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Angela Merkel se va, el problema ruso se queda

Frank Hofmann | Vladimir Esipov
25 de septiembre de 2021

La canciller de Alemania vive sus últimos momentos al frente del gobierno. La Rusia de Putin, represiva a nivel interno y segura de sí misma a nivel internacional, seguirá dando dolores de cabeza a quien suceda a Merkel.

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Angela Merkel y Vladimir Putin.
Angela Merkel y Vladimir Putin.Imagen: Michael Kappeler/dpa/picture alliance

Las tuberías metálicas brillan al sol, los ingenieros revisan los procedimientos en la sala de control: la estación de gas natural Lubmin 2, a pocos cientos de metros de la costa báltica alemana, ya está lista. Solo falta el gas ruso. Aquí, en la ciudad de Greifswald, el gasoducto Nord Stream 2 toca tierra alemana y se conecta con la red del país. Desde acá se debería distribuir el gas ruso, evitando el paso por Ucrania.

La construcción de la línea terrestre desde el Mar Báltico a la frontera con República Checa costó cerca de tres mil millones de euros. Nord Stream 2 es uno de los mayores proyectos de infraestructura de Alemania. Estas cifras perturban en Berlín a todos los que no solo piensan en dinero y gas, sino también en derechos humanos, democracia y libertad de prensa, porque seguramente no hay mejor ejemplo del complejo equilibrio que debe hacer la política exterior alemana entre los intereses económicos, por un lado, y los valores de una democracia liberal, por el otro.

El controvertido proyecto de gas natural verá la luz en momentos en que las relaciones entre Rusia y Alemania pasan por momentos difíciles. Considerando que Angela Merkel dejará la cancillería, sus posibles sucesores, Olaf Scholz, Armin Laschet y Annalena Baerbock, han abordado el tema durante la campaña, donde se han visto asombrosas coincidencias sobre el tema por parte de dos partidos que poco tienen en común: Los Verdes y FDP (liberales).

El portavoz de asuntos exteriores de los liberales, Alexander Graf Lambsdorff, ha criticado duramente que el gobierno de Merkel descuidara "de forma negligente” la integración diplomática de los socios alemanes con el proyecto gasífero. Para él, el argumento de Merkel de que Nord Stream 2 solo era un proyecto económico ha dañado enormemente la política exterior. Algo similar piensan Los Verdes y su candidata a canciller, Annalena Baerbock. La postura firme del partido contra Rusia le ha valido sumar adhesiones incluso de votantes de los círculos más conservadores.

Laschet, Scholz y Baerbock son los principales nombres en la carrera por suceder a Merkel.
Laschet, Scholz y Baerbock son los principales nombres en la carrera por suceder a Merkel.Imagen: Martin Meissner/AP/picture alliance

Por su parte, el candidato a canciller socialdemócrata, Olaf Scholz, pidió recientemente que la UE tenga una nueva política hacia los países del Este. Scholz busca mejorar la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) y, además, fortalecer a la Unión Europea en su conjunto. "No queremos un retorno a las políticas de los siglos XVII, XVIII y XIX, donde las potencias - Rusia, Alemania, Francia, Inglaterra- negociaban entre sí. En vez de ello tiene que ser la Unión Europea y Rusia".

Las relaciones germano-rusas, en mal momento

Janis Kluge, experto en Europa del Este de la Fundación Ciencia y Política, estima que las relaciones entre Berlín y Moscú están en su peor momento desde la caída de la Unión Soviética. Tras la anexión de Crimea, el envenenamiento de Navalni y el apoyo a Bielorrusia, finalmente los políticos alemanes han tomado conciencia y la mayoría ve a Rusia como un oponente estratégico, estima Kluge.

El especialista ve tres áreas problemáticas en la relación entre ambos países. Primero, la creciente represión que se vive en la política interna rusa y la persecución de los medios independientes, organizaciones no gubernamentales y la oposición. El caso Navalni es solo el ejemplo más destacado, pero en ningún caso el único. Segundo, dice Kluge, las operaciones de los servicios secretos rusos en la Unión Europea. No se trata solo de ataques, sino también de acciones de piratas informáticos. Y tercero, el conflicto en Ucrania, tema central en las relaciones ruso-alemanas. "Mientras no haya avances en esa crisis, no será posible restaurar la confianza en Rusia”, explica.

Rusia como superpotencia antiliberal

También Ralf Fücks, director del Centro Liberal Moderno, un think tank que debió cesar sus actividades en Rusia, ve la relación entre ambos países en un punto crítico. "La Rusia de Putin se ha convertido en un enemigo de las democracias liberales occidentales, tanto en términos de política exterior como de seguridad. El socavamiento sistemático de las democracias, el trabajo conjunto con partidos populistas de derecha e izquierda, las violaciones al derecho y las normas internacionales, sea en Siria o Ucrania. Rusia está en curso de confrontación con Occidente", dice Fücks.

Rusia apoya desde 2015 a Bashar al Assad en Siria, logrando un giro en la guerra civil de ese paìs.
Rusia apoya desde 2015 a Bashar al Assad en Siria, logrando un giro en la guerra civil de ese paìs. Imagen: Louai Beshara/AFP/Getty Images

La principal tarea del próximo gobierno será llevar adelante una política europea conjunta ante Rusia. Para el experto, los tres principales candidatos alemanes no tendrán la tarea de mejorar las relaciones con Putin, sino la de "reajustar la relación entre cooperación y conflicto”. Se trata de dejar en claro dónde están las líneas rojas para la Unión Europea y Alemania, sostiene.

Rusia se aprovecha de las debilidades de Occidente

También Stefan Meister, director del Programa de Orden Internacional y Democracia de la Sociedad Alemana de Política Exterior (DGAP), piensa que las relaciones pasan por un mal momento. Sin embargo, para él parte de la solución también es responsabilidad de Alemania. "Simplemente debemos ser realistas, apoyar más a las fuerzas que luchan por una Rusia diferente”, dice.

Respecto al caso Navalni, Meister explica que "no debemos dejarnos llevar por populistas y redes sociales, sino valorar con claridad que el cambio no se va a producir ahora en Rusia, sino que llegará a mediano o largo plazo”. Para él Navalni es un populista cuyo papel en la política rusa está sobrevalorado.

El gobierno de Putin ha aprovechado hábilmente la incapacidad de Occidente para desempeñar un papel clave en los principales conflictos, añade Meister. Ya sea en Siria, Libia o el sur del Cáucaso, Rusia no ha dejado de actuar en el campo internacional. Por ello, insta a ser más pragmáticos y menos histéricos y encontrar puntos de acuerdo allí donde sea posible. (dzc/chp)