Alemania quiere asegurarse materias primas
30 de abril de 2012Palabras que parecían en desuso en el debate político alemán parecen volver a ponerse de moda. Philip Mißfelder, representante de política exterior de los conservadores alemanes en el Parlamento, se refiere a expresiones como “afianzamiento de materias primas” o “política exterior de materias primas”.
Su partido ya ha celebrado tres congresos sobre este tema con expertos independientes. El partido en el poder ha advertido que Alemania podría llevarse la peor parte en la distribución de recursos. “Hay que tener cautela”, dice la canciller Angela Merkel. “En la práctica ya hemos visto que otros países suelen ser más rápidos”.
Sin materias primas, no hay productos
Hace solo unos años, dice Ulrich Grillo, vicepresidente de la Unión de Industrias Alemanas, el entonces ministro de economia, Rainer Brüderle, dijo que no era tarea del Gobierno abastecer a la industria con materias primas. Las propias empresas debían hacerlo en el mercado. Hoy día, la canciller alemana viaja por el mundo cerrando acuerdos con países ricos en recursos. Con Kazajistán y Mongolia ya ha firmado varios contratos. También la Unión Europea ha puesto en marcha una estrategia para conseguir materias primas y trata de sellar alianzas desde el Cabo de Nueva Esperanza hasta Groenlandia. “Una cosa está clara”, dice la canciller Angela Merkel. “Quien no tenga acceso a las materias primas, no podrá desarrollar nuevos productos”.
Desde que China y otros países emergentes comenzaran a cobrar cada vez más protagonismo en el mapa económico, tiene lugar una carrera entre países cuya meta está en asegurarse los recursos. No se disputa solo el precio, sino cada vez más sobre contratos, derechos de explotación y alianzas políticas. La industria alemana no quiere quedarse atrás. En los últimos años diez grandes empresas han fundado una sociedad limitada para no perder terreno en el comercio y explotación de recursos importantes. De ella forman parte Thyssen, BASF y grandes consorcios automovilísticos. La industria alemana se considera un socio atractivo para los países con materias primas. “No tenemos tanto dinero como los chinos”, dice Grillo, pero ofrecemos tecnología y saber hacer, por lo que hay muchos países que desean ser nuestros socios.
Apenas interés en derechos de explotación
Hace algún tiempo, las materias primas no eran tema de preocupación. Los países industrializados occidentales se repartían entre sí los recursos naturales de África y Asia. La demanda de materias primas en el mercado creció sin que ello disminuyera la oferta, y no previeron que la tendencia podía cambiar. “Entonces estaba claro: podemos comprar materias primas, así que concentrémonos en nuestras competencia básicas“, dice Grillo.
Tan grande era la confianza en el mercado mundial, que muchas empresas alemanas desistieron gradualmente de la extracción de materias primas y de los derechos de explotación de recursos en otros países. Grandes consorcios del sector viraron sus objetivos hacia los bienes de consumo y servicio. No había demasiado interés incluso en la explotación de recursos propios, como carbón y hierro: todo se podía conseguir mucho más barato en el mercado mundial.
Ahora todo eso ha cambiado. Desde hace algunos años, la industria se queja de que los precios han subido. “Los precios del hierro han subido un 200%”, dice Jürgen Geißinger, presidente de Schäffler, que distribuye automóviles. La industria distribuidora, un sector importante en Alemania, se ve especialmente afectada. “Estamos entre la espada y la pared. Por un lado, los precios suben; por el otro, no siempre podemos repercutir esa subida en el precio final al consumidor. Eso supone un peligro para nuestra supervivencia".
Alemania se refiere ahora a las materias primas con la expresión “política de intereses”. En palabras de Angela Merkel: “Estamos en directa competencia con países, que realizan al respecto una planificación muy estratégica”.
Política titubeante
Según representantes de la industria y del Gobierno, Alemania ha llevado a cabo hasta ahora una política titubeante. Las empresas alemanas miran con cierta envidia a los países que, en las últimas décadas no dejaron de producir materias primas para convertirse en compradores. China se asegura, por medio de capital y coordinación estatal, recursos de África, Asia oriental y Sudamérica. Japón y Corea fundaron ya en los años 60 –y en aquel momento no era tendencia hacerlo- empresas estatales destinadas al comercio de materias primas para asegurarse el acceso a los recursos de sus industrias locales.
Un rayo de esperanza surge para Alemania: en el norte de Leipzig comienzan ahora perforaciones de prueba que podrían conducir al primer yacimiento conocido en Europa de tierras raras (nombre que se aplica para ciertos elementos químicos).
Autor: Matthias Bölinger/MS
Editor: Enrique López