Beethoven y las mujeres
Tuvo muchos amoríos, pero ninguno duradero. El compositor evitó consciente o inconscientemente la unión estable. Y se sigue especulando sobre la mujer más importante de todas.
Maria Magdalena van Beethoven
El primer amor en la vida de un muchacho es la propia madre. La unión de Maria Magdalena van Beethoven con Johann, padre de Ludwig y cantante de la corte, fue su segundo matrimonio. Le dio siete hijos, aunque sólo tres sobrevivieron la primera infancia. Su vida no fue fácil: su esposo era alcohólico y violento. Murió de tuberculosis en 1787, con apenas 40 años de edad.
Maria Anna Guillermina von Westerholt-Gysenberg
El amigo de la infancia y biógrafo de Beethoven, Franz Gerhard Wegeler, señaló el "gran cariño" a la "bella y cortés señorita v. W.". A pesar de que Wegeler lo describió como un "amor al estilo de Werther", en referencia a la trágica novela corta de Goethe "Las penas del joven Werther", la "señorita v. W." no ha dejado huella profunda en la biografía del compositor.
Condesa Josephine Brunsvik
Beethoven le escribió entre 1804 y 1809 un total de catorce cartas de amor. Entre otras cosas, llamaba a la reciente viuda"mi todo" y su "único amor". A la vez, se puede deducir desesperanza en el intercambio de cartas: después de un matrimonio, Brunsvik había perdido la custodia de sus hijos. La hermana de Brunsviks escribió que Beethoven y la condesa eran "el uno para el otro".
Therese Malfatti
Después de su boda, Brunsviks estaba descartada y Beethoven hizo planes de casamiento serios con Therese Malfatti. Para esto encargó una copia de su partida de bautismo a las autoridades en su ciudad de origen, Bonn. Sin embargo, por la diferencia de clases, la familia Malfatti rechazó el matrimonio. Aparentemente, Beethoven superó de forma rápida la decepción y ambos siguieron siendo amigos.
Condesa Giulietta Guicciardi
Entre 1801 y 1802, las hermanas Brunsvik le presentaron a su prima a Beethoven. Se trataba de nuevo de una condesa. El amor surgió rápidamente, pero estaba claro para ambos que no traería una realización verdadera: Giulietta ya estaba comprometida. Sin embargo, recibió un valioso regalo: Beethoven le dedicó la famosa sonata "Claro de luna".
Marie Bigot
También por esta mujer abrigó Beethoven intensos sentimientos y le regaló el autógrafo de su sonata para piano con el sobrenombre "Appassionata". Cuando Beethoven invitó a Bigot a un paseo en marzo de 1807, su esposo se mostró sumamente celoso. En una carta hacia la pareja, Beethoven escribió que tenía como principio "jamás tener más que un comportamiento amistoso con la esposa de otra persona"
Elisabeth Röckel
"Elisa" era en esa época un apodo generalizado para "Elisabeth". Uno piensa inmediatamente en la idílica pieza para piano "Para Elisa", una de las obras musicales más conocidas. A pedido de Beethoven, ello lo visitó en su lecho de muerte, donde él le regaló un rizo de su cabello y su última pluma para escribir. Musicólogos creen que Röckel sería en efecto la misteriosa "Elisa".
Antonie Brentano
La cuñada de la poetisa Bettina Brentano escribió en 1811 que Beethoven se había convertido para ella en "una de las personas más queridas" y que él la visitaba casi todos los días. El compositor le regaló a Antonie una partitura original de su canción "A la amada". Es sabido que, en un momento crítico, Antonie viajó de Praga hacia Karlsruhe. Esto podría ser relevante para la siguiente historia...
La amada inmortal
La carta "a la amada" inmortal, que data del seis y siete de julio de 1812, se refiere a un encuentro pocos días antes en Praga. Luego de la cita, la misteriosa mujer "K" viajó a K. (¿Karlsruhe?). ¿Fue Antonie Brentano? ¿O Josephine Brunsvik, con quien Beethoven también se había encontrado recientemente y quien, 9 meses después, trajo al mundo una hija? Los investigadores siguen en desacuerdo.