Contra Ghana por una victoria
22 de junio de 2010
Derroche de optimismo
“Vamos a llegar a octavos de final” fueron las primera palabras del entrenador Joachim Löw como reacción a la derrota 0-1 frente a Serbia, y a manera de justificación para su optimismo explicó que “aunque suene raro, pese a la decepción, tengo que decir con toda claridad que lo que pasó nos ha dado gran confianza en nosotros mismos, no nos vamos a intranquilizar y a poner nerviosos por un partido como ese”. El director general de la selección, Oliver Bierhoff, comentó, luego del empate del próximo rival alemán 1-1 con Australia, que “Ghana es vulnerable, un equipo de gran fortaleza física al que se le puede hacer daño. Queremos terminar de primeros en nuestro grupo y no nos vamos a confiar en un empate, vamos a salir a ganar y sé que el equipo es capaz de hacerlo”.
El capitán alemán, Philipp Lahm, también aseguró que “hay que mirar hacia delante. Yo no me preocupo demasiado, ya que el equipo mostró tener la capacidad de crear muchas opciones de gol, además, con el apoyo de los aficionados lograremos pasar a octavos de final. Contra Ghana tenemos que volver a usar los pases rápidos. Yo no espero grandes cambios en la formación pues los que estuvieron en la cancha ofrecieron un partido aceptable”.
Y así, una a una, las voces optimistas se escuchan cada vez más alto en Alemania, e incluso aquellas que suenan moderadas, como la del defensor central Arne Friedrich -quien dice “sabemos que nos amenaza una gran vergüenza”- se transforman en una abierta motivación al agregar : “Pero la selección no se ocupa de esos pensamientos. Nuestra mente está puesta en la siguiente fase del Mundial”. Sólo Bastian Schweinsteiger advirtió: “Contra Ghana tenemos que empezar a defender más profundamente, presionarlos e impedirles que construyan. No hay ninguna garantía de que vayamos a ganar, por eso tenemos que defender mejor, ser más entusiastas en el ataque y evitar perder tantos balones como contra Serbia”.
No hay tiempo para preocuparse
Lo que se esconde detrás de todas esas consignas es pura carencia de tiempo. Ni el cuerpo técnico de la selección, ni la prensa especializada o la crítica, y mucho menos la afición, se han atrevido a abordar con sinceridad los graves problemas defensivos de Alemania. El momento no es oportuno cuando se está contra la pared y cuando una discusión en torno a nombres específicos amenazaría echar por tierra la base que se ha construido para llegar a instancias mayores en el Mundial de Sudáfrica. El fundamento no es tan sólido como se desearía, pero nadie quiere hincar la pica por temor a derrumbar el edificio. El lema (la esperanza) es más bien darle la oportunidad de que el equipo se afiance con el correr de los partidos.
Así, el debate en torno al defensa lateral izquierdo Holger Badstuber, del Bayern, quien con apenas dos partidos en la selección conquistó un puesto en la formación titular, quedó en el tintero, pese a que el gol que significó la derrota contra Serbia se generó tras un grave fallo suyo. “Holger no tuvo su mejor día contra Serbia, pero en Alemania no tenemos muchos talentos como él, por eso les pido manejar el tema con mayor precaución”, protegió Löw a su pupilo, un defensor central que, por necesidades tácticas y para permitirle a Philipp Lahm jugar por la derecha, ocupa una posición que no es la suya.
El propio Lahm, capitán de Alemania, acudió en defensa de su joven colega de apenas 21 años y sutilmente sugirió que el fallo más grave fue obra de otros: “Badstuber cometió uno que otro error, pero él no es el único culpable. Este equipo tiene gran calidad, pero tenemos que minimizar las decisiones que tomamos de manera equivocada durante el partido”. Las palabras iban dirigidas a los defensores centrales, Per Mertesacker y Arne Friedrich, quienes tampoco lucieron bien en el gol Serbio, y sobre quienes Julio César Moreno, el asesor de análisis táctico del entrenador Radomir Antic, dijo: “Sabíamos antes de enfrentar a Alemania que su punto débil era los problemas individuales de sus defensas, en especial en la apertura del juego”.
Y, para completar, las amarillas
Al partido contra Ghana Alemania no sólo llega con debilidades en la plantilla, que, según se especula, se mantendrá intacta y, con excepción de Cacau como reemplazo en la delantera del expulsado Miroslav Klose, no acusará ninguna modificación. El equipo nacional germano también viene amenazado por una serie de tarjetas amarillas que podría reducir sus posibilidades en octavos de final en caso de lograr clasificar a esa instancia.
Cinco jugadores importantes en la formación titular, pilares del quipo, (Philipp Lahm, Bastian Schweinsteiger, Sami Khedira, Mesut Özil y Cacau) enfrentarán a Ghana con una tarjeta amarilla a cuestas. Una más, y la selección se queda sin varios actores de relevancia para el partido de octavos de final, pues las amonestaciones sólo se tacharán a partir de cuartos de final del Mundial. ¿Es esa una desventaja? El cuerpo técnico desestima el hecho y asegura haber instruido a los jugadores a presentarse sin compromisos, libres de las consecuencias de una segunda sanción: “¿De qué nos serviría no recibir tarjetas y no lograr pasar a la siguiente ronda? De nada, por eso el tema es irrelevante” dijo Bierhoff.
Lo cierto es que Alemania llega a su “primera final” en Sudáfrica con muchos “peros” y una moral muy en alto; el espíritu combativo típico de las selecciones germanas en los Mundiales está intacto y ese sigue siendo –pese al gran fútbol exhibido- su mayor capital. Desde la perspectiva meramente futbolística, los alemanes son más que los ghaneses. Sin embargo, sobrevivir en la competencia es algo que sólo se logrará sufriendo, ante Ghana y ante los rivales por venir, si es que llegan.
Autor. Daniel Martínez
Edición: Cristina Papaleo