Erasmus+, en plena acción
28 de septiembre de 2014A punto del campanazo de partida para la convocatoria 2015 para nuevos proyectos Erasmus+, un estudio publicado por la Comisión Europea pone cifras al éxito personal que supone haber sido becario europeo. Para el período comprendido entre 2014 y 2020, unos cuatro millones de estudiantes y profesionales podrán contar con una beca de este tipo. También en América Latina.
Organizadas en consorcios internacionales, universidades del Viejo y el Nuevo Continente gestionan programas conjuntos de movilidad, maestrías, especializaciones. El nuevo programa europeo para educación, training, juventud y deporte cuenta con sus 15.000 millones de euros para el período comprendido entre 2014 y 2020 con un 40 por ciento más de presupuesto que período anterior (2009-2013).
“Como el presupuesto para Erasmus+ ha aumentado, esperamos doblar el número de participantes, entre el 2014 y el 2020”, explica a DW en Bruselas, Jean Pierre Roose, delegado del Grupo de Compostela, una red internacional de más de 70 universidades.
En redes y consorcios
Uno de sus proyectos es un consorcio de 20 universidades -7 europeas y 13 latinoamericanas- comprendidas en el marco del proyecto Mundus Lindo, en cuyo marco se conceden 145 becas para estadías entre 6 y 10 meses dentro de un programa doctoral o postdoctoral.
En América Latina sus escuelas superiores asociadas se encuentran en Bolivia, Ecuador, Paraguay, Perú, Brasil, Chile y Cuba. Como en este, en el marco de los consorcios EUROMIME, IMAE, MITRA, SUD_UE, AMIDILA, se busca la movilidad estudiantil, el intercambio académico y también el desarrollo de esos países.
¿Lo mismo con otro nombre?
“Aunque ahora se llama Erasmus+, este proyecto recoge lo que antes eran los programas Alfa y Erasmus Mundus. El contenido no ha cambiado mucho”, explica Roose.
Así, por ejemplo, el proyecto Mundus Lindo –gestionado por la Universidad de Valladolid- trata de mejorar la cooperación en el área de la educación y asegurar la participación de sectores sociales vulnerables. Por ello, parte de sus fondos provienen del instrumento europeo de ayuda al desarrollo.
“Brain gain”
En esa medida, “la universidad que propone el proyecto tiene que explicar la estrategia que seguirá para evitar la fuga de cerebros. La Comisión Europea (CE) nos exige que hagamos todo lo posible para evitarlo. Con todo, siempre es una cuestión difícil”, sigue Roose, conocedor de estos proyectos de movilidad también con África del Norte, Norteamérica y Asia.
Por otro lado, así especialistas de la CE las universidades europeas se comprometen a no ofrecer trabajo a los becarios y, más bien, apoyarlos en su búsqueda de oportunidades en su país de origen. Prefieren hablar de “brain gain” , no de “brain drain”.
No obstante, según el reciente estudio para el cual se analizaron las respuestas de 55.000 becarios –originarios de 34 países, ninguno del continente americano- , un 93 por ciento de ellos puede imaginar vivir en un país distinto al suyo después de sus estudios y el 40 por ciento de ellos lo ha hecho efectivamente.
Como fuere, en octubre de 2014 sale la convocatoria para los programas de maestrías conjuntas, a las que en el marco de Erasmus+ -que posibilitará hasta el 2020 la movilidad de 135.000 no europeos- se podrá aplicar hasta marzo de 2015.