América Latina y el SPD en la encrucijada
23 de mayo de 2013Justamente un latinoamericano fue quien hizo recordar a los socialdemócratas alemanes sus ideales: “Su Estado social es un patrimonio universal”, explicó el expresidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, en una conferencia de la Fundación Friedrich Ebert (FES) hace algunos meses en Berlín. “Uno no se puede despedir de este modelo solo por la crisis. Los políticos no pueden externalizar la política”.
El expresidente brasileño forma parte de una lista de políticos prominentes que, en los últimos dos años, han visitado esa fundación, cercana al Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD). También el entonces presidente de Paraguay, Fernando Lugo, viajó a Berlín, al igual que el jefe de Estado uruguayo José Mujica y la presidenta socialdemócrata de Costa Rica, Laura Chinchilla.
Estas visitas ejemplifican las relaciones especiales entre los socialdemócratas alemanes y latinoamericanos. En la década de los años 80 del siglo pasado, el SPD ayudó a muchos países de la región a construir estructuras democráticas. Entretanto, esta relación se ha invertido. Cada vez con más frecuencia, los camaradas del partido más antiguo del mundo, que hoy (23.05.2013) cumple 150 años de fundado, buscan inspiración política en sus antiguos protegidos.
El legado de Willy Brandt en América Latina
La “política exterior socialdemócrata” comenzó en la década de los años 70 del siglo XX. Primero como ministro de Exteriores y después como canciller federal, Willy Brandt, ícono del SPD, inició el diálogo de política de desarrollo en América Latina. Como presidente de la Comisión Norte-Sur y de la Internacional Socialista promovió los movimientos de liberación en Latinoamérica.
“Bajo Willy Brandt, como presidente de la Internacional Socialista, seguramente hubo un interés especial en expandir hacia América Latina”, recuerda Günther Maihold, vicepresidente de la Fundación Ciencia y Política, quien actualmente imparte clases en la cátedra Alexander von Humboldt en México. “En América Latina se creyó encontrar los puntos de contacto para expandir un modelo de socialdemocracia puramente europeo”.
En efecto, muchos partidos se hicieron socios de esa socialdemocracia europea. “En la década de los años 80 y 90, después de las dictaduras, había muchos partidos y sindicatos relativamente débiles en América Latina”, cree Achim Wachendorfer, director de la oficina de la FES en Buenos Aires. “En cambio, en Europa, casi todos los gobiernos estaban formados por socialdemócratas.”
El panorama político ha cambiado
Entretanto, el panorama político ha cambiado. Mientras que en Europa disminuye la influencia de los partidos socialdemócratas, en Latinoamérica, aumenta la importancia de la izquierda. Desde el 2003, el Partido de los Trabajadores de Brasil está en el gobierno, en Uruguay, el antiguo guerrillero José Mujica ganó las elecciones presidenciales de 2009 al frente de la coalición de izquierda Frente Amplio; en Chile, entre 2006 y 2010, la socialista Michelle Bachelet fue la primera mujer en gobernar el país y, desde el 2006, Bolivia tiene un presidente socialista.
“No es que no estemos orgullosos de que los partidos o las coaliciones, con las que cooperamos durante años, como en Brasil, Uruguay o El Salvador estén en el Gobierno”, explica Wachendorfer. Pero, en su opinión, desde la perspectiva latinoamericana, los países europeos han pasado a ser los necesitados de ayuda.
El análisis de Günther Maihold no difiere mucho: “Los caminos de la socialdemocracia de Europa y de América Latina se han separado”. Según el experto, la socialdemocracia europea se orientó más hacia un proyecto de reforma del mercado, mientras que en el continente latinoamericano se impuso un modelo de desarrollo más centrado en el Estado.
¿El SPD se ha vuelto víctima de su propio éxito? Marianne Braig, profesora del Instituto de América Latina, de la Universidad Libre de Berlín, hace un balance más positivo de la “política exterior socialdemócrata”: “El SPD mostró ser perseverante y ese compromiso condujo a una transformación del panorama político. Un partido no puede ser exportado, pero se pueden crear espacios libres y eso fue lo que hizo el SPD”.
Autor: Astrid Prange De Oliveira/ VC
Editor: Pablo Kummetz