Así vivieron los habitantes de Kiev la invasión rusa
25 de febrero de 2022Apenas después de las primeras explosiones escuchadas por los habitantes de Kiev, alrededor de las 5 de la mañana del 24 de febrero, algunos residentes de la capital, tras superar la conmoción inicial, empezaron a cargar apresuradamente los artículos de primera necesidad en sus autos y a sacar a sus familias de la ciudad. A las 6 de la mañana ya se formaban atascos en las carreteras del sur y el oeste de Kiev. La Policía instó a la gente a apartar rápidamente los automóviles dañados a un lado de la carretera en caso de accidente y a despejar el camino para su evacuación. En las arterias de Kiev, así como en las autopistas que se dirigen al sur y al oeste, se formaron largos atascos de vehículos que huían de la invasión rusa.
Tras el impacto inicial
Los habitantes de Kiev que permanecieron en la ciudad escucharon atentamente los mensajes oficiales y los llamamientos del presidente Volodimir Zelenski y del alcalde de Kiev, Vitali Klichko. El alcalde aseguró que la vida en la capital seguiría adelante, el transporte público funcionaría y sería gratuito para todos los pasajeros, y que sólo se cerrarían las escuelas y las guarderías.
Klichko aconsejó a las personas que no estuvieran empleadas en tareas de infraestructura relevantes que se quedaran en casa, vieran dónde estaba el refugio antiaéreo más cercano, confiaran en el Ejército ucraniano y mantuvieran la calma. El presidente Zelenski y los diputados hicieron llamamientos similares al pueblo. Además, aseguraron que se quedarían en Kiev.
Todos los políticos que comparecieron regularmente ante la prensa declararon su apoyo incondicional al Comandante en Jefe y a la dirección de las Fuerzas Armadas de Ucrania. En el despacho del presidente se celebraron sesiones informativas para los medios prácticamente sin pausa. Por la tarde, se pidió a los periodistas que fueran a sus redacciones. El asesor del jefe de la oficina presidencial, Mijailo Podoliak, lo justificó con consideraciones de seguridad y dijo que no descartaba la llegada de tropas rusas al barrio gubernamental para derrocar al Gobierno ucraniano.
Miedo, pero no pánico
Por la mañana, había tanta gente en el metro, los trolebuses y los autobuses como en un día laborable normal en Kiev. Pero las largas colas ante los cajeros automáticos, las farmacias y las cajas de los supermercados mostraban el nerviosismo de la situación. Sin embargo, no hubo escasez de alimentos. El ambiente en las colas era tranquilo, pero se veían muchas caras de ansiedad. Las personas se mostraban dispuestss a conceder entrevistas, pero no querían ser nombradas ni fotografiadas por razones de seguridad.
Una mujer de mediana edad que hizo cola durante más de dos horas en un cajero automático dijo que creía en las garantías del Banco Nacional de que se atendería satisfactoriamente la demanda de efectivo de la gente, pero que quería sacar más dinero para dárselo a los soldados. Aseguró que no sentía miedo porque estaba convencida de la victoria de Ucrania. "¡Este es nuestro país y no se lo dejaremos a nadie! La guerra dura ya ocho años, y esta será su última fase. Tengo una excelente puntería y, si es necesario, estoy dispuesta a tomar las armas y defender mi ciudad y mi familia junto con los hombres", dijo la mujer a DW.
Otra anciana que hacía cola en la farmacia dijo que ya había hecho cola en el cajero automático, había retirado su pensión y ahora iba a abastecerse de medicamentos y alimentos. "Por si de repente todo esto deja de funcionar mañana o las terminales no aceptan la tarjeta bancaria", añadió. La mujer dijo que no conocía suficientes palabrotas para expresar su actitud hacia el presidente ruso Vladimir Putin. Se refirió a él como "loco". Y aseguró estar muy enfadada porque "Putin ha destruido las relaciones amistosas entre los tres pueblos hermanos", ucranianos, rusos y bielorrusos, entre los que también tiene familiares.
Alrededor del mediodía se escucharon explosiones en la periferia occidental de la capital ucraniana. Más tarde, aparecieron fotos en las redes sociales y en la prensa de la localidad de Hostómel, que está a diez kilómetros de Kiev, donde se encuentra el aeródromo de la empresa de fabricación de aviones Antónov. Más tarde se informó oficialmente que el aeródromo había sido capturado por las fuerzas especiales rusas. Y luego se informó que había sido retomada por el Ejército ucraniano tras los combates.
Alrededor de las 3 de la tarde, las pequeñas tiendas, los cafés y las oficinas de cambio comenzaron a cerrar. Una hora después, la Guardia Nacional empezó a cerrar los puentes sobre el río Dniéper. A partir de entonces, sólo se podía llegar a la orilla opuesta en metro. A medida que caía la oscuridad, el tránsito en las calles era cada vez menor. El número de personas también disminuyó. Al anochecer, se hizo evidente que había un número significativamente menor de ventanas iluminadas en los edificios residenciales. Pequeños grupos de hombres se reunían en los patios del centro de la ciudad para intercambiar las últimas noticias. Se mostraron reacios a conceder entrevistas. "Tengo que pensar en cómo proteger a mi familia, no en dar entrevistas. Ya ves lo que está pasando", dijo uno de ellos. (md/ms)