Alice Schwarzer habla sobre el "shock" de Colonia
12 de mayo de 2016DW: Su libro se llama “El shock”. ¿En qué medida le impactó a usted lo sucedido esa noche?
Alice Schwarzer: Lo que pasó la Nochevieja en Colonia no solo fue un shock para mí, sino que en todo el mundo fue percibido como un hito. Por primera vez desde el final de la guerra, mujeres en Europa fueron víctimas de una agresión masiva y organizada de carácter sexual. 627 mujeres hicieron denuncias oficiales. La plaza frente a la estación de trenes fue durante horas un espacio de impunidad. La policía no intervino. Aquí no se trató de tropelías individuales, sino de una demostración de poder de parte de personas con las mismas ideas.
El libro comienza con una reconstrucción de la Nochevieja. Entre otros, usted da voz a la familia Vosen, que se ve rodeada por un grupo de hombres en la calle que da a la estación. La madre y la hija sufrieron tocamientos agresivos. Pero cuando más tarde describieron a los atacantes como “originarios de África del Norte o del espacio árabe”, se les acusó de racistas.
Sí, seguramente que esto fue tan malo para las víctimas como el ataque en sí: el que se haya intentado negar el horror de lo ocurrido. Hoy sabemos, por ejemplo, que algunos policías recibieron órdenes superiores de borrar la palabra “violación” de sus informes. Y tardó varios días hasta que la verdad fue saliendo a la luz poco a poco. Ya no se puede negar que detrás de esta estrategia para confundir había una decisión política. No se quiso admitir lo sucedido.
El pasado 6 de mayo, la justicia de Colonia sentenció a seis meses de libertad condicional a un hombre de 26 años. Pero no por ataques sexuales sino por robo y encubrimiento. ¿También le causa a usted un shock esto?
No, no me sorprende en lo absoluto. En mi libro lo escribo: no cuento con que los atacantes sean sentenciados. Por una parte, por el método utilizado: de la multitud de miles de personas surgen pequeños grupos que rodean y maltratan a las mujeres, y luego se dispersan de nuevo entre el gentío. Así que las víctimas apenas pueden identificar a alguno de sus agresores. Además, el eufemismo conocido como “acoso sexual” hasta hoy no es castigado penalmente en Alemania.
Usted califica a los atacantes como “islamistas”. ¿Cómo llega usted a tal conclusión?
Muy sencillo: hay una diferencia entre los musulmanes y los islamistas, a pesar de que la frontera entre unos y otros sea a veces muy difusa. Un musulmán es una persona de fe musulmana, es decir, de origen en la cultura musulmana. En islamista es un musulmán que antepone la sharia (ley islámica) al estado de derecho, y el hombre a la mujer. El islam es una fe, el islamismo una estrategia política, ya sea una abiertamente militar, como en el caso de Estado Islámico, o simplemente una percepción de grupos musulmanes aislados a los que se les ocurre compensar frustración por situaciones como el desempleo con un sentimiento de superioridad contra los “infieles”, o al humillar a las mujeres.
Internacionalmente se estableció rápidamnte un paralelo entre lo sucedido en Colonia y lo que antes había pasado en la Plaza Tahrir de El Cairo. También lo hizo usted en la revista Emma. ¿Dónde ve usted este paralelismo?
Las coincidencias entre lo sucedido en Colonia y El Cairo son muy claras. El método es siempre el mismo: un grupo en su mayoría conformado por hombres jóvenes rodea a las mujeres y las somete a la violencia sexualizada. Y tan rápido como llegan, se van. Esto tiene poco que ver con el sexo, y mucho con el poder. El propósito es infundir el temor en las mujeres a fin de expulsarlas de los espacios públicos.
¿En qué se diferencian los ataques perpetrados por hombres musulmanes de aquellos que se habían visto contra mujeres en Alemania?
La violencia sexualizada es también un problema estructural entre alemanes, y no se trata de sucesos aislados. Contra este fenómeno luchamos las feministas como yo desde hace más de 40 años, a veces con éxito. Pero una violencia colectiva sexual multiplicada por miles, y sin nadie que la detenga, es algo que jamás habíamos visto en Europa desde la guerra. Es un problema de una nueva dimensión.
Usted escribe: “En el umbral de Europa han surgido espacios de impunidad como en Siria o Libia. Y de ahí al corazón de Europa hay solo un salto.” ¿No alimenta esto los miedos de los cuales saca provecho la derecha?
No tiene ningún sentido adornar las cosas. De otro modo los problemas resurgirían sobre nosotros, y con mayor fuerza. Los “espacios de impunidad” en el umbral europeo no tienen nada que ver con el islam como religión. Parten exclusivamente del islam politizado. Este brota desde 1979 en todo el mundo, desde la toma de poder de Jomeini en Irán, y cobra nuevo impulso tras los bombardeos sin sentido en Irak, Afganistán y Libia.
Alice Schwarzer es fundadora y editora de la revista feminista Emma. Desde hace más de 40 años es una de las voces más importantes en Alemania a favor del feminismo. En su libro “El shock”, recaba las opiniones de escritores e investigadores sociales, además de una investigación propia acerca de los sucesos ocurridos en Colonia la Nochevieja de 2015/2016.