obligado a declarar la suspensión de pagos. Por su parte, el Fondo Monetario Internacional (FMI) amenazó con no liberar los 3.300 millones de euros con que se comprometió a sacar a Grecia del atolladero si la UE no garantiza de inmediato la solvencia de Grecia.
Y a todos estos factores, caracterizados por la complejidad de su interdependencia, se suman otros que complican aún más la situación para Grecia, para los países europeos con problemas similares –Irlanda, Portugal, España, Italia, Bélgica, Gran Bretaña– y hasta para aquellos con economías más estables. El primer ministro griego, Giorgios Papandreu, cuyo Gobierno está respaldado por una ínfima mayoría en el Parlamento, no consigue persuadir ni a los diputados opositores ni a la sociedad civil helena de que apoyen sus medidas de austeridad y sus reformas “para la modernización del Estado”.
Destinos entrelazados
Por si fuera poco, este domingo, mientras Papandreu presentaba una moción de confianza ante los parlamentarios griegos y les rogaba respaldar a su nuevo Gabinete –reestructurado el viernes (17.6.2011)– cuando votaran este 21 de junio, el ministro de Finanzas irlandés, Michael Noonan, anunciaba que el Gobierno de Dublín impondría pérdidas sobre los bonos senior del Anglo Irish Bank y el Irish Nationwide, dos prestamistas que están por desaparecer tras haber sido nacionalizados al calor de la crisis fiscal de ese país.
El BCE, que hasta ahora había impedido que se impusieran pérdidas a los poseedores de los bonos en cuestión, criticó la medida del estamento irlandés y el instante escogido –“el peor momento posible”– para hacerla pública. Un vocero de la entidad comunitaria lamentó que, buscando quedar bien cuando se cumplen los primeros cien días del nuevo Gobierno de Irlanda, Noonan haya honrado su promesa electoral sin contemplar sus repercusiones, sobre todo de cara a la delicada situación griega.
“Para cuando se deba pagar por los bonos en otoño, es posible que Grecia haya declarado la cesación de pagos. Y si Grecia cae en default, Irlanda será la próxima en caer”, comentó el portavoz del BCE, ilustrando hasta qué punto los destinos de las economías comunitarias están entrelazados.
Autor: Evan Romero-Castillo / dpa / Reuters
Editor: Enrique López Magallón
Publicidad