Ataque contra alcalde: locura y xenofobia
28 de noviembre de 2017Andreas Hollstein tuvo suerte: los propietarios de un restaurante rápido turco en el que el alcalde de la ciudad de Altena fue agredido con un cuchillo acudieron rápidamente en su ayuda e inmovilizaron al atacante hasta la llegada de la policía. Una ambulancia lo llevó a un hospital. Por la noche, Hollstein se hallaba nuevamente en su hogar.
"¿Es usted el alcalde?” le preguntó el desconocido a Hollstein antes de atacarlo con un cuchillo. Y agregó: "Usted me deja sin agua y trae a Altena a 200 refugiados”. La Fiscalía parte de un delito con trasfondo xenófobo. El atacante, de 56 años, vive en condiciones precarias en su casa, que próximamente irá a remate forzoso, y tendría problemas psíquicos. La casa ya no tiene agua corriente.
La pequeña ciudad de Altena, de la cual Hollstein es alcalde desde hace 18 años, saltó en octubre de 2015 a los titulares en toda Alemania. Entonces, en el apogeo de la crisis de refugiados, el Concejo Municipal decidió dar acogida a 372 refugiados, 102 más de los que le habían sido asignados.
Una decisión no solo altruista
La decisión no fue solo altruista: la población de Altena disminuía desde hacía años. La acogida de refugiados tenía como objetivo también revertir esa tendencia. Las autoridades presentaron también un plan de integración, bajo el título "De refugiado a ciudadano de Altena”.
Los refugiados no fueron albergados en centros de acogida, sino que recibieron viviendas en medio de vecindarios de la ciudad. Además, a cada familia se le asignó un asesor personal. En mayo de este año, Angela Merkel, distinguió a la ciudad con el Premio Nacional de Integración.
Varios políticos atacados
No es el primer político atacado por motivos xenófobos. El 17 de octubre de 2015, un día después de ser elegida alcalde primera de Colonia, Henriette Reker fue víctima también de un ataque con cuchillo, siendo herida de gravedad, pudiendo asumir su cargo solo más de un mes más tarde. El autor del atentado, un desocupado, argumentó que lo había hecho como protesta por las posturas de Reker favorables a los refugiados. En julio de 2016 fue condenado a 14 años de cárcel.
En 2004 fue agredido en la vía pública Roger Kusch, ministro de Justicia de Hamburgo, también con un arma blanca. Resultó levemente herido en una pierna. Había estado haciendo campaña electoral y se trasladaba a pie por la ciudad sin guardaespaldas.
También el político conservador Wolfgang Schäuble fue víctima de un atentado. En octubre de 1990, una persona con problemas psíquicos le disparó a Schäuble por la espalda desde corta distancia, hiriéndolo gravemente. El político quedó paralítico de la cintura para abajo y desde entonces solo puede desplazarse en silla de ruedas. Schäuble es actualmente presidente de Parlamento. Anteriormente había sido titular, entre otras, de la cartera de Finanzas. El atacante fue declarado no culpable debido a que sufría de esquizofrenia e ingresado en una clínica psiquiátrica. Fue dado de alta en 2004.
Diversos motivos, un mismo objetivo
En abril de 1990 fue atacado asimismo el político socialdemócrata Oskar Lafontaine, por entonces candidato a canciller federal, por una mujer armada con un cuchillo. La atacante le produjo heridas graves en el cuello, de las que Lafontaine pudo, sin embargo, recuperarse. La mujer también sufría trastornos psíquicos y fue ingresada asimismo en una clínica psiquiátrica. En 2014 fue dada de alta.
Los ataques contra Schäuble y Lafontaine llevaron entonces a que las autoridades de seguridad cambiaran sus estrategias de protección de políticos. Hasta fines de los años 80 se estimó que la mayor amenaza para los políticos provenía del grupo armado de izquierda radical RAF. Con los ataques contra Schäuble y Lafontaine, el foco pasó a ser puesto en personas con problemas psíquicos. Ahora también pasaron a ser un peligro individuos aislados lábiles con posturas xenófobas.