Brown y Bush un matrimonio difícil
31 de julio de 2007
Svenska Dagbladet, de Estocolmo: „El primer ministro de Gran Bretaña, Gordon Brown, y el presidente estadounidense, George W. Bush han dado sus primeros pasos inseguros en esta relación amorosa trasatlántica, parte de la a la herencia dejada a Brown por su antecesor Tony Blair. Como suele suceder en los matrimonios forzados ambos mandatarios recibieron sinnúmero de explicaciones de por qué el socio al otro lado del océano es la selección perfecta. (...) Para el gusto estadounidense Borwn se mostró un poco pesado en el primer encuentro. Crece el enojo del Gobierno de Washington por lo que interpreta como señal contradictoria. ¿Permanecerán los británicos en Irak o no? (...) Bush se retira en el 2009. Hasta entonces Brown y el tendrán un relación difícil. Unidos tendrán que enfrentarse a temas como Irán, Corea del Norte, el terrorismo internacional. Sería bueno que encuentren la fuerza para enfrentar unidos estos retos.”
Primero EE.UU. después Bush
Financial Times, de Londres: “Las modificaciones que trae consigo el cambio de Blair a Brown, no sólo se limita a trajes o presencia pública. El primer ministro británico utiliza el viaje para reafirmar sus relaciones personales e intenta ampliarlas a un presidente neoconservador y crear una base amplia entre ambas naciones. Brown está decidido a superar las diferencias políticas, en parte preparando el terreno para una relación sana con el sucesor de Bush, el año entrante, quien sea que resulte elegido. (...) Como internacionalista convencido, el primer ministro refuerza su apoyo a Estados Unidos más que a su presidente.”
Apoyo alemán para Borwn
Tagesspiegel, de Berlín: „En lo que se refiere al tema Irak, Brown no podrá mantener una política de péndulo entre fidelidad a Estados Unidos y señales de retirar sus tropas de Irak. Y el desagradable tema de Europa también volverá a la agenda cuando se trate de negociar los detalles en torno al Acuerdo de la Unión Europa. Por interés propio, Merkel no debería demandar demasiado de su nuevo socio. Desde que al nuevo presidente francés, Nicolas Sarkozy, le da por actuar de forma individual París ya no resulta tan confiable. Tanto más necesita la canciller al nuevo hombre en Londres.”