Bichos en la ciudad
17 de julio de 2007Tan pronto como sale el sol no sólo los humanos queremos salir a pasear por los parques y alamedas de la ciudad. Mientras los citadinos hacen deporte, preparan un almuerzo o simplemente descansan al aire libre, hay armadas de animales que trabajan febrilmente debajo del césped que nos sirve de almohada.
Según la bióloga Silvia Pieper, “en un metro cuadrado de una profundidad de 20 centímetros viven decenas de miles de animales cuyo hábitat es el suelo”. Cierto es que “la mayoría de pobladores del suelo y subsuelo son conocidos por nombre por los científicos, más no tanto su trabajo y, sobre todo, los bondadosos efectos que éste genera”, continúa la zoóloga Pieper, en la página virtual de la Universidad Libre de Berlín.
En cooperación con el profesor Gerd Weigmann, director de Zoología de Suelos y Ecología, de la Universidad libre de Berlín, Silvia Pieper ha desarrollado el proyecto investigativo “Fauna” de la Sociedad de Investigaciones (DFG).
Pequeños grandes colaboradores de las plantas
Cochinillas, ácaros y gusanos cortan, recortan y digieren hojas de árboles que caen, aran los suelos con sus movimientos y le proporcionan alimento a bacterias y hongos. Estos organismos, a su vez, concentran los materiales orgánicos de tal manera que le facilitan a las raíces de las plantas la absorción de sustancias alimenticias.
Pero también para los insectos la vida puede ser dura en las grandes ciudades. La contaminación ambiental es mayor, por lo que las consecuencias de la polución también llegan hasta los más pequeños pobladores de los suelos. El agua además, está mal distribuida en las ciudades, por la profusión de las superficies construidas y pavimentadas.
La misión ecológica de las cochinillas
A mayor urbanismo, mayor contaminación y mayor “parcelación” de los hábitat de los insectos. El uso de los lugares públicos o privados para el ocio es también más frecuente en las ciudades. Una sola tarde de picnic y asado al aire libre interfiere enormemente en el trabajo de miles de insectos que favorecen, a su vez, el crecimiento de los árboles que ayudan a limpiar el aire en las ciudades. ¿Puede hoy una cochinilla de ciudad cumplir a cabalidad con su misión ecológica?, es por ello la pregunta de los científicos, así la interrogante parezca lo más banal del mundo.
Seis años consecutivos investigó el grupo de zoólogos el acontecer en los suelos de Berlín, tanto en la realidad como en laboratorios. “Nos hemos sorprendido del grado de influencia de la fauna de los suelos”, reconoce Silvia Pieper. Camas de paja o desechos orgánicos con presencia de insectos se reducen dos veces más rápido. Los mismos insectos ayudan a producir 30% del nitrógeno que necesitan las plantas como fertilizante.
A menos asfalto, más aire puro
En laboratorio, por su lado, se demostró que son suficientes unos cuantos insectos para elevar en 40% el contenido de calcio en los sistemas ecológicos más pequeños. La fauna trae otra ventaja a los suelos: el agua permanece por más tiempo en la tierra, ofreciendo mejor y mayor irrigación. Así se podrían superar etapas de sequía que, al parecer, son cada vez más frecuentes en los tiempos del cambio climático.
La fauna de los suelos es pues un factor no desdeñable de conservación de la naturaleza. No en vano algunas ciudades quieren reducir poco a poco las superficies cubiertas con cemento y asfalto. Un metro menos de vía asfaltada es un metro que no pierde la naturaleza para su proceso de autoreparación, del cual nos beneficiamos todos.