Asia apuesta por la energía nuclear, a pesar de Fukushima
9 de marzo de 2013
Fukushima no significó el fin de la energía atómica como fuente de desarrollo. A finales de 2012 había en el mundo 68 reactores en construcción, 44 en países asiáticos. Actualmente, se está planeando la construcción de unos 110 reactores, en India y China, por ejemplo.
Estos dos países quieren elevar a 9 el porcentaje de la energía atómica usada para mover sus economías en los próximos 10 y 15 años. Proyectos de los que también empresas europeas sacan provecho, como Areva GmbH, filial alemana del consorcio francés Areva, uno de los mayores productores de tecnología nuclear.
Prioridad en China, rechazo en India
"Areva está construyendo 4 nuevas plantas nucleares: una en Francia, otra en Finlandia y dos en China”, le cuenta a DW Stefan Pursche, vocero de Areva. Según la Agencia Internacional de Energía Atómica, en Asia crecerá el consumo de energía atómica en un 70 por ciento, sobre todo en China e India.
Pero Asia impulsa también las fuentes de energía renovables. “Un sector en el que Areva también ofrece tecnología”, agrega Pursche.
Entre tanto, el Reino del Centro se ha convertido en el mayor productor de energía eólica. Pekín busca reducir la combustión de carbón que está generando graves problemas de contaminación ambiental con el consecuente deterioro de la salud de millones y millones de habitantes. Una tarea gigantesca, porque el uso del carbón crecerá tanto como el de otras fuentes limpias como el viento, el agua e incluso de la fuente más riesgosa, la atómica.
El consorcio nuclear Areva construye en la India seis reactores de agua, los más seguros que existen, dicen los ingenieros. Algo que no logra convencer a la población. “Las protestas populares se dirigen contra la construcción de la planta nuclear de Kudankulam, en Tamil Nadu, construida con ayuda de Rusia; pero también contra proyectos nucleares en Jaitapur, región de Maharashtra”, dice Karuna Raina, de Greenpeace India a DW.
¿Y en Japón?
Ni siquiera en Japón, en donde el terremoto y el consecuente tsunami provocaron una de las mayores tragedias generadas por la energía atómica, se ha logrado cambiar la postura sobre su uso.
Cerca de 15.800 personas perdieron allí la vida. Hoy hay aún unos 3.700 desaparecidos. Y los daños civiles se calculan en unos 160.000 millones de euros. Peor aún, ni siquiera la contaminación se ha podido parar. Según el operador de la central de Fukushima, Tepco, pasarán 40 años hasta que se aseguren las instalaciones nucleares y eso, a pesar de que allí han trabajado 20.000 personas para controlar los reactores.
El nuevo gobierno de Shinzo Abe, del partido “atómico” LDP, ha descartado abandonar el uso de la energía nuclear, como lo había anunciado el anterior gobierno. “Dejar la energía atómica no se logra con solo desearlo”, apuntó Abe durante una visita a Fukushima en diciembre de 2012.
Y si así actúa Japón, no es extrañar que Indonesia y Vietnam apuesten también por esta energía, a pesar de todo.
Autor: Hans Spross / José Ospina-Valencia
Editor: Diego Zúñiga