El coronavirus desnuda a los líderes populistas
2 de junio de 2020"Los dos grandes de Latinoamérica en la geopolítica y la economía, como son Brasil y México, ambos gobernados por populistas, en México, por el izquierdista Andrés Manuel López Obrador y, en Brasil, por el ultraderechista Jair Bolsonaro, han puesto en evidencia una mala gestión. En un momento, en el que el Estado debería tener como prioridad proteger a la población, ninguno de los dos tomó en serio la pandemia", afirma en conversación con DW, Jan Woischnik, director para Latinoamérica de la Fundación Konrad Adenauer (KAS).
El responsable para la región de la fundación cercana a la Unión Cristianodemócrata de la canciller Angela Merkel coordinó un estudio en el que participaron los representantes de la KAS en América Latina. En él se advierte al lector alemán que para los 650 millones de habitantes de la región, que viven en buena parte del sector informal, la pandemia es una cuestión de supervivencia, incluso habiendo pocos casos de infección. El estudio coincide con la advertencia de Naciones Unidas sobre la inminente pauperización de una tercera parte de la población en la región más desigual del mundo. A la Organización Mundial de la Salud (OMS) le preocupa más Latinoamérica que África, debido a la rápida propagación del virus en este momento.
Brasil, en picada
En Brasil, el país más afectado del continente después de Estados Unidos, el manejo de la crisis por parte de Jair Bolsonaro se revela como el problema de raíz. "El primer caso detectado en Sudamérica fue el 26 de febrero en Sao Paulo, desde entonces Bolsonaro ha reiterado que es una gripecita. Negó el problema y dijo que la economía tenía prioridad". El país registró este lunes (02.06.2020) un total de 526.447 infecciones y 29.937 muertos por coronavirus, y, a medida que aumentan los contagios y las muertes, empeoran los pronósticos para su economía. El país lucha a ciegas porque prácticamente no se realizan pruebas de detección. En medio del caos, dos ministros de Salud renunciaron al cargo por desavenencias con Bolsonaro.
Los autores del apartado sobre Brasil, Anja Czymmeck y Kevin Oswald, destacan que fueron los gobernadores de los estados brasileños y no el gobierno de Brasilia quienes ordenaron amplias medidas de confinamiento como el cierre de escuelas, jardines de niños, restaurantes, playas y otros negocios no esenciales. "Incluso antiguos aliados políticos se han distanciado del mandatario". Sin embargo, debido a la fuerte dependencia del turismo y la caída de los precios del petróleo se esperan graves consecuencias en el mercado laboral. Adicionalmente, la fuga de capitales de economías emergentes provocó una devaluación del real, por lo que advierten que la crisis podría dar paso a un alto endeudamiento en el gigante latinoamericano.
México, mensajes contradictorios
Los dos países más densamente poblados de la región reaccionaron tarde y a medias. A fines de marzo cuando muchos países ya habían impuesto medidas de contingencia, Andrés Manuel López Obrador llamó a la población a no sobreestimar el peligro del virus, los exhortó a salir a restaurantes y a seguirse abrazando. "AMLO no tomó en serio la pandemia, pero, además, a lo largo de la crisis ha habido una comunicación contradictoria sobre las medidas, una estrategia poco seria en el manejo de esta crisis en donde es crucial una comunicación clara y comprensible para el ciudadano", advierte Woischnik.
López Obrador afirmó a finales de abril que su gobierno había "domado a la pandemia", cuando las cifras hablaban más bien de una propagación vertiginosa. El gobierno anunció un plan de apertura a partir del 1° de junio, a pesar de que se siguen registrando picos de infección. "Varios gobernadores y periodistas recriminaron al gobierno publicar cifras que ocultan la realidad de la pandemia. El país realiza 0,4 pruebas de detección por cada 1.000 habitantes, y ocupa el último lugar entre los países de la OCDE. El Modelo Centinela, piedra angular en la estrategia epidemiológica mexicana, es un modelo matemático cuyos pronósticos han tenido que corregirse una y otra vez, por lo que una vuelta a la nueva normalidad, como es llamado el plan de apertura por el gobierno, es un paso arriesgado", advierten los autores del apartado sobre México, Hans Blomeier y Ann-Kathrin Beck.
Argentina, victoria pírrica
El estudio destaca las distintas estrategias emprendidas por el bloque del Mercosur. Argentina, un país que ya se encontraba al borde de una quiebra estatal antes de la llegada de la pandemia, impuso estrictas medidas de cuarentena, que aunque han sido exitosas, suponen un desafío económico adicional. "El número oficial de infectados se mantiene bajo desde hace semanas, y oscila entre 100 y 300 casos diarios de infección. El epicentro sigue siendo Buenos Aires, en particular el cinturón de pobreza alrededor de la capital, y con contagios en asilos de ancianos", afirma el autor del apartado sobre Argentina, Olaf Jacob. "Argentina nos preocupa", afirma Jan Woischnik, coordinador del estudio, "pues, pese a la exitosa gestión de la crisis por parte del gobierno de Alberto Fernández, es difícil predecir si habrá ayuda de organismos internacionales a Buenos Aires tras la pandemia".
Sin embargo. el autor del estudio, Olaf Jacob, destaca dos noticias positivas: científicos argentinos lograron desarrollar pruebas rápidas para el diagnóstico de COVID-19, por lo que se espera una producción de 100.000 kits a la semana. Además, se producirán domésticamente aparatos de respiración asistida.
Tanto Brasil como Argentina, que dependen fuertemente de las importaciones de China, se vieron decepcionados por el gigante asiático. La industria brasileña se quedó sin suministros fundamentales en las cadenas productivas, mientras que Argentina se quedó esperando respiradores que nunca llegaron, y los equipos de protección y pruebas rápidas adquiridas por Buenos Aires resultaron de baja calidad.
Uruguay doblegó la pandemia
Uruguay, también miembro del Mercosur, es uno de los ejemplos positivos del continente en el manejo de la crisis. Apenas había asumido el cargo el conservador Luis Lacalle Pou cuando llegó la crisis del coronavirus. "El primer caso fue registrado el 13 de marzo. Desde un inicio, el gobierno siguió una estrategia clara que sigue teniendo vigencia hoy en día, la apelación a la responsabilidad ciudadana y una comunicación transparente sobre la crisis", destacan los autores del apartado, Sebastian Grundberger y Thomas Schaumberg.
Jan Woischnik fue representante de la KAS en Uruguay, y el primer visitante extranjero y huésped de Lacalle Pou en la residencia presidencial. También fue testigo de un nerviosismo creciente en el país cuando a los pocos días Argentina cerró sus fronteras con su vecina. "Lacalle Pou hizo lo contrario de lo que hicieron los populistas. Tuvo una estrategia sobria, tranquila, no fueron medidas drásticas, sino más bien moderadas, como el llamado a mantener la distancia". Para el experto, la apelación a la responsabilidad ciudadana bajo el lema libertad bajo responsabilidad, así como la comunicación y el manejo de la crisis transparente han sido claves. Hasta el momento, Uruguay, un país con 3,5 millones de habitantes, registra 803 casos de COVID-19.
Costa Rica, democracia sólida
Otro caso de éxito ha sido Costa Rica. Una vigilancia epidemiológica constante basada en la experiencia de su sistema de salud universal, ha sido la piedra angular del país centroamericano para mantener bajo control la transmisión del coronavirus y poder implementar un programa de reapertura de actividades económicas.
Costa Rica diagnosticó su primer caso el 6 de marzo, y tras casi tres meses acumula 1.084 casos y 10 muertes. "En los países en donde hay una tradición democrática y en donde hay instituciones fuertes, esto se traduce en un comportamiento responsable de los ciudadanos, precisamente en una situación conflictiva como ésta. Los ejemplos de Uruguay y Costa Rica son un argumento a favor de una democracia sólida", destaca Woischnik.
El experto se muestra convencido de que los populistas del mundo, incluídos Donald Trump y Boris Johnson en Reino Unido, enfrentarán consecuencias negativas en las urnas. "La crisis del coronavirus muestra muy claramente que es muy fácil prometer soluciones rápidas en tiempos de normalidad. Pero con la llegada de esta pandemia, con mucha gente en movimiento y difícil control, los populistas no tienen nada que ofrecer. Ningún populista ha destacado por una buena gestión", concluye.
(VT)
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