Alemania: ¿país de salarios demasiado altos?
26 de enero de 2016Si le creemos al diario Die Welt, el primer ministro griego, Alexis Tsipras, hizo el ridículo la pasada semana en el Foro Económico Mundial de Davos. "No solo tenemos que ser más competitivos, sino también más productivos", habría dicho en un debate de reconocidos expertos. "No solo debemos tener en cuenta el costo del trabajo", agregó entonces Tsipras y alimentó con ello la reacción crítica del público, pues los costos laborales no se miden en cifras absolutas, sino unitarias, o sea, de acuerdo con la relación entre salarios y productividad.
Solo quien administra eficientemente, o sea, quien es productivo y alcanza costes laborales unitarios globalmente competitivos, puede costear altos salarios. Pero Tsipras parecía desconocer esa relación entre competitividad, salarios y productividad. Y se dedicó a criticar nuevamente las exigencias de reformas vinculadas al rescate del Banco Central Europeo (BCE), el FMI y la Comisión Europea.
¿Listón muy alto?
El argumento es bien conocido y discutido, no solo en el sur de Europa sino también entre expertos estadoundienses: Con moderación salarial, Alemania ha incrementado cada vez más su competitividad en la eurozona durante casi una década. Esto genera una presión cada vez más fuerte en países en crisis como Grecia, dicen.
Christoph Schröder, investigador del IW de Colonia pone en duda que esa supuestamente demasiado alta competitividad con la que Alemania estaría dañando a otras economías del euro sea "empíricamente demostrable". Al contrario, "Alemania no ofrece ventajas de precios", acaba de publicar Schröder. La competitividad alemana, más bien, "decae", concluye. Pero esa conclusión es esperable, viniendo del colaborador de un instituto cercano a la industria, que no animará a los sindicatos a reclamar aumentos.
Graciosamente, ambas partes utilizan la misma medida que desconociera Tsipras en Davos: los costos laborales unitarios. Y es que esta discusión no es sobre costos laborales absolutos, sino sobre qué y cuánto se produce con esos costos. Además, ambas partes hablan de diferentes lapsos.
Cuestión de tiempo
"Como promedio, los costos laborales unitarios subieron un 0,5 por ciento anual en Alemania entre 1991 y 2014. La competencia extranjera, por el contrario, los mantuvo constantes. El aumento de los costos en el resto de los países del euro fue, con un 0,5 por ciento anual, tan alto como en Alemania", afirma el IW. O sea que no se puede hablar de una ventaja competitiva.
Sin embargo, los críticos de la moderación salarial alemana obervan siempre otro período, que Schröder reconoce en su investigación: "Si acaso puede hablarse de una mayor competitividad de Alemania en el período de 1999 a 2007 –y solo en relación con el resto de los países de la zona euro. Pero la política salarial expansiva de los años recientes ha revertido en parte esta ventaja", constata el estudio del IW.
Las recomendaciones del instituto alemán son claras: "Las partes deben tener cuidado con nuevos aumentos salariales", advierte el director del IW, Michael Hüther. "En la dura lucha por los mercados internacionales, no será fácil trasladar nuevos aumentos de los costos a los precios, o sea, a los consumidores." Y dice más: Acuerdos salariales demasiado altos, debilitarían la capacidad de empleo y, con ello, el consumo y la economía alemana.
¿Medida exclusiva?
Una extraña argumentación, puesto que acuerdos salariales altos significan, en primer lugar, más dinero para el consumo privado, que de ninguna manera debilita la economía alemana sino que, por el contrario, se ha convertido en un gran apoyo. Para la industria, sin embargo, los acuerdos salariales altos son sinónimos per se de "debilitar la capacidad de empleo". Y eso es entendible, pero no parece encajar con la situación actual del mercado laboral.
¿Se quedan ambas partes cortas de miras? Los costos laborales unitarios ofrecen una pista, en efecto, del lugar que ocupa un país en la competencia internacional. Pero hay factores difíciles de cuantificar que también juegan su rol. Alemania, por ejemplo, cuenta con un abastecimiento estable de energía y materias primas, una alta seguridad jurídica, economía de mercado, buena infraestructura, relaciones de trabajo constructivas y potentes proveedores.
"Adicionalmente, la industria alemana ha conseguido posicionarse con una oferta diferenciada", agrega Schröder. En otras palabras: No sólo el precio decide sobre la competitividad. Influye también una mezcla de factores como la localización, trabajadores cualificados y productos innovadores.
Rolf Wenkel (rml)