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CorrupciónAmérica Latina

América Latina: “La corrupción está carcomiendo a la región”

30 de enero de 2024

El continente “se encuentra estancado en la lucha contra la corrupción” sostuvo la consejera para las Américas de Transparencia Internacional, ante los magros resultados obtenidos en el nuevo índice de la organización.

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Una mujer sentada ante escritorio.
Luciana Torchiaro, consejera regional para las Américas de Transparencia Internacional.Imagen: Privat

Transparencia Internacional, la primera y mayor organización de lucha contra la corrupción a nivel global, dio a conocer este martes (30.01.2022) su anual Índice de Percepción de la Corrupción (IPC), mediante el cual muestra el impacto de este flagelo en el sector público de 180 países y territorios, en una escala de cero (muy corruptos) a cien (muy "limpios").

En su edición para 2023, el índice revela que la mayoría de los países lograron mínimos o nulos avances en combatir la corrupción en el sector público.

En América Latina, Uruguay y Chile resultaron los países mejor ubicados, con 73 y 66 puntos respectivamente, es decir, percibidos como con poco nivel de corrupción.

En el otro extremo se ubican Nicaragua y Haití (con 17 puntos) y Venezuela (con apenas 13 puntos), percibidos como muy corruptos.

DW entrevistó a Luciana Torchiaro, consejera regional para las Américas de Transparencia Internacional, sobre las causas y perspectivas en torno a la lucha contra la corrupción en la región.

DW: ¿Cómo definiría el estado actual del continente en relación con la lucha contra la corrupción?

Luciana Torchiaro: Lamentablemente la región se encuentra estancada en la lucha contra la corrupción. Este año la región obtiene otra vez, por quinto año consecutivo, un promedio de 43 sobre 100 puntos posibles -en donde 100 es considerado lo más limpio y cero, lo más corrupto-.

Pero no solo eso: en los últimos años solo dos países de 32, Guyana y República Dominicana, muestran avances significativos en la lucha contra la corrupción. Todos los demás están estancados o han empeorado. La corrupción está carcomiendo a la región.

Para revertir la situación hay que identificar las causas: ¿cuáles son las principales?

Hay muchas, pero yo nombraría en primer lugar la concentración del poder en los Ejecutivos y el crecimiento del autoritarismo en ciertos países, como El Salvador, Venezuela y Nicaragua.

Hay otro motivo fundamental, y es la falta de independencia del poder judicial, que es el que debe garantizar la implementación de la ley de manera imparcial. Cuando este poder está debilitado, no solo no controla a los otros poderes del Estado, sino que se empieza a transformar en una maquinaria que responde a intereses particulares y no a los del común de la sociedad.

Y otro factor, que también explica el avance de la corrupción, es la vulneración a derechos fundamentales, como el derecho al acceso a la información, la libertad de prensa, de asociación y de expresión. Esto particularmente lo vemos en Honduras, Guatemala y El Salvador.

Y consecuencia directa de esta situación es la impunidad.

Así es, cuando el poder judicial es débil, no hay voces por otro lado que denuncian y las que hay, son silenciadas, lo que tenemos es impunidad. Y esto hace que la gente confíe cada vez menos en las instituciones públicas, estas son percibidas cada vez como más corruptas, y a su vez, esta situación de desesperanza da lugar al crecimiento de los populismos.

¿Hay razones específicas que explican la situación en los países que según el índice más han retrocedido en materia de lucha contra la corrupción?

Tenemos el caso de Guatemala, que es un país que en los últimos años ha vivido una consolidación del autoritarismo, en donde una elite política y económica ha cooptado las instituciones del Estado, desmantelando los mecanismos anticorrupción y al propio poder judicial. Ahora hay un nuevo presidente que tiene la tarea de refundar esas instituciones que están absolutamente dañadas.

Y también Argentina presenta un descenso significativo. El país tiene problemas estructurales. En el área de compras y contrataciones podría ser mucho más transparente de lo que es, y los niveles de integridad de la política son bastante deficientes. El país presenta los mismos desafíos que muchos otros de la región, en una sociedad que está bastante cansada ya de la corrupción.

¿Cómo logran los países mejor ubicados en el índice lo que tantos países del continente no logran? ¿En dónde reside la gran diferencia?

Los que mejor están son tradicionalmente los mismos: Uruguay, Chile y Costa Rica. Yo creo que hay una voluntad política, por un lado, y hay un consenso en las sociedades acerca de lo que está bien y lo que no. Además, tienen instituciones democráticas muchísimo más sólidas que los demás.

A pesar de todo, la corrupción se suele asociar con algo abstracto.

Sí, tenemos que desterrar esta idea porque todos estamos afectados por la corrupción en nuestra vida cotidiana. Si la educación no es de buena calidad, si el servicio de salud no es bueno porque hubo una malversación fondos, porque no se compraron los medicamentos en buen estado, eso nos afecta a todos.

También es una fuente de inseguridad, porque este entrecruzamiento que hoy existe en la región entre grupos criminales y funcionarios públicos claramente alimenta la violencia y esto nos afecta a todos.

¿Y cuáles son las perspectivas a futuro si las cosas siguieran así?

Si todo siguiera así, bueno, es un futuro muy negro… Si las cosas no cambian en la región, vamos a tener sociedades más violentas, más desiguales, y los índices de pobreza probablemente también van a aumentar.

¿Está en un momento decisivo el continente?

Estamos actualmente en un momento decisivo porque estamos viviendo un super ciclo electoral, que comenzó el año pasado y que sigue este año, y la instalación de nuevos gobiernos nos abre oportunidades para poder poner en la agenda política nuevas prioridades: estamos en un momento crucial para avanzar en esta agenda.

(ers)