Asalto a embajada británica aísla aún más a Teherán
29 de noviembre de 2011“Atribuimos al gobierno iraní la responsabilidad por no haber conseguido adoptar medidas adecuadas para la protección de nuestra embajada“, indicó el jefe de la diplomacia de Londres, William Hague, advirtiendo a Teherán de las “serias consecuencias“ que podría acarrear el asalto de que fue blanco la legación británica en esa capital. Dramáticos ribetes llegó a alcanzar el incidente, aderezado con los ingredientes propios de una crisis internacional de consideración. Con la bandera británica en llamas y enardecidos manifestantes sacudiendo retratos de la Reina Isabel II, muchos en Occidente no pudieron menos que recordar imágenes de 1979, cuando el blanco de las iras iraníes fue la embajada estadounidense.
Guardando las diferencias
A tanto no se llegó esta vez. Los primeros reportes reportes que hablaban de una toma de rehenes fueron luego desvirtuados. Además, el gobierno iraní declaró públicamente lamentar los incidentes. Pero eso no quita explosividad política a hecho, que no es sino el corolario de una sostenida escalada de tensión entre Londres y Teherán.
El último episodio lo marcó el informe del Organismo Internacional de Energía Atómica, según el cual los iarníes habían trabajado por lo menos hasta el 2010 en el desarrollo de un programa nuclear de índole militar. Le siguieron nuevas sanciones. Las de Gran Bretaña apuntan a cortar las conexiones financieras de Irán, para ampliar al campo económico el aislamiento político del que ya es objeto en Occidente. Y la medida exasperó a Teherán al punto de que el parlamento aprobó este lunes una moción para exigir la retirada del embajador británico y la rebaja del status de las relaciones bilaterales.
Condena internacional
Hace tiempo ya que Gran Bretaña pertenecía al trío que podría representar el “eje del mal“ en versión del gobierno iraní, junto a Estados Unidos e Israel. Hay razones históricas, ideológicas y políticas. Como botón de muestra, entre los “agravios“ atribuidos a Londres se cuentael hecho de que el escritor Salman Rushdie, sobre el que pendía la fatua, haya sido nombrado caballero por la reina de Inglaterra. Pero todo eso no explica lo ocurrido este martes, cuando los estudiantes fanatizados arremetieron contra la legación diplomática.
Las fuerzas de seguridad iraniés finalmente intervinieron para dispersar a los manifestantes. Pero el daño ya estaba hecho. No sólo en el edificio de la embajada se quebraron cristales, sino también en el escenario político. El incidente aleja a Irán un paso más aún de la comunidad internacional que, por intermedio del Consejo de Seguridad de la ONU, condenó “en los términos más enérgicos“ lo ocurrido. Lo propio habían hecho ya diversos países europeos, como Alemania, Francia y Italia, al igual que Estados Unidos. Y el capítulo aún no se ha cerrado. Por lo pronto, Berlín citó al embajador iraní en reacción al incidente, que el ministro de Relaciones Exteriores germano, Guido Westerwelle, calificó de absolutamente inaceptable y contrario al derecho internacional.
Autora: Emilia Rojas (dpa/reuters/afp)
Editor: José Ospina Valencia