Bruselas, preocupada por Caracas
25 de mayo de 2012
El anuncio de un posible retiro de Venezuela de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) fue motivo de un debate en el pleno del Parlamento Europeo. Y de una resolución. La eurocámara expresa su preocupación: esta intención de Caracas podría sentar un mal precedente en la región, aislar a Venezuela y añadir un elemento más en su contra "en su historial de derechos humanos".
De llevarse a cabo, el retiro del sistema americano de derechos humanos podría redundar en un menoscabo de la autoridad de sus organismos. La labor de éstos en los cincuenta años de su existencia es vista con buenos ojos, básicamente, en todo el espectro político del Parlamento. Así, todos concuerdan: la UE hará bien en recordarle a Venezuela las bondades de pertenecer al sistema interamericano de derechos humanos y en respetarlo, señala el texto.
¿Una nueva comisión de derechos humanos?
Casualidad o no, pocas horas antes de la resolución europea el ministro venezolano de Exteriores, Nicolás Maduro había invitado a sus homólogos, en una reunión de UNASUR, a “desmontar” la CIDH, "una estructura decadente"parte de la "burocracia internacional dictada desde Washington".
En el marco de la CELAC, así el ministro venezolano, se podría crear una nueva instancia más acorde a la experiencia latinoamericana. Con todo, la eurocámara solicita a Venezuela no desconocer las convenciones y cartas internacionales y regionales que ha firmado.
Relaciones difíciles
Fuentes de la CIDH confirmaron a DW que desde el año 2002 Caracas no permite las visitas de observación y –en el ejemplo más actual- rechaza la solicitud de la CIDH de investigar hechos violentos ocurridos en una prisión del país, aduciendo que todo está esclarecido. Sea como fuere, claro está que la CIDH no es demasiado bienvenida en Venezuela.
El anuncio venezolano, en el ala conservadora-liberal de la eurocámara, actuó como resorte para convocar una resolución de emergencia. En el otro lado del espectro político se abrió, entonces, la puerta a la duda de manipulación e intento de injerencia en un país en período electoral. Así lo resaltaron tanto políticos del bloque ecologista, del socialdemócrata y de la izquierda, si bien no faltó quien subrayara lo polémico y demagógico del discurso del presidente Chávez.
"Nos guste o no", así la diputada socialdemócrata María Muñiz, "se trata de un presidente democráticamente elegido y firmar o no los acuerdos internacionales –sea o no criticable- cae bajo la potestad soberana de un Estado."
¿Se puede abandonar la CIDH?
Por otro lado, ¿puede Venezuela o cualquier otro país abandonar sin más la CIDH? Sí, se podría, explican fuentes de la CIDH, sólo que salir de esta comisión -parte integral de la Organización de Estados Americanos- es sinónimo de abandonar la OEA. Sus 35 integrantes son miembros de la CIDH. Esta explicación deja sin efecto un argumento esgrimido en el debate en el sentido de que, sin que nadie se preocupe demasiado por ello, diez países americanos –entre ellos Estados Unidos y Canadá- no sean miembros de la CIDH. Entonces, se plantea otra vez la pregunta: ¿cuál es concretamente la idea de Caracas? ¿Abandonar la OEA?
Comisión, Convención, Corte
Lo que es suceptible de "abandono" –o no acatamiento de su jurisdicción- es la Corte Interamericana de Derechos Humanos, que se basa en la Convención Interamericana de Derechos Humanos. Ésta entró en vigor en 1979 y prevé que las violaciones a los derechos humanos pueden ser llevadas a juicio. Y ahí sí, los países pueden reconocer o no su competencia; éste último es el caso de Estados Unidos, Canadá, Cuba (que salió de la OEA en 1962 y fue readmitida en 2011) y Trinidad y Tobago.
Que este último haya denunciado la Convención en 1998 es otro de los argumentos que se esgrimen para relativizar el peso de la posible decisión de Caracas. Cuando esto sucedió, el Parlamento Europeo no se pronunció, recuerdan algunos parlamentarios. ¿El motivo de la salida de Trinidad? Según fuentes de la CIDH, el Estado caribeño no había abolido la pena de muerte y no quería ser llevado a la Corte.
Con todo, a pesar de que, en caso de que los países no hayan ratificado la Convención, la CIDH no cesa en su monitoreo de los derechos humanos, ni cuando sus miembros han sido suspendidos, como fue el caso de Habana y de Tegucigalpa: precisamente en esos momentos, según la CIDH, es cuando los derechos humanos más requieren de apoyo.
Cartas a Videla, a Pinochet, a Carmona
Cuando en 2002 el golpe militar contra el presidente Chávez, la CIDH se dirigió al gobernante de facto, Pedro Carmona Estanga, para indagar por el paradero del presidente. Y ordenó medidas cautelares, agradecidas después por el gobierno de Caracas. Fue más tarde que Hugo Chávez cambió su actitud hacia la CIDH, es decir, cuando empezaron las críticas a su gestión, sobre todo en el campo de la libertad de expresión.
No obstante, haciéndose eco del enfoque venezolano, el reconocimiento del gobierno de Carmona es otro argumento que se utiliza. Pero, ¿a quién más se va a dirigir, preguntan fuentes de la CIDH, si no es a quien detenta el poder? En su momento, confirman, también se dirigieron a Videla y a Pinochet.
¿Seguir cooperando?
Así las cosas, mientras los menos duros con Caracas subrayan lo prematuro de la resolución de emergencia y los más críticos recalcan su profunda preocupación por el posible aislamiento de Venezuela. También la Comisión Europea se pronuncia al respecto, “animando a Venezuela a seguir cooperando plenamente con la protección de Derechos Humanos a nivel internacional y regional". Y, según declaraciones en plena campaña venezolana, eso es lo que quiere Caracas, pero con organismos más adecuados a la realidad latinoamericana.
Como fuere, y cualesquiera sea la decisión de Caracas, todo lo acontecido hasta el momento, informa la CIDH, cae bajo los acuerdos firmados y, en tal caso, igual sería susceptible de ser llevado a la Corte. Pero eso requiere tiempo y, hasta eso, el momento electoral habrá pasado.
Autora: Mirra Banchón
Editora: Cristina Papaleo