Becas que salvaron vidas
El programa universitario fue parte de la Obra Ecuménica de Estudios (OEE), en Bochum, Alemania, y logró salvar a más de 200 jóvenes y familias perseguidos por dictaduras en Latinoamérica.
Más que un programa universitario
El lema de esta institución evangélica era “con becas se salvan vidas”. El pastor Dressel estuvo por 20 años a cargo del programa que ayudó a cientos de jóvenes a escapar de regímenes dictatoriales en países de América Latina, África, Asia y El Caribe.
Estudios de teología
En 1946, con solo 16 años, Heinz Friedrich Dressel inició sus estudios de teología en el Seminario Luterano de Neundettelsau, Baviera. “Fue educado en el imperio alemán, marcado por un espíritu de humanismo clásico y con la influencia del mito del 'tío Sam'”, explica a DW Claudia María Badán, historiadora brasileña.
Con la familia a Brasil
Heinz Dressel vivió con su familia en Río Grande, Brasil, desde 1952 hasta 1967. Allí trabajó como pastor en comunidades evangélicas. En sus memorias cuenta que la vida en ese país era un poco aislada y el único medio de comunicación era una radio portátil traída desde Alemania. En la foto, Helga Dressel junto a su madre, Ilse Dressel.
Tocó su corazón
Alejandro Franco Arratia lee una carta escrita por Heinz Dressel, donde le dice que su historia “tocó su corazón”. Alejandro escapó de la dictadura militar en Chile (1973-1990), después de haber sobrevivido a torturas. Hoy vive en Núremberg junto a su esposa Annette, donde dirigen Arauco, una galería de arte que también es joyería y tienda de vinos.
Reconocimiento
Por la labor humanitaria y de solidaridad Heinz Dressel recibió condecoraciones de los gobiernos de Argentina y Chile, en agosto de 2007. El reconocimiento fue promovido por los cientos de becarios que Dressel ayudó en la década de los ’70 y ‘80. “Mi padre solía decir que él no se dedicaba a la política, sino a los derechos humanos”, cuenta Helga Dressel a DW.
Volver a los libros
El requisito para recibir una beca era haber completado al menos un curso en la universidad del país de origen. “Era un muy buen programa que duraba un año. En el campus de Bochum, durante las mañanas, aprendíamos teoría y por las tardes asistíamos a un curso de alemán”, cuenta a DW Stella Dreier, becaria del programa.
Miedo en la diáspora
El temor a ser apresados perduró por mucho tiempo, incluso en el exilio. “Mientras estábamos en Brasil nos enteramos de que, a algunos refugiados, especialmente argentinos, los habían arrestado, porque los gobiernos de ambos países tenían una especie de acuerdo, que formaba parte de la Operación Cóndor”, explica a DW Luis Tomé, becario de la Obra Ecuménica Estudiantil.
Una red de solidaridad
Hoy, la mayoría de los becarios se encuentra en diferentes partes del mundo. Algunos volvieron a sus países ─después de que se derrocaran las dictaduras─ y otros siguen viviendo en Alemania. Stella y Luis, por ejemplo, se radicaron en Berlín y no solo comparten una amistad de varias décadas, sino también el hecho de haber sido becarios del mismo programa.