Bolsonaro, un terremoto político en Brasil
8 de octubre de 2018
Jair Messias Bolsonaro, del Partido Social Liberal (PSL), rozó la mayoría absoluta el domingo (7.10.2018). El Partido de los Trabajadores (PT) y su rival de derecha, el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), sufrieron una derrota humillante. La ola populista de Bolsonaro arrasa en Brasil.
"No fue solo una ola. Un tsunami conservador azotó ayer el país", escribió el periodista Bernardo Mello Franco en el diario "O Globo". "El candidato de derecha Jair Bolsonaro casi ganó la primera ronda y con él ha llegado una legión de activistas, policías y pastores al Congreso, donde el pequeño PSL, de repente, se ha convertido en una fuerza importante", añadió.
Aunque el partido de Bolsonaro no tuvo tiempo de hacer campaña ni en televisión ni dispuso de fondos públicos importantes para la campaña electoral, ha igualado prácticamente en importancia al PT.
Según el experto político Marco Aurélio Nogueira, quien analizó el débil resultado del PT, el resultado "fue una masacre”. "Muchos fueron tragados por esta ola conservadora que rodó en nombre de la renovación de la política, aunque no hay claridad alguna sobre lo que significa renovar la vida política", explicó el investigador.
Humillación para el PT
Incluso en las elecciones simultáneas al Senado y a los gobernadores, el PT sufrió derrotas. La expresidenta Dilma Rousseff, quien tuvo su mandato hasta hace poco, quedó fuera del Senado. Y en el estado de Río de Janeiro, el recién llegado y seguidor de Bolsonaro, Wilson Witzel, sorprendió por haber logrado más del 40 por ciento de los votos, y el 28 de octubre se sabrá si gobernará la segunda ciudad más poblada del país.
Sin embargo, en algunos estados, el PT u otras coaliciones de izquierda lograron vencer. En particular, los gobernadores en el noreste del país, en Bahía, Ceará y Maranhao.
La pregunta ahora es si el candidato del PT, Fernando Haddad, a pesar de los casi 20 millones de votos de diferencia con respecto a Bolsonaro, tiene alguna posibilidad de ganar el 28 de octubre en la segunda vuelta. "Siempre hay posibilidades en la política", dijo el politólogo Nogueira. "Pero si se observa el mapa político de Brasil, se podría pensar que hemos vivido un terremoto. Ha habido un cambio radical en lo que respecta al dominio de espacios por parte de los partidos y los políticos. Brasil está a punto de despellejarse", añadió.
Un problema llamado Lula
Nogueira duda que Haddad herede muchos votos de los candidatos presidenciales Ciro Gomes y Marina Silva, quienes no pasaron a la segunda vuelta. "Muchos de los votantes de Ciro Gomes no acatarán la decisión de ir a favor de Haddad, porque eligieron precisamente a Ciro para romper la polarización entre Bolsonaro y Haddad, y probablemente anularán sus votos, o incluso votarán a Bolsonaro", predijo Nogueira.
A Haddad solo le cabe la esperanza de cosechar éxito en los próximos debates televisados. Si Bolsonaro asiste, claro. Al fin y al cabo, hay unos 30 millones de votantes que no acudieron a las urnas. Haddad debe intentar convencer a los votantes de Bolsonaro, pero para ello debe superar el disgusto de los posibles votantes hacia el PT y el expresidente Lula da Silva. "Si Haddad continúa aferrándose a Lula, no podrá ganar los votos del centro. Su problema se llama Lula", dijo el politólogo Nogueira.
Bolsonaro, favorito
Jair Bolsonaro, por su parte, es el claro favorito. Después de todo, no necesita apaciguar su discurso radical con vistas a los nuevos posibles votantes, según expuso el periodista Bruno Boghossian en el diario "Folha": "Puede limitarse a hacer pequeños gestos a los votantes del centro, que serían suficientes para brindarle el apoyo que necesita para ganar". Haddad, por otro lado, debe presentarse como un candidato moderado, acercándose a los mercados financieros con un programa económico muy elaborado y revisado, dijo Boghossian. Habría que ver si el PT estaría dispuesto a participar. Por lo pronto, Haddad visitará a Lula en prisión. Según Boghossian, no es la decisión acertada: "Me ha sorprendido que visite (a Lula), su mayor problema".
Thomas Milz, desde Río de Janeiro (RMR/ER)
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