Alemania y sus terroristas en potencia
12 de diciembre de 2018En la lengua de Goethe, las palabras Gefahr y Gefährdung significan riesgo, peligro, desgracia inminente. En la jerga técnica de las fuerzas de seguridad alemanas, el término “Gefährder” alude a las personas “de quienes se justifica sospechar, sobre la base de indicios concretos, que podrían cometer delitos considerables”. Pero esa voz es controvertida; muchos la describen como “newspeak” puro y duro, como un neologismo difuso que pretende disimular el hecho de que no hay razones para vigilar a aquellos tachados de “Gefährder”.
De ahí que el sustantivo Gefährder no tenga peso en el ámbito jurídico alemán. Una persona definida como tal por los servicios secretos no puede ser arrestada sólo porque se sospecha que constituye una amenaza para la seguridad nacional. Las leyes en Alemania exigen que se respete el derecho a la presunción de inocencia hasta que se compruebe la comisión o la intención de cometer un delito y que no se persiga a nadie por su supuesta peligrosidad o sus filiaciones políticas, siempre que éstas no atenten contra el Estado y la Constitución del país.
Bajo la lupa del Estado
La Oficina Federal de Investigación Criminal (BKA) tiene en la mira a 774 personas en la escena islamista de Alemania por creerlas capaces de perpetrar actos terroristas; 450 de ellas están en territorio germano y el resto está en el extranjero. Esa instancia considera que son muy pocas las probabilidades de que se registren atentados terroristas en Alemania con motivos ideológicos distintos del yihadismo porque en su lista de “Gefährder” sólo figuran 26 extremistas de derecha y dos de ultraizquierda.
Esa inferencia no es compartida unánimemente. Tanto los políticos de izquierda y centro-izquierda como sus electores denuncian desde hace años la tendencia de los servicios secretos a ignorar la violencia política que corre por cuenta de extremistas de derecha y neonazis. Y los partidos de centro-derecha, derecha y ultraderecha alegan que sus rivales relativizan la violencia practicada por los radicales de izquierda. En otras palabras, la responsabilidad de llevar la cuenta de los “Gefährder” en Alemania es, por sí sola, polémica.
Islamismo, bajo intensa vigilancia
Eso ayuda a explicar por qué la vigilancia de los islamistas presuntamente violentos se ha desarrollado más que la de los extremistas de derecha e izquierda. El informe más reciente de la Oficina Federal para la Protección de la Constitución (BfV), presentado en el verano de 2018, ha definido el perfil de los tres grupos de islamistas con mayor potencial para llevar adelante atentados terroristas: “lobos solitarios” y grupos pequeños, yihadistas que retornan del Magreb o el Medio Oriente, y grupos que cumplen encargos de redes internacionales.
De las 960 personas que empezaron a salir de Alemania en 2013 para unirse a las filas de la organización terrorista Estado Islámico, poco más de 300 han regresado al país, sostienen las autoridades locales. Lo que preocupa es, ante todo, la preparación militar y la experiencia de combate con la que retornaron estos individuos. Los servicios secretos también han puesto la lupa sobre “personas relevantes” cercanas a los “Gefährder”: casi 26.000 individuos capaces de ofrecer apoyo logístico para la preparación de atentados sin estar involucrados directamente en los ataques.
Matthias Hein y Peter Hille (erc/mn)
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