Bielorrusia: ¿Lukashenko para rato?
17 de septiembre de 2012Los principales partidos de la oposición bielorrusa anunciaron este fin de semana su boicot a las elecciones parlamentarias del próximo domingo. ¿El motivo? La contínua represión de sus actividades y la manipulación de las venideras elecciones parlamentarias por parte del gobierno, alegan.
La campaña electoral de este año comenzó el 22 de agosto. El proceso de registro de candidatos terminó ese mismo día, reporta la agencia de noticias IPS. No hizo falta más. Uno de cada cuatro postulantes vio tachado su derecho a participar en los comicios.
El Frente Popular y el Partido Civil Unido de Bielorrusia denunciaron en Minsk que la campaña electoral y la votación están decididas desde ya en favor de los partidarios del actual jefe de Estado. Alexander Lukashenko, etiquetado por buena parte de la prensa como “el último dictador de Europa”, gobierna esta ex república soviética de 10 millones de habitantes desde 1994.
¿A las urnas?
Aunque las comisiones electorales registraron mayormente a candidatos opositores, “se les negó el registro a aquellos que podían llegar hasta el final con buenas posibilidades de ganar”, aseguró a IPS el analista Valery Karbalevich. ¿El argumento? Presuntas irregularidades en su declaración financiera o supuestas falsificaciones de firmas en las listas.
“La mayoría de la gente no se esconde ya en la cocina para discutir de política con su familia y amigos más íntimos; sino que expresan su opinión abiertamente. Pero también todos saben que no existen verdaderas elecciones, que los diputados son nombrados y los opositores bloqueados”, asegura el joven politólogo Yevgeni Preigmann, consultado por la radioemisora pública alemana Deutschlandfunk.
Quizás por ello el interés de la población en las elecciones parece brillar por su ausencia. Encuestadoras independientes calculan que el apoyo a Lukashenko alcanza entre el 25 y el 35 por ciento de la población, mayormente entre jubilados y población rural. Pero esto no se traduce en apoyo a la oposición: “No nos preocupa la política. Estas elecciones no traerán ningún cambio”, explicó a IPS un joven estudiante capitalino.
Ofensiva contra periodistas, blogueros, artistas…
Según informes de la organización Reporteros Sin Fronteras, el gobierno se prepara para los comicios con una “gran ofensiva” contra la oposición: “el acoso judicial a periodistas y usuarios de Internet críticos con el gobierno tiene solamente un propósito: mantener la presión sobre ellos y hacerlos sentir amenazados permanentemente”, señalan.
A finales de agosto, funcionarios de seguridad detuvieron a administradores de grupos virtuales que usaban redes sociales como VKontakte.ru para llamar a boicotear las próximas elecciones. Viasna, una organización de derechos humanos, denunció entonces el bloqueo de accesos y la desaparición de parte del contenido de los sitios web de noticias Charter97 y BelPartizan. El bloguero Víctor Malischevski denuncia la existencia de una lista de unas 60 páginas de Internet cuyo acceso está vetado, especialmente, a los funcionarios estatales. Entre ellas se hallan versiones online de la prensa opositora.
La música de Ljavon Volski, con textos de fuerte contenido político, está censurada en Bielorrusia: “Los clubs reciben amenazas: si quieren recibir un control mañana, déjenlo cantar”, cuenta el rockero bielorruso a Deutschlandfunk. Pero muchos de sus compatriotas asistieron a escucharlo recientemente en tres conciertos que ofreció en Lituania.
“Quien está en la oposición, por lo general, se queda desempleado”, confirmó también a la radio alemana un ex profesor de física. Milinkyevitsch tuvo que abandonar 25 años de docencia universitaria luego de postularse a las elecciones presidenciales del 2000. Al volverse a postular, en 2006, su hijo tuvo que cerrar su firma de materiales de construcción; sus compradores fueron puestos bajo presión, asegura el físico bielorruso.
A finales de 2010, protestas y denuncias de fraude electoral ensombrecieron la reelección de Lukashenko. Cientos de manifestantes fueron detenidos entonces. Y hasta hoy, una docena continúa en prisión, denuncian los opositores. La Unión Europea condiciona sus relaciones con Minsk a la liberación de estos prisioneros. Pero en Bielorrusia no se respiran aires de cambio, reporta la corresponsal de la radio alemana, Sabine Adler: “el miedo es muy grande, una buena parte de la población se ha acomodado y otros se han ido, algo que antes no era posible”.
Autora: Rosa Muñoz Lima
Editora: Emilia Rojas-Sasse