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Alemania: Más ideas que fortalezcan la democracia, por favor

15 de enero de 2021

A los populistas les gusta afirmar que la política ignora los verdaderos intereses de los ciudadanos. En Alemania, se busca contraponer a esa narrativa nuevas formas de diálogo. Ya era hora, dice Marcel Fürstenau.

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Cúpula del Reichstag, un edificio abierto para todos los habotantes de Alemania.
Cúpula del Reichstag, un edificio abierto para todos los habotantes de Alemania. Imagen: picture-alliance/dpa/D. Kalker

Hay razones para preocuparse por la cultura democrática, en Alemania, en Europa, en el mundo. Las imágenes del asalto al Capitolio de Washingtonpor una multitud descontrolada se han grabado en la memoria colectiva. Estos hechos han reforzado las dudas ya existentes sobre si la democracia en EE. UU. sigue estando a prueba de tormentas. ¿O se derrumbará en la próxima?

La pregunta es válida. Después de todo, casi la mitad de los estadounidenses que votaron en las elecciones presidenciales de noviembre lo hicieron por Donald Trump. A pesar de -o gracias a- un período de cuatro años marcado por las mentiras, el odio y el racismo. Pero ni Boris Johnson, en el Reino Unido, ni Viktor Orbán en Hungríahan sido tan extremistas. Y eso que ninguno de estos dos populistas son brillantes ejemplos de política basada en la justicia y el respeto.

Un tipo como Trump no tendría chance en Alemania

Se podría mencionar a muchos otros, incluyendo al presidente de Brasil, Jair Bolsonaro. Por no decir Vladimir Putin, en Rusia, o a Recep Tayyip Erdogan, en Turquía. En resumen, la democracia está gravemente bajo presión en todo el mundo. Dada la situación en otros países, Alemania puede ser considerado un país modelo, una isla de la felicidad. Un malvado jefe de gobierno del calibre de Donald Trump no es ni siquiera teóricamente concebible después de las elecciones alemanas, en septiembre de este año.

Sin embargo, Alemania necesita pensar más que nunca en cómo mantener a su sociedad más unida, debido a que la cohesión se está perdiendo en diversos sectores. Desde la crisis de los refugiados, en 2015, en Alemania se ha abierto una brecha que crece. Una prueba de ello es el fortalecimiento del partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD), fundado dos años antes de la llegada de los refugiados sirios a los que Angela Merkel les permitió el ingreso al país.

Marcel Fürstenau, de DW
Marcel Fürstenau, de DWImagen: DW

La radicalización de la AfD tiene muchas causas

La rápida transformación de la AfD de un partido euroescéptico a un partido populista, cada vez más radical y, en parte extremista, es ante todo debido a una decisión interna del partido. Sin embargo, ni las demás fuerzas políticas ni partes de los medios de comunicación de Alemania han logrado establecer un diálogo civilizado con los extremistas.

Pero el fenómeno de la AfD es solo el síntoma más visible en una sociedad en la que la comunicación tiene lugar en gran medida en mundos paralelos: cada vez más gente se mueve solo dentro de sus burbujas de Twitter y canales de YouTube, sin confrontar sus ideas con ideas divergentes, sin que haya un intercambio abierto de opiniones. Así, no se deja espacio a otros argumentos, a otro pensamiento, además de que también hay una falta de voluntad de consenso. Este es un proceso perjudicial para cualquier democracia.

Consejos de ciudadanos pueden ampliar la visión

Todo el que aporte a mejorar el clima de debate es bienvenido. Hay que entrar en diálogo con aquellos que sienten que están siendo ignorados en el devenir político cotidiano. Un buen ejemplo de esto es el llamado Consejo de Ciudadanos, en el que 160 personas seleccionadas por sorteo (diez por cada estado federado alemán) desarrollan conjuntamente ideas. El estreno de este formato bajo el patrocinio del presidente del Bundestag, Wolfgang Schäuble, en 2019, tiene como objetivo nada menos que la democracia.

El papel de Alemania en el mundo es el tema de la nueva ronda de este proyecto. El Consejo de Ciudadanos hará recomendaciones no vinculantes a los políticos. Esta iniciativa puede tildarse de pasatiempo, o puede tomarse como autocrítica del Parlamento y del gobierno. Porque la realidad es que hay una creciente alienación de sectores de la sociedad que se refleja en la decreciente participación electoral.

En la mira de la Oficina de Protección de la Constitución

Los márgenes políticos extremos suelen beneficiarse de la baja participación electoral, como lo confirma el éxito del partido AfD, diagnostican politólogos. El favoritismo del 10% del que goza presumiblemente dicho partido actualmente no debería causar pánico, pero tampoco es motivo de tranquilidad.

En lugar de eso, debería ser un incentivo para recuperar a ese diez por ciento de la población para el discurso democrático. Así, el partido AfD tendría incluso la oportunidad de ser tomado en serio en un sentido positivo. Y la Oficina de Protección de la Constitución, que observa sus actividades, tendría un problema menos. Pero eso presupone una voluntad de diálogo por parte de todos.

La base de ese diálogo es y seguirá siendo la Constitución alemana. Los principales pilares de la Ley Fundamental son el Artículo 1: "La dignidad del ser humano es inviolable", y el Artículo 5, que garantiza la libertad de opinión. Ambos artículos son elementales para una democracia estable. La inmensa mayoría de la gente que vive en Alemania apoya el orden fundamental, democrático y libre. Para sostener este estado de cosas, y reducir el número de personas que desprecian la democracia, se necesita mucha voluntad y buenas ideas, como el Consejo de Ciudadanos. ¡Más ideas que fortalezcan la democracia, por favor!

(jov/cp)