Brasil: a un año del incendio en el Museo Nacional.
2 de septiembre de 2019
En los últimos doce meses, Murilo Bastos se ha dedicado a limpiar escombros en el quemado Palacio São Cristóvão, edificio principal del Museo Nacional de Río de Janeiro. El bioarqueólogo se ocupa, en realidad, de la antropología biológica, es decir, de huesos y esqueletos, incluyendo el fósil humano más antiguo de América, conocido como Luzia, que cuenta con 12.000 años de antigüedad. Sin embargo, su carrera científica se encuentra actualmente en una pausa: está tratando de salvar lo que se puede salvar.
Después de una larga búsqueda, Bastos encontró el cráneo roto de Luzia en las ruinas del antiguo palacio real. "El cráneo ya era frágil, pero el fuego lo partió. "Podemos volver a armarlo virtualmente para darle a Luzia nuevamente un rostro humano", dijo Bastos a DW. Otro punto importante de la búsqueda había sido el descubrimiento de los amuletos de la sacerdotisa egipcia, Sha-Amun-en-su, que se encontraban dentro de un sarcófago sellado hace casi tres milenios.
Un pasado borrado
Bastos se dice optimista, pero las pérdidas son grandes. Recién acababa de crear el inventario de las colecciones, cuando computadoras y huesos se incendiaron debido a un cortocircuito en un acondicionador de aire. Muchos datos se quedaron sin copia de seguridad. "Esto significa una pérdida de información muy importante sobre nuestro pasado, una pérdida que no se puede revertir. La historia de nuestro pasado se extinguió con el fuego."
Luciana Witovisk, profesora de paleobotánica, también ha sufrido pérdidas como consecuencia del incendio. Sólo algunas pocas piezas de las colecciones se salvaron esa noche. "He perdido mi laboratorio y mi oficina, mis investigaciones en curso y la colección paleobotánica de la que fui curadora”, señaló Luiciana.
En el momento del incendio, el director del museo, Alexander Kellner, dijo a DW que estaban en el proceso de gestionar el retiro de las colecciones del palacio. Los vertebrados, la botánica, la biblioteca y otras colecciones más pequeñas ya habían sido llevadas a otros lugares, por lo cual se salvaron. Pero, de las aproximadamente 20 millones de piezas del museo, alrededor del 80 por ciento aún se encontraban en el edificio. Cerca de la mitad de toda la colección del museo fue destruida.
Donaciones desde Alemania
"Lo que más nos duele es haber perdido el material etnográfico de los pueblos indígenas que ya no existen", dice Kellner. Pero sigue siendo optimista. "Lo más importante en un desastre como éste son los proyectos de reconstrucción. Y eso es lo que estamos haciendo ahora".
"Estamos especialmente agradecidos con los donantes de Alemania", añade Kellner. De un total de un millón de euros, hasta ahora se han desembolsado 326.179 euros de los fondos especiales prometidos por el Ministerio Federal de Asuntos Exteriores. El sector público brasileño también puso fondos a disposición para comenzar la reconstrucción.
Kellner planea la construcción de un edificio de tres pisos en el parque adyacente "Quinta da Boa Vista". Los 90 profesores, 230 técnicos y 500 estudiantes serán alojados allí y las colecciones rescatadas tendrán un hogar temporal.
Una tarea de vida
También habrá un centro educativo para niños, para el cual se buscan donantes en Europa y China. "Si tengo el dinero, podríamos tener un nuevo museo el año que viene para esta época, provisional, por supuesto, pero aún así sería fantástico." Su intención es abrir gradualmente el nuevo Museo Nacional entre 2022 y 2025.
Hasta entonces, el equipo del museo tiene mucho trabajo por delante. "Hay que examinar y catalogar las piezas rescatadas, elaborar planes para nuevas exposiciones, reunir nuevas colecciones e iniciar nuevas investigaciones", explica Bastos. "Tendré que trabajar en ello el resto de mi vida.” Si bien Keller ya sueña y visualiza en su mente el nuevo Museo Nacional, primero hay que limpiar las últimas montañas de escombros. Al respecto, Witovisk calcula que todavía falta alrededor del 15 por ciento. "Pero lo que ya hemos rescatado es suficiente para un nuevo comienzo del Museo Nacional."
Una luz entre la oscuridad
En Brasil, la institución de financiameinto, Faperj ha aportado fondos para la restauración de las colecciones, 30.000 reales (alrededor de 6.500 euros) por científico. "No es fácil, pero estamos progresando." El museo está afiliado a la Universidad Federal de Río de Janeiro, UFRJ, la cual está atravesando por un recorte masivo de fondos. "Pero de todos modos estoy de humor para esperar milagros; esperamos que el gobierno no recorte tanto como ya lo ha hecho", dice Luciana.
Ella cree que hay una oportunidad en medio de la catástrofe del Museo Nacional. "Cuando el Museo Nacional celebró su bicentenario, tuvimos la impresión de que ya había desaparecido de la mente de la gente. Así era hasta unas semanas antes del incendio, que de pronto catapultó al museo al centro de la atención mundial.
Mientras eran pocos los que visitaban el Museo Nacional antes del incendio, la gente acudía en masa al nuevo "Museu do Amanha" (Museo del mañana), un "museo espectacular sin colecciones", como lo llama Witovisk. Todo es nuevo, está lleno de tecnología y tiene un lenguaje moderno. "Quién sabe, con la reconstrucción y con más exposiciones tecnológicas, pronto podríamos atraer a mucha más gente al Museo Nacional", concluye.
(ee/cp)
Deutsche Welle es la emisora internacional de Alemania y produce periodismo independiente en 30 idiomas. Síganos en Facebook | Twitter | YouTube |