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“Nosotros exportamos vida, ellos, muerte”

Carlos Albuquerque | Liliana Gladys Essenwanger
23 de junio de 2017

Con su performance “El Objetivo”, la artista guatemalteca Regina Galindo nos invita a sentir lo que es estar detrás del cañón de un arma o en la posición de la víctima. Habló con DW sobre la violencia en su país.

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Imagen: picture-alliance/dpa/U. Zucchi

En su performance “El Objetivo” (2017), presentado en el Museo Stadtmuseum de Kassel para la Documenta 14, la artista Regina Galindo se para en el centro de una habitación cerrada. Los espectadores solo la pueden ver a través del cañón de un arma que le estará apuntando todo el tiempo. Por medio de esta performance, el observador experimentará una situación en la que sentirá ganas de intervenir, de ignorar la situación o de disparar. La artista invita al público a descubrirlo.

Galindo nació en Guatemala (1974), en medio de una guerra civil, y es conocida por sus performances en las que representa situaciones extremas a manera de denuncia por la violencia que se vive en su país y en los países vecinos. Incluso lleva una marca sobre su pierna derecha que ella misma se hizo con un cuchillo para escribir la palabra “perra”, una marca que le encontraron a varias mujeres asesinadas en su país.

Deutschland Kassel - Documenta Kunstmesse:  José Galindo
Regina GalindoImagen: DW/C. Albuquerque

En entrevista con DW, habló sobre el grado de violencia en su país, el asesinato de mujeres, la migración y la cantidad de armas alemanas enviadas a países en conflicto que en gran parte terminaron en manos del narcotráfico. 

DW: ¿Cómo recibiste la invitación para participar en la Documenta?¿Es tu primera vez aquí?

Regina Galindo: Sí, es mi primera vez aquí.  Este momento es tan importante como la primera vez que estuve en Venecia para la Biennale. Documenta antes era para mí un espacio completamente inaccesible. Provengo de Guatemala y no soy una artista que se formó en una academia. Mi trabajo lo he hecho a punta de mucho esfuerzo, a punta de experimentos y me ha costado un montón, entonces cuando me invitaron básicamente fue como un regalo para la vida. Uno se llena de expectativas, pero hay que mantener los pies sobre la tierra. Igual estoy muy agradecida de poder estar acá y compartir con artistas como Marta Minujín. Aquí veo mucha gente consciente y políticamente muy responsable. Para mí esto es un honor.

Tu performance habla mucho del cuerpo, de la violencia y de la depredación. Se dice que el arte vive una crisis, ¿tú ves el cuerpo como una forma de resistencia ante esa crisis?

Por supuesto, pero no lo veo necesariamente como una forma de resistencia ante la crisis del arte. El cuerpo es una forma de resistencia ante la existencia. Tú con tu cuerpo, conscientemente vas a poder resistir y enfrentar las cosas, y no solo en el medio del arte, sino que en cualquier medio, en cualquier situación y ante cualquier adversidad. En Guatemala por ejemplo, con la situación que tenemos y el contexto en que vivimos, nos acomodamos con lo que tenemos.

Tu trabajo habla mucho de violencia. Cuéntanos un poco sobre tu performance.

Este es un proyecto dividido en dos partes. La otra parte es un video que tengo en el Palais Bellevue. Este trabajo titulado el “Objetivo” propone una dicotomía muy crítica sobre la postura pasiva del observador, del público, ante las situaciones que pasan en el mundo con toda la cuestión de las guerras, el internet y el acceso a la información. En esta performance juego un poco con la cuestión de poder manipular un arma, las armas son armas reales, pero están bloqueadas para que no se puedan cometer crímenes. Lo que hago es jugar con el público. Importante es como ellos se manifiestan ante esta situación y como me ven en la distancia, mientras yo estoy dentro del cubo apuntada por las armas. Veremos quienes se van a atrever a jalar el gatillo aunque estos no disparen. Propongo así, la dicotomía de que el mundo está partido en dos, de un lado está el que dispara y del otro está el que recibe la bala. Y más allá de esos dos hay un ente que quizás los maneje, que siempre es el autor intelectual, y es algo de lo que a mí me interesa hablar.

Kassel Performance "El Objetivo" der Künster Regina Jose Galindo bei der Documenta.
Y usted, ¿qué haría? ¿Jalaría el gatillo?Imagen: DW/Carlos Albuquerque

 Este trabajo incluye una investigación muy grande. En Guatemala yo trabajé con un periodista que se llama Ángel Saz, pero aparte también hice otras investigaciones y salieron las hipótesis de que algunas armas alemanas habían llegado a las Américas. Entre el 2006 al 2010 me parece que es el periodo en que Alemania exportó a México un lote de 10 000 armas G36, las mismas que se pueden ver en la performance. La mitad de esas armas se quedaron en el Estado y casi 5000 desaparecieron.

¿Ya se ubicó el paradero de esas armas?

Habrían pasado a formar parte de los carteles del narcotráfico y lo que ha sucedido es que los carteles se movieron al triángulo que conforman Honduras, Nicaragua y Guatemala. Estas armas, de una u otra manera, “migraron” a países en conflicto. Aquí hay otro tema para hablar que es la migración. Todo el tiempo se está hablando de las olas de migrantes que llegan al primer mundo, de la mierda que son estos seres humanos y observamos como se les trata. Y en los medios están todo el tiempo estas noticias, pero no se habla de la contraparte. Nosotros exportamos vida, exportamos seres humanos que están buscando un destino distinto porque nuestros países han sido destruidos por guerras en las que se usaron armas que provenían del primer mundo. De lo que no se habla es de lo que ellos exportan a nuestros países. Nosotros exportamos vida, ellos exportan muerte. En Guatemala el 97% de los crímenes se cometen con armas y hoy Guatemala es el segundo o tercer país más violento del mundo.

¿Crees que el arte puede ayudar a crear conciencia sobre estos problemas?

Puede generar diálogo, como esta conversación que tenemos tú y yo o esa conversación que va a tener alguien que vio la obra, eso ya es una ganancia. Yo soy guatemalteca, crecí en un país en guerra, tengo muy pocas expectativas de que las cosas puedan cambiar y pienso lo mismo acerca del resto del mundo. Lo que sí creo es que el arte es una herramienta muy necesaria para sensibilizar y concientizar. Lo que estamos haciendo los artistas, los que somos conscientes políticamente, es poner las cuestiones sobre la mesa, sacarlas de debajo de la alfombra y debatirlas.

Lo que ocurre en Guatemala ocurre en casi toda Latinoamérica. No es solo un fenómeno guatemalteco.

Es un fenómeno mundial, pero yo como guatemalteca sufro por nuestra situación y tengo que aceptar que el mundo está mal. La situación de Guatemala es invivible, Guatemala es un puente, está en el centro, es un pequeño punto en el centro de todo. Todo lo que viene de Estados Unidos, todas las armas que vienen, pasan por Guatemala y toda la droga que va hacia Estados Unidos pasa por Guatemala. La situación en Guatemala está verdaderamente jodida y hemos estado jodidos siempre.

En tu performance “Presencia” tratas el tema de mujeres asesinadas. Cuéntanos de esta performance.

Ese fue un proyecto que hice para Atenas, fue un proyecto muy largo para el que conseguí 13 vestidos de mujeres asesinadas en Guatemala. Los conseguí con las familias y con una fundación que trabajaba con ellas. No fue un regalo y tampoco una compra, fue un préstamo consciente que me hicieron las familias que siguen año tras año en búsqueda de justicia. Guatemala tiene una impunidad del 90% y se vive una violencia terrible para la que se calculan 15 muertos al día. De esos 15 muertos 10 son hombres y 5 son mujeres. La mayoría de los hombres asesinados aparecen con un tiro de gracia, pero en el caso de las mujeres todos sus cuerpos aparecen violados.

Por todo lo que nos cuentas sobre Guatemala, ¿no es peligrosa para ti esta situación?

No lo sé, siempre he creído que no. Uno siempre cree que está protegido en su país. Nunca he estado en una situación de peligro, nunca me ha sucedido nada personal. He pasado por muchas cosas muy duras, como ciudadana, como mujer guatemalteca, pero no por ser artista.

Autores: Carlos Albuquerque/ Liliana Essenwanger (VT)