Bonn da posada al Guggenheim
21 de julio de 2006
Whoever is able to feel the beauty of colors and forms
has undestood non-objetictive painting
Cuando en 1937 se creó la Solomon R. Guggenheim Foundation, su ideóloga, Hilla von Rebay, vaticinó: "lo no-objetivo será la religión del futuro". Una muestra de la gran Colección Guggenheim que alberga el Museo de Arte de Bonn brinda una posibilidad única de ascender paulatina y gozosamente hacia las cumbres del arte no figurativo.
Contrariamente a lo que se pretendía con la fundación, en 1929, del Museo de Arte Moderno de Nueva York –una historia enciclopédica del arte moderno-, la colección Guggenheim se centró en una única idea: la fuerza redentora de la pintura abstracta. Y precisamente es eso lo que se brinda en esta exposición, a manos llenas.
El templo de Rebay
Un templo de lo no-figurativo buscaba la pintora alemana von Rebay cuando llegó a Nueva York. Y a través de su relación con los Irene y Solomon Guggenheim lo logró. Profundamente conmovida e influenciada por las ideas que Wassily Kandinsky había plasmado en trabajo de 1912 Sobre lo espiritual en el arte, la búsqueda del acceso a través de la pintura a lo profundo y a las esferas más elevadas del cosmos fundamentó su quehacer. Vivió con la profunda convicción de que el arte no figurativo podía transgredir las fronteras del lenguaje y la experiencia,
Junto con su pareja y colega, el pintor Rudolf Bauer, Rebay convenció a Guggenheim de patrocinar "el arte del mañana" y construir un museo inolvidable para albergar su colección. Ella acercó a Guggenheim al pulso del arte abstracto europeo, y para el 1 de junio de 1939, la primera exposición del Museum of Non-Objective Painting incluía obras de sus pintores preferidos Wassily Kandinsky -con su búsqueda de un lenguaje estético universal- y Lazlo Moholy-Nagy con su visión utópica de que las fuerzas transformadoras del arte podrían ser utilizadas para una reforma social colectiva.
"El crecimiento espiritual se deriva de vivir con estas obras de arte … Somos sólo túneles a través de los cuales debe pasar la ola espiritual. Todo lo que podemos hacer es refinar y perfeccionar esta ola y cuidar de que el cuerpo se mantenga sensible y receptivo", exponía von Rebay en su ensayo Value of Non-Objectivity .
Afluentes del gran río
Posteriormente, grandes personalidades forjaron y ampliaron conceptual y materialmente la colección Guggenheim. Por un lado, los Thannhauser y su legado de pinturas impresionistas y post impresionistas y sobre de 32 obras de Pablo Picasso con quien los unía una larga amistad. Por otro, la sobrina del fundador, Peggy Guggenheim, quien coleccionó obras surrealistas y del expresionismo abstracto norteamericano que expuso hasta el final de sus días en el Palazzo Venier dei Leoni en Venecia, que luego donó a la fundación. Y finalmente, entre 1991 y 1992, las 350 obras arte minimalista y post minimalista de la amplia colección del conde italiano Giuseppe Panza di Biumo acabaron de convertir al Museo Guggenheim, con sus cuatro sedes en Nueva York, Venecia, Berlín y Bilbao, en uno de los mayores centros de exposición, conservación y estudio del arte, sobre todo, del siglo XX.
Más de un siglo de búsqueda
Entre el cuadro más antiguo de la muestra, La Mujer al espejo de Edouard Manet (1876) –el ya clásico cuadro impresionista en tonos pastel- y el Laberinto de Robert Morris –una obra de 9 metros de diámetro y 4 de alto dentro de la cual el visitante, por unos intensos 20 minutos, no hace más que buscar el camino de salida-, la exposición recorre, sin pretensiones enciclopédicas, todo el siglo XX en su busca y perfeccionamiento del lenguaje abstracto. Impresionismo, Post-Impresionismo, Expresionismo, Cubismo, las vanguardias parisinas, el arte figurativo europeo de la post guerra, el Pop Art, los abstraccionistas norteamericanos, el Minimalismo y sus consecuencias, hasta llegar al arte contemporáneo con sus instalaciones multimedia.
Lo mejor de lo mejor de celebérrimos pintores y escultores conforma la muestra: Wassily Kandinsky, Vincent Van Gogh, Pablo Picasso, Alberto Giacometti, Paul Klee, Marc Chagall, Giorgio de Chirico, Francis Bacon, Robert Delaunay, Marcel Duchamp, Max Ernst, Salvador Dalí, Amedeo Mogliani, Joan Miró, Jackson Pollok, Mark Rothko, René Magritte, Oskar Kokoshka. Sol Lewitt, Andy Warhol, Lichtenstein o Richard Serra. Y muchos más, y muchas más búsquedas para acceder a la abstracción y a un lenguaje superior relacionando forma, línea y color con propuestas que incluyen tanto el purismo de un cuadrado en rosa pálido de Robert Mangold como el graffiti que despide al pensativo y, en el mejor de los casos, conmovido observador: "Earth to earth, ashes to ashes, dust to dust".