Balas en la playa: violencia de alto impacto en México
5 de enero de 2018Hace años, el puerto de Acapulco era conocido por sus maravillas naturales, entre ellas, los crepúsculos inmortalizados en obras del pintor Diego Rivera. Hoy, en el emblemático destino turístico no se habla tanto de eso como de la violencia. Acapulco, según el think tank brasileño Instituto Igarapé, fue en 2015 la ciudad de América Latina con la segunda mayor tasa de homicidios: 108 por cada 100.000 habitantes.
En México, el Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y Justicia Penal fue más lejos: según un ranking dado a conocer por el organismo en abril de 2017, Acapulco es la segunda ciudad más violenta del mundo después de Caracas, Venezuela.
El fin de semana pasado, 11 personas murieron en una localidad cercana a Acapulco, en un enfrentamiento entre policías y "guardias comunitarios" durante una manifestación contra la construcción de una hidroeléctrica (DW informó).
El puerto acapulqueño no es el único paraíso mexicano que para muchos se ha convertido en un infierno, a causa de la criminalidad. Uno de los mayores incrementos en los índices de homicidios se produjo en el estado de Baja California Sur, donde se encuentran santuarios turísticos de México como La Paz y Los Cabos. Cifras oficiales indican que el número de homicidios en ese estado ha pasado de 177 en 2015, a 650 en 2017 (enero a noviembre).
Tan solo el 6 de enero pasado, siete personas murieron en Los Cabos a raíz de un tiroteo entre marinos y sicarios. Días antes había sido secuestrado y asesinado un hijo del comandante de seguridad de esa localidad.
Impacto económico
Para México, la inseguridad en sitios turísticos es un problema de importancia mayor. El turismo aporta 8,7 por ciento del Producto Interior Bruto del país. Los turistas del exterior dejaron a México ingresos por 19 mil 570 millones de dólares en 2016. El gobierno estima que 73,6 por ciento de los turistas extranjeros que visitaron México en 2016 provienen de Estados Unidos, Canadá y Reino Unido. Alemania ocupó el octavo lugar en cuanto al número de turistas a México.
En agosto pasado, el Departamento de Estado de Estados Unidos emitió una alerta de seguridad para turistas de ese país, que incluye a toda la península de Baja California, así como a Colima, Guerrero, Jalisco, Oaxaca y Quintana Roo, entre otros estados con importantes destinos para el turismo internacional.
En Alemania, el ministerio de Asuntos Exteriores desaconsejó a los viajeros alemanes visitar las zonas rurales de Guerrero, Michoacán y Jalisco. "En el pasado, destinos turísticos, y de manera repetida, Acapulco, han sido escenarios de enfrentamientos" entre bandas del crimen organizado, fuerzas de seguridad y grupos de "autodefensa", advierte el ministerio germano.
El daño económico aún está siendo evaluado. Por lo pronto, "se habla de entre un 25 y un 30 por ciento en la disminución de reservaciones", dijo el presidente de la Asociación Mexicana de Hoteles y Moteles, Rafael García, citado por la revista Expansión.
Alejandro Hope, uno de los expertos más reconocidos en materia de seguridad en México, atribuye en parte el incremento de homicidios en Los Cabos a "una disputa a varias bandas entre organizaciones criminales. Hace no tanto, Baja California Sur era escenario de la guerra entre los hijos de Joaquín 'El Chapo' Guzmán y Dámaso López 'El licenciado' ", escribió Hope en un artículo publicado en El Universal.
Coincide en ello Armando Rodríguez Luna, investigador y consultor del Colectivo de Análisis de la Seguridad con Democracia (Casede). "El caso de Los Cabos es diferente, ya que ahí no hay grupos criminales locales fuertes. En realidad lo que se observa es la disputa entre carteles del narcotráfico como los Beltrán Leyva y el Cartel de Sinaloa", dice el experto a DW.
Otros ven el fenómeno de los "paraísos perdidos" como parte de un panorama más amplio. "Si nos queremos preguntar por qué en específico zonas como Acapulco, Cancún (o en general el estado de Quintana Roo) y Los Cabos tienen problemas con el crimen organizado, también tenemos que preguntarnos sobre el problema general de la inseguridad", dice a DW desde México David Ramírez, coordinador del programa de Seguridad en México Evalúa, centro de pensamiento dedicado a promover políticas públicas en temas como la impartición de justicia. "En los últimos dos sexenios, a pesar de que se ha hecho un esfuerzo y se ha manejado el tema de la seguridad en los discursos, todavía no podemos decir que haya grandes avances", señala (escuche la entrevista completa).
A manera de ejemplo, Ramírez menciona a la corrupción y la ingobernabilidad en las cárceles mexicanas como factores que contribuyen a la violencia en todo el país.
En junio de 2015, las secretarías de Turismo y Gobernación de México anunciaron su intención de tomar medidas para combatir la violencia en destinos turísticos mexicanos.
A más de dos años de distancia, poco ha sucedido. Para México, “el valor estratégico del turismo es muy grande y no podemos descuidarlo”, dijo en abril pasado el secretario de Turismo, Enrique de la Madrid. El funcionario reconoció entonces que aún no está listo el diseño de modelo de seguridad para los destinos turísticos de México.
"El gobierno mexicano ha dado evidencia de que no cambiará la estrategia que ha implementado en sitios turísticos como Acapulco, Cancún, Playa del Carmen y ahora Los Cabos. La razón principal es el proceso electoral que ocurrirá en el mes de julio", dice a DW Rodríguez Luna, quien también es consultor de instituciones como la Universidad Nacional Autónoma de México y Freedom House. "Desde mi punto de vista, es precisamente el proceso electoral el que está detonando el incremento de la violencia y los homicidios en el país, debido a que grupos criminales loclaes establecen formas de cooptación a través de la violencia sobre grupos políticos locales", afirma el experto.
Crecimiento "impresionante"
En Baja California Sur, el incremento en los índices de homicidios también es visto como parte de una realidad cada vez más violenta. "Principalmente en los municipios de La Paz y Los Cabos, hemos visto cómo han aumentado los robos a casa habitación, los homicidios, y la violencia de forma muy generalizada", dice a DW desde La Paz Lizeth Collins Collins, visitadora general en la Comisión de Derechos Humanos de Baja California Sur. "Esta situación se ha disparado de una manera impresionante en los últimos dos años". Una de las víctimas de esta ola de violencia fue el ombudsman sudcaliforniano Silvestre de la Toba, asesinado en calles de La Paz, a quien Collins sustituye como encargada de despacho.
Por su parte, Hope también ve en México, con todo y sus santuarios turísticos, un panorama de violencia en el que las acciones del crimen organizado son solo un componente. Al analizar el ejemplo de Los Cabos en el citado artículo, el analista apunta a donde quizá se encuentra la raíz de todo el problema: "Hay algo más que drogas y delincuentes. Hay una indiferencia extraordinaria de autoridades de todos niveles".