Bayern y la Champions League: la trunca epopeya del subcampeón
22 de mayo de 2010Este largo camino incluye episodios de tragedia, de epopeya y de novela psicológica. Algunas de sus primeras páginas en esta ruta se dieron, de hecho, en el campo de la élite política de Europa. Todo comenzó a partir de un hecho concreto: el Bayern no había ganado una final de la Champions League desde 2001, cuando derrotó al FC Valencia en serie de penales, con heróica actuación de Oliver Kahn, que paró los tiros de Zahovic, Carboni y Pellegrino. El entrenador del Bayern era Ottmar Hitzfeld, quien hoy dirige a la selección de Suiza.
La situación se tornó crítica en 2007. Ese año, el Bayern acabó colocado en el sitio cuatro de la tabla, diez puntos debajo del VfB Stuttgart, equipo que resultó campeón. Los muniqueses se quedaron fuera de la Champions League, algo que prendió señales de alarma en el cuartel general del multicampeón alemán.
Pero ese año sucedió algo más. Antes de comenzar el torneo 2006/2007, el Bayern vio cómo su mediocampista estrella, Michael Ballack, emigraba a la Premier League. El jugador prefería irse al Chelsea, sin costo por la transacción, que quedarse en el conjunto germano.
Ofensiva financiera
El Bayern y sus directivos vieron en todo esto una desventaja competitiva de la Bundesliga respecto a otros circuitos como el español, el italiano o, por supuesto, el británico. Ningún equipo alemán, ni siquiera el Bayern, sería capaz de atraer a figuras internacionales de primer nivel bajo las condiciones entonces imperantes; es decir, mientras equipos de La Liga española, la Premier League, o la Serie A siguiesen desembolsando sumas estratosféricas por jugadores como David Beckham, Cristiano Ronaldo o Kaká (entonces en Real Madrid, ManU y AC Milán, respectivamente) .
Así, Franz Beckenbauer, Karlheinz Rummenigge y Uli Höneß, los principales directivos del Bayern, promovieron un sonoro cabildeo en la UEFA, a fin de reformar a fondo el entorno financiero del fútbol. Sobre todo, pretendían imponer el llamado “salary cap”, es decir, un tope a la proporción de fondos destinados a los salarios dentro de los clubes.
Pressing político
El pressing político del Bayern llegó también al Parlamento Europeo. Los bávaros pretendían consagrar iniciativas como el “salary cap” en el Libro Blanco sobre el deporte en Europa; es decir, querían convertir las premisas en postulados oficiales de política pública en Europa. No lo lograron, pero tampoco fracasaron del todo.
La versión del Libro blanco sobre el deporte en Europa aprobada en Bruselas y adoptada por la Comisión Europea no satisfizo al Bayern, ni a la UEFA, ni a los directivos de seis poderosas federaciones deportivas europeas, que calificaron al documento como una “oportunidad perdida”.
Sin embargo, con el tiempo se han impuesto iniciativas acordes al modelo sugerido por el Bayern para permitir una mayor competitividad entre las ligas europeas. En agosto de 2009, la UEFA anunció que los clubes europeos tendrán un plazo hasta 2012 para eliminar su deuda, so pena de quedar excluidos de la Champions League. “El fair-play financiero es crucial para promover que el fútbol europeo sea autosuficiente”, dijo ese entonces el presidente de la UEFA, Michel Platini.
Comienza la revolución: llegan Franck Ribéry y Luca Toni. Siga leyendo…
Llegan Toni y Ribéry
Al mismo tiempo, el Bayern decidió inaugurar una nueva etapa dentro del club. En julio de 2007 se anunció la contratación más espectacular: la del goleador italiano Luca Toni, delantero de la selección campeona del Mundial Alemania 2006.
Junto con él fue hecha otra presentación: la del mediocampista ofensivo francés Franck Ribéry, procedente del Galatasaray. 25 millones de euros pagó el Bayern por la transferencia. Además, los bávaros contrataron a Miroslav Klose, Lukas Podolski, Zé Roberto y Marcell Jansen, joven promesa del Borussia Mönchengladbach.
Bayern fue campeón de la Bundesliga, pero en el terreno internacional estuvo ausente por no participar en la Champions League. Incluso fue eliminado omiosamente de la Copa UEFA (hoy Liga Europa) al perder 4 a 0 conttra el Zenit de San Petersburgo (había empatado en el partido de ida a un gol). Así que lo hecho no era suficiente, ni con mucho, para volver a proyectar al Bayern a la cima del fútbol de clubes.
El fracaso de Klinsmann
Para el torneo 2008/2009 siguió la política de chequera abierta. Se contrató al técnico Jürgen Klinsmann, quien según se anunciaba, iba a regresar a la Bundesliga y al Bayern el “placer de jugar” al fútbol. Junto con el entrenador vinieron asesores como el mexicano Martín Vazques.
Pero a Klinsmann se le limitó a la base de jugadores con la que contaba. Ni siquiera pudo lograr el pase del estadounidense Landon Donovan, que estuvo a prueba varios meses en el Bayern, sin éxito.
El experimento con el “fútbol budista” de Klinsmann fue un fracaso total. El Bayern perdió la charola de campeón en la Bundesliga, y en la Champions League fue arrollado por el FC Barcelona de Lionel Messi. El técnico fue cesado de modo fulminante y fue sustituido por Jupp Heynckes, quien rescató para el Bayern el pase directo que, a la postre, le permitiría al Bayern disputar la final del año siguiente en Madrid.
Llegan “El general” van Gaal y Arjen Robben. Siga leyendo…
El perfil de “El general”
Heynckes fue desde el principio una solución interina. Pero su perfil demostraba a los directivos del Bayern la clase de técnico que el equipo necesitaba. Alguien con experiencia, con palmarés internacional y con fuerte don de mando para controlar a egos como los de las estrellas Toni y Ribéry, quien manifestaba inconformidad con la situación del club.
El ungido fue el holandés Louis van Gaal, procedente del AZ Alkmaar, pero con experiencia a más alto nivel con el FC Barcelona y el Ajax de Amsterdam. A decir verdad, a unos meses de la contratación las cosas no iban nada bien para el nuevo técnico. Al finalizar la primera ronda del torneo 2009/2010, el Bayern iba atrás de Schalke 04 y del campeón de invierno, Bayer Leverkusen.
Entonces vino el golpe magistral. En una negociación ultrasecreta, el Bayern contrató al mediapunta Arjen Robben, que jugaba en el Real Madrid. La transacción redituaría cada centavo de los 25 millones de euros que implicó.
Pero más allá de esto, van Gaal logró por fin dar al Bayern la cohesión necesaria en el juego de conjunto. Es una fórmula basada en mantener la posesión del esférico, en la movilidad, en la férrea condición física, y en la genialidad de sus estrellas.
Bayern conquistó su título 22 de la Bundesliga, ganó la Copa Alemana y llegó a la final de la Champions League, en Madrid.
¿Cuál fue la fórmula del éxito en el Bayern de Louis van Gaal? Siga leyendo…
Luces y sombras
El logro de van Gaal en el Bayern también obedeció a un factor silencioso. El holandés es el primer técnico en tres décadas que acude al banquillo de los bávaros sin la pesada sombra de Uli Höneß a cuestas. La confianza, que en la institución del Bayern München siempre ha sucumido ante la necesidad de control, dio en el caso de van Gaal frutos maravillosos.
Philip Lahm y Bastian Schweinsteiger han madurado enormemente. Mark van Bommel, casi desahuciado en la era Klinsmann, luce impasable en la media cancha. La combinación Robben-Ribéry ha cumplido lo que promete: conformar una línea de ataque de las más poderosas del mundo.
El Bayern también ha visto nacer una estrella: el delantero croata Ivica Olic, cuyos goles y espíritu de lucha han resultado de gran importancia para el equipo. Y por si fuera poco, en toda esta constelación hay sitio suficiente para la cantera del Bayern, con el surgimiento de los jóvenes Holger Badstuber en la defensa, y Thomas Müller en el ataque.
De Iniesta a Robben
Puede argumentarse mucho, a la luz de la derrota ante el Inter en Madrid, en lo que respecta a la participación del Bayern München en la Champions League de este año: que si la suerte lo favoreció en los sorteos, que si a la ofensiva depende por completo de lo que haga Robben, que si el Manchester United se derrotó a sí mismo luego de avasallar por completo a los bávaros en los primeros veinte minutos de los dos encuentros de cuartos de final…
Pero hay algo irrefutable: independientemente de todos los factores mencionados, fue el Bayern München el club que en gran medida determinó la dramaturgia de la Champions League 2010. El torneo será recordado por muchos años, gracias al espíritu de lucha de los bávaros, que nunca se dieron por vencidos pese a que nadie había vaticinado que llegaran tan lejos.
Así como 2009 fue marcado por el gol de Iniesta en la semifinal ante Chelsea, 2010 llevará el selló de la volea de Robben a saque de esquina de Ribéry, ante el ManU. Y ni hablar de la Final en el Santiago Bernabéu, donde presentó una digna batalla aunque sucumbió ante un rival plenamente superior.
Al final Inter de Milán es campeón de la Champions League. Son ellos, y no el Bayern, los que escriben historia al ganar el triplete. Mourinho ya podrá pensar en el Real Madrid. Y el Bayern, ya de regreso como gran actor del fútbol internacional, en la próxima etapa de su infinita epopeya.
Autor: Enrique López Magallón