Alemania: la vacunación obligatoria es el camino equivocado
12 de enero de 2021Markus Söder, ministro presidente de Baviera y presidente de la Unión Social Cristiana (CSU), rama bávara de la Unión Democristiana de Ángela Merkel, se ha ganado fama de luchador particularmente severo contra el coronavirus en estos meses de pandemia en Alemania. Así que no soprende que esté presionando ahora por imponer la vacunación obligatoria del personal sanitario.
Vacunarse o no: una decisión muy personal
Preocupado por los informes de que muchas personas, incluidas enfermeras y médicos, no están tan dispuestas a vacunarse como se esperaba, Söder rompe un tabú que la clase política en Alemania había respetado desde el comienzo de la pandemia: durante muchos meses se dijo que, cuando finalmente se contara con la tan esperada vacuna, la vacunación sería voluntaria.
Hubo y hay buenas razones para esto: las restricciones que provocó la pandemia en el área personal -limitaciones de contacto, cierre de bares, restaurantes y escuelas- fueron y son intervenciones en los derechos civiles más elementales. No es de extrañar que muchas personas sintieran rápidamente que ya no podían decidir asuntos centrales de sus vidas. Y la decisión sobre vacunarse o no es una cuestión muy personal.
Vacunación obligatoria: nada nuevo en Alemania
La vacunación obligatoria no es un tema nuevo para la sociedad alemana. Los mayores recordaremos las antiguas vacunas contra la poliomielitis. En la antigua República Democrática de Alemania (RDA), la vacunación contra muchas enfermedades infecciosas era rutina común. Y justo en otoño de 2019, poco antes del inicio de la pandemia de coronavirus, el Bundestag decidió que los niños y el personal de instalaciones comunitarias o de salud, como guarderías y escuelas, tendrían la obligación de vacunarse contra el sarampión. Y el Tribunal Constitucional ha rechazado claramente objeciones fundamentales a la vacunación obligatoria. Así que, desde el punto de vista legal, sería posible imponer ahora la vacunación obligatoria.
Escuchar a médicos y enfermeras
En la actual pandemia, sin embargo, cada día queda más claro en qué medida el virus determina ya nuestra vida diaria. Por eso, si los políticos no son capaces de comprender la hoy relativamente baja disposición a vacunarse entre enfermeros y médicos, sería aconsejable escucharoes con atención por un momento, antes de decidirse a acudir a la vacunación obligatoria. Muchos empleados en los cuidados de salud, en clínicas y residencias, se sienten hoy al límite, o lo han sobrepasado, tras casi un año en estado de emergencia.
Celebrados desde los balcones como héroes de la sociedad en la primavera de 2020, poco ha cambiado en su vida cotidiana, sus salarios o su carga de trabajo. Muchos de ellos se muestran escépticos sobre el hecho de que las vacunas contra el coronavirus se estén desarrollando a una velocidad récord. Están irritados por el lento inicio de la campaña de vacunación. Pocos de ellos serán realmente antivacunas. A ello se suma que aún se discute entre expertos si las personas que ya han sido vacunadas aún pueden transmitir el virus. Sin embargo, Söder ha justificado su apuesta por la vacunación obligatoria con la protección de los pacientes mayores, especialmente de los alojados en residencias comunitarias.
Políticos en pánico
La iniciativa del ministro-presidente bávaro refleja el pánico que se está extendiendo entre los responsables de controlar la pandemia, en los estados federados alemanes y a nivel nacional. El número de infecciones es alarmantemente alto. El poco entusiasta confinamiento ligero impuesto en Alemania a principios de noviembre pasado apenas tuvo impacto. Ahora se aplican restricciones más estrictas, aunque no son ni de lejos tan severas como las medidas que han tenido que tomar ya España o Francia, por ejemplo. Y no habrá suficientes vacunas disponibles por muchas semanas más.
La percepción de la gente sigue siendo fundamental
Sin embargo, el elemento central de la lucha contra la pandemia sigue siendo la apelación a que la gente comprenda y respete las restricciones. La policía no puede controlar en absoluto las nuevas y más estrictas restricciones de contacto, pues no dispone de personal suficiente para ello. Los políticos dependen de que la gente las acepte voluntariamente. Y de que, poco a poco, se dejen convencer de las ventajas de la vacuna. Así que Söder eligió un mal momento para pensar en voz alta sobre la vacunación obligatoria.
(rml/cp)