Bruselas contra la crisis
11 de julio de 2011Publicidad
Hacia Estados Unidos se mira desde Europa no sin cierta envidia. O tal vez sea resquemor. Al borde de la insolvencia se encuentra el gigante norteamericano. Pero como las agencias de rating son estadounidenses, se dice, no pasa nada. A este lado del Atlántico, sin embargo, por la misma situación hacen S&P y compañía tambalear países enteros, ponen en peligro el euro y generan estragos económicos con sus valoraciones. Grecia, Irlanda, Portugal, España y ahora también Italia están siendo víctimas, mientras la Casa Blanca sigue sin presupuesto que cubra todos sus gastos.
Pero los europeos saben bien que de poco sirven los lamentos. La influencia que ellos mismos les han dado a las agencias tiene sus consecuencias. Las deudas igualmente. Alcanzando el 120% de su Producto Interior Bruto, Italia, por ejemplo, es el país que más debe del mundo occidental. La falta de competitividad representa otro extendido problema. En el encuentro de ministros de Finanzas de la Unión Europea celebrado en Bruselas se volvió a hablar de ayudas y paquetes en pro de la moneda única. Pero los europeos también empiezan a sospechar que el dinero solo no será suficiente.
Apagar el fuego, tranquilizar
Cualquier cosa, menos que Italia caiga, rezaba la premisa en la capital belga. En el papel del bombero volvían meterse los ministros de Finanzas: venían primero a apagar el fuego, luego a tranquilizar a los mercados, que durante todo el día acosaron al sur del continente. Antes que ellos habían acordonado el terreno el presidente del Banco Central Europeo, Jean-Claude Trichet, el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, el presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker y el Comisario de Asuntos Económicos y Monetarios, Olli Rehn, congregados por el presidente del Consejo Europeo, Herman van Rompuy.
120.000 millones de euros podría llegar a contener el nuevo acto comunitario de apoyo a Grecia. Aun tras los encuentros de hoy sigue éste sin obtener cuerpo y forma porque la participación en el paquete de entidades privadas continúa presentándose controvertida. Alemania, los Países Bajos y Finlandia la exigen, pero reconocen que una obligación emitiría la señal equivocada. Exenta de presión, la posibilidad de que la contribución no pase de la mera acción simbólica es alta.
Sin embargo, en Bruselas se trataba hoy de decir que habrá más ayudas. El compromiso debía sosegar el ambiente en los parqués y evitar que el efecto dominó se extienda de Atenas a Roma. "Necesitamos un mensaje de estabilidad, no sólo de cara Grecia, sino al conjunto de la zona euro y más allá", valoró el ministro de Finanzas griego, Evangelos Venizelos. Para servir a esto ratificaron los políticos un nuevo Mecanismo de Estabilidad del Euro, que entrará en vigor permanentemente, dotado de 700.000 millones de euros -de los cuales se pagarán 80.000 millones en efectivo- cuando el actual caduque en 2013. E intentaron apuntalar su llamado a la relajación con conocidas frases de resistencia.
“Europa está preparada para defender la eurozona”, dijo el representante holandés, Jan Kees de Jager; “Italia puede salir de esto sola”, aseguró su homóloga española, Elena Salgado; “Italia va por el camino correcto”, añadió el ministro alemán Wolfgang Schäuble.
Ahorrar, reformar
Pero Italia apenas ha crecido durante los últimos años. Y la balanza comercial portuguesa es negativa. España tiene enormes problemas de competitividad y desempleo. La ayuda financiera sirve en la emergencia, los recortes son ante la deuda una lamentable necesidad (en este campo han presentado todos los Estados en aprietos sus planes y estos han sido acogidos en Bruselas con aplausos). Pero sólo con la transmisión de fondos de Europa a las naciones no basta, advierten los expertos y registran los políticos.
“Todos los países de la eurozona tienen que ahorrar y reformar sus economías, así es cómo se avanza”, declaró Kees de Jager. Es por eso que algunos países miembros, entre ellos Alemania, y no pocos economistas consideran contraproducente aumentar en capital el Mecanismo de Estabilización del Euro, una opción que se baraja ya que éste podría no bastar si Roma tiene que pedir dinero. El fondo, alegan, oferta seguridad en caso de turbulencias internacionales, pero no ha de relegar el emprendimiento de los acuciantes cambios de base.
Y así se debaten los europeos entre los estrechos márgenes de tener que emitir de cara a los mercados y a las agencias de rating unidad en la salud y la enfermedad, y hacia el interior advertencias de pelea para los que se duerman en los laureles del matrimonio comunitario.
Autor: Luna Bolívar/ Christoph Hasselbach/ dpa
Editor: José Ospina Valencia
Publicidad