Alemania se preocupa por los derechos humanos
31 de diciembre de 2011La comisión alemana en la Unión Europea es pequeña, pero deja huella. En este año, el Consejo de Seguridad de la ONU, por iniciativa alemana, ha adoptado una resolución por la cual se quiere proteger mejor en el futuro a los niños en los conflictos armados. También se vigilarán especialmente los ataques a instituciones civiles, como colegios y hospitales. Esta era una aspiración del derecho internacional largamente postergada, que no hace furor entre la clase política, pero que ha encontrado respeto y reconocimiento entre los expertos. Además, es mérito de los germanos llevar a la agenda del Consejo de Seguridad la protección del clima.
El cambio climático como amenaza de la paz mundial
El cambio climático fue considerado como amenaza potencial para la paz en la tierra en una declaración presidencial. La paz es más que la ausencia de conflictos bélicos. Sobre este asunto, las Naciones Unidas han iniciado un esperanzador proceso de reflexión, de nuevo con ayuda alemana.
La objetividad, eficiencia y seriedad de Alemania en el Consejo de Seguridad de la ONU ha suscitado alabanzas de sus socios europeos. Los diplomáticos alemanes han puesto sobre la mesa con insistencia los asuntos relacionados con los derechos humanos, sobre todo en lo concerniente a la cuestión siria.
Preocupación permanente por Siria
Se ha colaborado con los socios europeos para elaborar resolución tras resolución con el fin de frenar la violencia del aparato del poder en Siria. Estas iniciativas tropezaron una y otra vez con el freno de Rusia y China. Quien creyera que en este asunto Alemania podía adoptar un papel mediador, se equivocó. Aquí Alemania se encontró con los límites impuestos por su propia diplomacia.
Para el sistema de Putin, los derechos humanos son menos importantes que sus intereses estratégicos y sus lazos de fidelidad con los últimos socios de Moscú en Oriente Próximo. Aún así, cabe agradecer a Alemania que, al menos, en la Asamblea General de la ONU se adoptara por amplia mayoría una resolución contra la violencia del régimen sirio. Ello demuestra que ahora los derechos humanos juegan un papel más importante en la ONU que hace unos años.
Desastrosa resolución sobre Libia
Más decepcionante aún y, para los socios occidentales de Naciones Unidas apenas comprensible, resultó la abstención alemana ante la resolución libia de 1973, por la que se instauraba un espacio de exclusión aérea para proteger a los rebeldes. Al mismo tiempo, Alemania aprobaba la lucha aérea contra Gadafi. En aquella ocasión prevalecieron los reparos del Gobierno alemán hacia una intervención militar exterior sobre el compromiso de proteger a la población civil. Posteriormente, se consideró que esta decisión fue poco meditada y peor transmitida, pero no solo eso, sino también un desastre diplomático que podía haber dado al traste con las aspiraciones de ocupar un lugar permanente en el Consejo de Seguridad Mundial.
De esta posibilidad se habla poco, aunque el Consejo se reforma en el plazo de un año y esta es una vieja aspiración de la política exterior germana. Pero los actuales miembros permanentes del Consejo no desean limitar sus propios poderes. Ni tan siquiera se piensa en hacer un hueco a Alemania entre los asientos comunes europeos del Consejo de Seguridad. Quizá porque su peso político y financiero en la crisis del euro ha impulsado al país ante el mundo. Y la propia idea política de Europa está en crisis. El balance es agridulce: Alemania ha intervenido junto al resto de potencias tan bien como ha podido. Ni más ni menos.
Autor: Daniel Scheschkewitz/MS
Edición: José Ospina-Valencia