Argentina: meca de grupos criminales

"Argentina, comparada con otros países de la región, tiene la tasa más alta de consumo de cocaína y de anfetaminas, y es la primera o la segunda en cuanto a fumadores de marihuana", advierte un reporte del Observatorio de Prevención del Narcotráfico en Argentina (OPRENAR). El organismo también advierte de que el país ha dejado de ser de tránsito y es ahora una nación de consumo, de fabricación y elaboración de estupefacientes. Sin embargo, cifras no hay. El gobierno de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner no publica datos de drogas decomisadas.

El experto alemán, Maximilian Plenert, de la Asociación Alemana de Cannabis, lamenta que Argentina no haya participado en las discusiones sobre narcotráfico en el marco de la OEA y que en la campaña electoral se escucharan consignas populistas. "Los candidatos llaman a enviar al Ejército a las provincias, a disparar contra aviones sospechosos de transportar droga. ¿Es que no se enteraron de lo que sucedió en México?", pregunta Plenert y añade que la militarización en el país del norte fue la peor elección posible, pues detonó un conflicto de dimensiones desproporcionadas.

Medida sin precedentes, pero insuficiente

La Corte Suprema argentina, en una medida sin precedentes, firmó un acuerdo para la creación de una Comisión judicial de lucha contra el narcotráfico. El organismo estará integrado por magistrados de la Justicia federal de distintas regiones y representantes de la Junta Federal de Cortes Superiores. Según Plenert, tal medida no será suficiente para atajar el problema, pues se implementa con retraso.

El investigador de la Universidad de Columbia de Nueva York, Edgardo Buscaglia subraya que la presidenta Kirchner permitió la entrada de capitales sucios al país. "Capitales que habían cometido evasión tributaria, fraude fiscal en Argentina y en otros países de la región comenzaron a llegar a la Argentina bajo un régimen en donde no se les cuestionaba su origen. Una especie de tregua tributaria, que sucedió dos veces en su administración. Esto permitió la entrada a Argentina de capitales de redes criminales que compraron tierras y propiedades de manera descontrolada, que creó una burbuja inmobiliaria".

Las redes van más allá del narcotráfico

"Argentina se transformó en una meca regional para grupos criminales de distintas regiones del planeta" advierte el experto en narcotráfico internacional, pero destaca que la decisión de la Corte Suprema es una reacción adecuada. "Ha focalizado el tema del narcotráfico, pero las redes criminales se dedican también al secuestro, a traficar con migrantes, al contrabando de redes y servicios, con activos en diez o doce países".

El experto destaca que para enfrentar el problema se necesita un Estado coordinado, pero dada la dimensión internacional de estos grupos, ningún país logrará por sí solo desmantelar estos grupos criminales. "Latinoamérica tendrá que caminar hacia una arquitectura supranacional, con fiscalías y juzgados supranacionales, una policía supranacional para atender el desmantelamiento de las redes criminales".

Grietas regulativas

Uno de los primeros en descubrir Argentina fue el mexicano Amado Carrillo Fuentes, antiguo jefe del Cártel de Juárez. En la década de los años noventa, Carrillo Fuentes compró numerosas propiedades en Argentina para lavar su dinero. El 'Señor de los Cielos', cuyo negocio era transportar cocaína a Estados Unidos, murió en 1997 durante una cirugía plástica para cambiar de rostro.

Joaquín 'El Chapo' Guzmán, el buscado jefe del Cártel de Sinaloa estableció su red de producción y distribución de drogas en el norte de Argentina. El narcotraficante colombiano Henry de Jesús López Londoño vivía cerca de Buenos Aires antes de su detención en 2012. Al igual que otros capos internacionales, en Argentina encontraron una base ideal de operaciones y de residencia. "En 2007 cuando llegué a la Argentina para estudiar este problema, denuncié la presencia de la red criminal Sinaloa con laboratorios clandestinos en las provincias más pobres en el norte del país, pero me encontré con una clase política adormecida", relata Buscaglia.